Capítulo 41.

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Emery

     Lo primero que hice al bajar de mi coche fue saludar a Katerine, abrazarla y darle mis más profundas condolencias. La note demasiado exhausta, no paró de llorar en ningún momento mientras más gente iba entrando al cementerio.

     Cuando Dustin me mando la direccion por mensaje me sorprendió que se hiciera aquí, más que un velorio, se trata específicamente de un entierro, ya que un velorio no se hace, al menos que yo sepa, al aire libre, además suelen durar días enteros y acude mucha gente. Gracias a Dios, solo he asistido a un velorio en toda mi vida, el de mi abuela Ruth por lo que no estoy tan al tanto de esta clases de ceremonias pero estoy casi segura de que esto más que un velorio parece ser solo un entierro.
     Hace masomenos diez minutos que me encuentro recostada en una pared de ladrillos a solo unos pasos de la entrada del cementerio, Katerine se ha adentrado al lugar después de recibir a un par más de personas que supongo que eran parientes o conocidos de Hector. Me ha dicho que Dustin aún no había llegado, lo que me pareció muy extraño debido a las circunstancias, asi que decidi quedarme en la entrada esperandolo, lo cierto es que me siento mas comoda aqui afuera de lo que me sentiría allí dentro cerca de todos esos desconocidos.

     —¿Emery? —escucho que me llaman y entonces levantó la cabeza, encontrándome con alguien que de verdad no esperaba ver hoy.

     Jackson viste unos Jeans negros y una camisa también negra, su expresión de seriedad y las ojeras bajo sus ojos me afirman que la noticia de Héctor también lo afectó.

     —Hola —contesto sin saber qué decir.

     —¿Qué haces aquí? —justo luego de hacer esa estúpida pregunta, se retracta. —:Es decir... ¿tú conocías a Héctor?

     Me lo quedo observando unos segundos y él también me sostiene la mirada.
     Solo tuve un par de oportunidades de ver a Héctor, ya que luego Dustin no quiso volver a invitarme a ir a su casa.

     —Sí, aunque tal vez no tanto como tu.

     Jackson parece estar más allá de lo incómodo y sé, que al igual que yo, no tiene idea de qué decir.

     —¿Haz visto a Dustin? —le preguntó finalmente.

     —Fue a buscar estacionamiento —responde frotándose el cuello. —Debe estar llegando. ¿Vamos adentro?

     Justo cuando estoy por asentir veo a Dustin caminando hacia nosotros, su imagen es realmente lamentable. Debajo de los ojos lleva grandes y oscuras ojeras, su expresión es de pura tristeza, parece abatido, destrozado. Tiene puesta una camiseta negra que se le ajusta en los brazos, unos Jeans negros idénticos a los de Jackson y sus típicas botas también negras.

     —Hola, Em —me saluda Dustin.

     —Hola —respondo incómoda. —Oye, sé que ya te lo he dicho pero de verdad lamento lo ocurrido.

     Tenía la mera necesidad de volver a decírselo.

     —Entremos —dice con su mirada fija en mí, Jackson va delante de nosotros.

     Dustin camina con la cabeza abajo y arrastrando los pies. Siento escalofríos cuando veo que comienzan a aparecer las lápidas a medida que nos adentramos en el cementerio.
     Finalmente logró ver un grupo de personas amontonadas en un lugar, un frío indescriptible me recorre la espalda cuando captó el ataúd en el medio de todas las personas, al lado de una excavación, en donde lo enterraran luego de la ceremonia, supongo. Un papa se encuentra justo al lado del ataúd, con la túnica blanca que le llega casi a los pies y una biblia en las manos.
     Suelto un suspiro mientras observo cómo los presentes se acercan a Dustin para abrazarlo y darle los pésame. Jackson se queda parado a mi lado en silencio.

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