Mordisco. >>Frerard<<

Capitulo cuatro.

Gerard
Las piernas me temblaban por alguna razón que realmente no conocía.

Los penetrantes ojos de Linda y Cheech Iero me consumían lentamente en agonia, mientras estrangulaba mis dedos desviando la mirada pero volviendo a ponerla fija en ellos, inevitable.

"Es que simplemente no lo puedo entender!!" Gruñía la vampiresa. A mi lado, se hallaban los cuatro seguidores de Frank, con las miradas bajas.
"Señora, si me permite... No cree que debería mejor preguntarle a Frank..."
"Oh cállate Raymond!. No puedo entender cómo es que pensaban ustedes mantener esto en secreto. Copularon con mi hijo guardando a este sucio mundano en su habitación. Siguiendo sus caprichos fraternales!! Ridículo!" Linda siguió observándome, y si las miradas mataran, ya estaría bien podrido. "Robert has llamado a Frank?" El rubio de ojos azules respingo asintiendo enseguida.
"Está en camino, señora." La mujer asintió poniéndose de pie del asiento de cuero en el que estaba postrada junto a su marido, caminando directamente a mi. Baje la mirada siendo obligado a subirla de nuevo, con sus manos enterrándose en mi mandíbula con fuerza. "Mírate!! No tienes nada de especial!!, ni siquiera te ha mordido. Por qué te ha traído aquí!?" Me mordí los labios tratando de no verla. Sus ojos se habían puesto oscuros en un segundo dirigiendo ahora estos a mi cuello. "Debería probarte para así saber que tan buena es tu sangre..." Y en un segundo, su lengua se pasaba por mi cuello preparándome para su merced.
Intenté moverme, oyendo mis propios lamentos guturales que se escapan lastimeros. "Quieto." Ordenó. Entonces el terror me invadió.
No podía moverme.
No podía tener control de mi cuerpo.
Las lágrimas me ahogaban, mientras me estremecía más y más desplomandome.
Intenté decir su nombre, intente pedir su ayuda, intente...
"Fra...n..k"
"Suéltalo, ahora!"pero era demasiado tarde.

Frank.
La llamada de Bob me había helado el cuerpo de por sí ya frío que poseía.
A pesar de estar en medio de una reunión con los gerentes de las sucursales de nuestra empresa, abandone está inmediato a penas lo supe.
Y solo pensar en su débil y febril cuerpo me hizo estremecerme aún más.

Llegue a los condominios en cuestión de tiempo, apresurándome en mi búsqueda de el entonces lo sentí...
Su temor combinado con la primera gota de sangre que se resbalaba por su cuello.
Irrumpí el despacho de mis padres sin delicadeza, con el estomago revolviéndose en mi interior, llenándome de una cólera indescriptible al ver la escena ante mis ojos.
Sus labios pálidos pronunciaban leve mi nombre, casi en susurro.
"Suéltalo, ahora!" Y jure que la habitación se removió junto con el sonido de mis seguidores, que chillaban en el suelo, retorciéndose del dolor.
Mi padre me abrió los ojos interesado caminando hasta mi madre quien ya había quitado sus colmillos de mi mundano y ahora lo sostenía del cuello sin delicadeza viéndome ofendida así como enojada.
"Como osas usar ese tono de voz en mi!?" Gruño. Más poco me importó su furia; más temprano que tarde, mis manos se hallaban ya en el pelinegro moribundo, arrebatándoselo a mi progenitora y acunandolo entre mis brazos.
"No tienes ningún derecho a entrometerte en mis asuntos!"
"Es un humano!!, su maldito olor navegaba por todo el condominio!. Inundó mis fosas nasales enseguida, cariño. No puedes mantenerle aquí." Dijo ella tirando desprecio al pequeño ser que ahora se veía en mi cuidado.
Le mire queriendo protegerle y que dejara de verse tan mal... Parecía un simple papel, uno casi sin vida.
Pero aún oía su corazón palpitar, y eso me devolvía poco a poco mis sentidos.
"Raymond." Le llame. Enseguida el moreno alzó su vista tomando una gran bocanada de aire. Sus ojos estaban rojos y sus piernas parecían de gelatina.
El efecto que les causaba a mis súbditos.
"Llévate a Gerard de aquí. Vayan a mis dominios." Ordene volviendo mi vista a mi mundano.
"No puedes estar hablando enserio!!"
"Hablo lo más serio que puedo" articule a mi madre quien me veía con intensidad de furia controlada.
Ray tomó al pelinegro con cuidado retirándose, yendo tras el Jamia, Lindsay y Robert.