Capitulo seis.

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Gerard.
Me desperté levemente al oír la cautela con la que el castaño trataba de hacer el mayor silencio posible.

Sonreí.

--- Has llegado...--- Me incorporé tallando mis ojos aún somnoliento mientras veía al mayor a unos metros de mi, que aún se sacaba la corbata.
--- Hola Gee... Lamento despertarte tan temprano.--- Negué enseguida sonriendo.
Frank termino de sacarse el traje de esa ocasión quedando solamente en ropa interior; le extendí mi mano, siendo tomada, para así jalarlo hasta la cama mirando la hora de reojo.
Tres am.
El mayor me envolvió en sus brazos y así caí de nuevo en mi sueño profundo, con el calor corporal de mi vampiro protector, transmitiéndome tranquilidad.

Desperté horas después, cuando los rayos del sol golpeaban mi cara gritando que me levantase, sintiendo un frió erizar mi cuerpo.
Frank se había levantado, así que me obligue a abrir los ojos y admirarlo desde donde estaba.

Como si fuera una rutina, su cuerpo sentado en la silla de aquel mini comedor, con la mirada avellana perdida en la ventana abierta de la habitación con vista al bello paisaje del que ahora eramos presentes, pues durante un par de meses, tres para ser exactos, el castaño y yo habíamos vivido en aquel sitio apartado de la cuidad donde el me mantenía a salvo de su familia, la cual me odiaba, aunque el se empeñaba en desmentirlo.

---Buen día... de nuevo.--- Respingue siendo atrapado en el acto de observarle sonrojandome enseguida y asintiendo para así erguirme por completo y ponerme de pie.--- Usa las pantuflas, esta muy frió el piso.--- Fruncí el ceño.

--- Tu no puedes sentirlo.--- articule.

--- Naturalmente, pero se que lo esta, así que pontelas.--- Reí.

--- No puedes protegerme de todo, Frank...--- Hable con calma mientras daba grandes brinquitos con las pantuflas ya puestas, llegando hasta el mayor y ubicándome así en sus piernas, donde el ya me recibía con los brazos abiertos, enrollando los míos a su cuello.

El vampiro me sonrió y se que lo hacia por la confianza que últimamente nos estábamos teniendo, sobretodo de mi parte hacia el.

Había aprendido a rendirme en muchos aspecto y sin darme cuenta había desarrollado un afecto especial por Frank el cual ahora estaba seguro podría ser capaz de destruirme por completo, pero por alguna razón no tenia miedo, no tratándose de el.

--- Feliz cumpleaños.--- Me susurro en el oído, estremeciéndome al sentir el contacto de su aliento a mi cuello, y el roce de su nariz. Solté una risita encogiéndome por las cosquillas, viendo como las manos tatuadas del avellana iban hacia la bandeja de enfrente colocada en la mesa, destapando esta y mostrando así un pequeño pastel personal completamente de chocolate.

Entonces las lagrimas no se hicieron esperar, con un gran nudo en la garganta que amenazaba con romperme.

--- Por que?...--- Dije vagamente, y es que era imposible no enamorarse de alguien tan genial y maravilloso.

--- Por que es tu cumpleaños, obviamente. Vamos, Gee. Sopla las velitas.--- Asentí riendo estúpidamente mientras hacia lo que el castaño me pedía.

Y pedí un deseo...

Fue egoísta lo se, pero jamas le había pedido nada a la vida, y ansiaba que aquel primer capricho me lo cumpliera... estar con Frank por siempre.

Entonces el balde de agua fría que venia con esa mañana de mi vigésimo primer cumpleaños me cayo sin piedad trayéndome a la realidad de el ciclo de el tiempo.

--- Frank...--- El castaño me incito a continuar sonriéndome levemente mientras tomaba una cuchara tomando un pedazo de pastel para dármelo en la boca.--- Puedo... puedo pedirte algo?...--- Decidí poder al fin tener una petición a mi salvador, lo cual al castaño no pareció disgustarle pues los ojos le brillaron mirándome atento.

Mordisco. >>Frerard<<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora