Capitulo tres.

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Gerard.
Estaba vivo.

El día anterior, estaba seguro de que iba a morir y ahora amanecía, aún con vida, en un lugar que nunca antes había visto.
En una cama, con sábanas limpias, tan suaves que creía que eran seda.

Y entonces recordé todo.

El vampiro regreso a verme...
El vampiro me pidió ir con el, y yo acepté a cambio de saber su nombre.

Frank...

Un hermoso nombre.

Estruje entre mis dedos aquella suave tela, no sabiendo si sería la última vez que lo haría.
"Buenos días." Su voz me hizo respingar, obligándome a verle fijamente.
Estaba en la esquina de la amplia habitación, vestido de un traje realmente elegante, a diferencia de la noche anterior donde disponía de una ropa demasiado casual.
Se veía muy guapo... Como un sueño.
"He muerto?" Pregunte en voz alta. El castaño río negando mientras se acercaba lentamente a mi, sentándose en un costado de la cama.
"Aún te oigo respirar, y el color en tus mejillas sigue siendo rojo." Sus ojos avellanas me veían fijamente mientras lo único  que podía pensar era en perderme en ellos.
"Ah... Yo... Qué hago aquí?" Me apresuré a preguntar, con mis dedos ya entrelazados, apretándose entre sí de los nervios. El alzó una ceja intrigado, poniéndose de pie y yendo hasta un cajón que había en frente.
"Hicimos un trato, no recuerdas?" No respondí. Lo recordaba, más creía que era solo producto de mi imaginación, hallándome en un estado moribundo."Te revele mi nombre... A cambio tu vendrías conmigo." Me dijo ahora dirigiéndose a mi de nuevo, extendiéndome su mano mientras en la otra sostenía un par de prendas bien dobladas.
"Tú... Me... Me comerás?..." Frank abrió los ojos con sorpresa soltando después una carcajada espontánea que me hizo erizar.
Era un sonido realmente hermoso, si me lo preguntan.
Aunque no me sorprendía.
Todo en ese vampiro lo era.
"Posiblemente..." Exclamo con una muy amplia sonrisa, dejando ver sus blancos  dientes, acercándose a mi fugaz, colocándose a un costado de mi cuello, sintiendo su aliento chocar con mi piel. "Hueles apetitoso..." Sentí su nariz acariciarme, cerrando los ojos por instinto, ladeando mi cabeza para darle más acceso.
Y es que, me estremecí con aquellas dos ultimas palabras... Sintiéndome importante. Deseado...
"Pero para poder comerte como a mí me gustaría, primero deberías engordar un poco. Por ahora deberías tomar un baño, ven." Sentí la ausencia de su presencia cerca mío, volviendo a respirar por la lejanía de su persona.
Abrí los ojos viéndole aturdido, procesando cada palabra que me había dicho.
"Doy asco cierto?" Desvíe la mirada avergonzado.
"Como?"
"Estoy raquítico y demasiado sucio. Seguro tengo infecciones... Doy asco. Lamento no poder ser una buena comida." Escuche un largo lapso de silencio para luego ser abruptamente removido de mi cómodo lugar.
Mis ojos perdidos veían ahora la espalda de Frank, quien me jalaba hasta lo que descubrí después era el baño, en conjunto a la habitación.
Me soltó un breve momento para empezar a abrir la regadera, dentro de una cúpula de cristal, tocando el agua de vez en cuando, hasta que después de unos minutos se volteó hacia mi neutro.
"Quítate la ropa." Dijo sin más. Apreté los labios desilusionado.
Me apresuré a hacer lo que me pedía, viendo cómo me abría el paso, indicándome que me metiera al agua.
Al dar el primer paso en esta, el sentir el agua tibia, me hizo suspirar.
Hacia tanto que no podía degustar de tal sensación y eso sólo me confirmaba el hecho de que realmente no estaba soñando.
Me enjuage la cara volteándome para mojarme en otro ángulo, abriendo los ojos y mirando hacia abajo, notando como la suciedad abandonaba mi cuerpo.
Me sobresalté retrocediendo a lo siguiente que ocurrió.
Frank había entrado al agua conmigo, tomando el jabón que estaba de lado y empezando a crear burbujas en mi piel.
"Estoy... Su...cio" trate inútilmente de zafarme de su agarre, pero obviamente el era más fuerte.
"Quieto." Susurró. Me detuve resignado, recibiendo sus dulces caricias en mi cuero cabelludo, donde aplicaba el shampoo con aroma a menta. "No quiero comerte." Murmuró.
Respingue tragando saliva pronunciadamente, bajando la mirada. Me sentía decepcionado por ello.
Que esperaba?... Solo por qué me haya dicho que olía apetitoso, no significaba que de verdad así fuera, mucho menos que me deseara. Iluso. "No quiero lastimarte, Gerard." Le mire extrañado e intrigado. "No te traje a aquí para alimentarme de ti, para eso tengo a mis súbditos" parpadee perdido desviando la mirada. Súbditos?... Tenía a personas que lo alimentaban?...
"Y para que estoy aquí?" Mi voz sonó demasiado frágil y temía que el castaño se diera cuenta de ello.
No me respondió enseguida; tomó su tiempo para terminar de bañarme y ayudarme a secarme, extendiéndome un par de prendas enseguida. "Son de Ray. Es alguien más o menos con tu complexión, pero él no está tan Flaco, así que te quedarán algo holgadas" las tome aún si verle a la cara.
Me sentía irritado.
Pero que más daba... No podía culparle por no desear comerme.

Mordisco. >>Frerard<<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora