Capitulo diez.

1.1K 172 75
                                    

Frank.

Mis ojos se abrieron al sentir una presencia ajena a lo que me rodeaba.

Sentía que todo solo había sido un perfecto sueño del que jamás quería despertar, sin embargo ahí estaba, con mis piernas entrelazadas a las de mi pelinegro, con mis brazos estrujándolo hacia mi, y su calidez envolviéndome.

Entonces fruncí el ceño.

Gerard estaba cálido.

Un vampiro, sea cual sea su clase, no era cálido.

--- Frank.--- Mire enseguida al llamado de la puerta donde provenían unos leves toques que bien para mí, eran claros.
Con cuidado me levante yendo inmediato a abrirla, si bien, ya sabia quien era.
--- Ray.--- Sus orbes me miraron asombrado y preocupado, pasando a un lapso de alivio.
--- Maldicion, nos tenias con los nervios!!--- Exclamó entrado a la habitación, cerrando esta enseguida. --- Todo es un caos en los condominios. Tú madre... Oh tú madre de verdad que esta hecha una fiera; contrabajo y pude salir de ahí. Y Megara!!, esa mujer es el diablo en persona!! No sé cómo es que te has prometido con ella.--- Suspire mientras veía de reojo como el pequeño bulto en la cama se movía palpando al lado que yo ocupaba anteriormente y despertar enseguida después de ello.
--- Gerard!... Pero que....--- El moreno miro al de ojos verdes brevemente, repasando lo poco que este dejaba ver, tomando en cuenta que tenía medio cuerpo tapado.--- Por los mil demonios!!!, pero si te han consumido!!!--- Me miró intrigado y luego al pelinegro e intercalo aquello varias veces hasta que simplemente bufo y se sentó en el borde de la cama.--- Supongo que le has salvado la vida, así que eso es lo importante.
--- Pensé que llegarías antes.--- Habló Gerard con cierto temor, pues si no me equivocaba y nunca era así en mis súbditos, eso era lo que el pelinegro sentía respecto a la reacción de Ray por su nueva condición.
Pero si había algo que me extrañaba de igual forma era, el que este aún no se diera cuenta.
--- Como le decía a Frank, está todo hecho un desastre en casa. --- El moreno me miró decidido---Yo creo que lo mejor sería que regreses y enfrentes los cargos que Megara te pondrá. La corte te comerá vivo pero podemos defenderte con un buen abogado. No lo sé, inventamos cualquier cosa que explique el por qué mantienes a un mundano "cautivo."--- Entonces mis sospechas parecían cobrar demasiadas interrogancias.
--- Pero ese ya no es el caso.--- Habló Gerard. Ray le miro confuso tratando de analizarle determinadamente.
--- De que hablas?---
--- De esto.--- Respondió mi nuevo seguidor quien se había acercando al moreno ladeando su cuello para enseñarle la marca de unión.
--- Que!?.... Pero... Que!!?--- Ray le tomó enseguida inspeccionando cada detalle de esta, tomando luego el mentón del pelinegro y observándole con cautela antes de por fin mirarme perdido.
--- Frank...
--- Lo sé.--- Respondí de igual modo, acercándome cauteloso a mi mundano, que a pesar de ya no serlo, no lo aparentaba.
--- Que sucede?--- Preguntó preocupado. Tome aire mirando a esos bellos ojos que conservaban a la perfección su color. Sus mejillas seguían viéndose en acumulación de ese color carmín y si... Ahí estaba... Su corazón palpitante.
--- Sigues.... Vivo...







Entre a paso firme y altivo, como solo yo podía demostrar ser en un lugar como mi condominio, recibiendo enseguida la mirada de todos lo que ahí residían.
Desde algunas tíos y primos, con sus seguidores, hasta uno que otro sirviente que mi madre tenía a su disposición.

Camine a un paso constante, sin perder la vista de mi pobre humano que se veía más triste y perdido desde que le había dicho su extraña situación.
Y es que, estoy seguro pensó que no le convertí, pero no podría mentirle en algo como eso.
No señor.
Yo realmente, mordí a Gerard con la intención de volverlo inmortal y egoístamente quitarle la vida, cegado por todo el amor que realmente le tenía.

Suspire.
Ray venía tras el con una cara de nervios y terror a la vez en la que nos íbamos acercando más y más hasta ese imponente lugar que odiaba pisar.

Entre sin previo aviso, sobresaltando a los seguidores de mis padres que se hallaban a sus lados, esperándome, obviamente.

--- Te notas demasiado tenso, Frank.--- Mi progenitora se puso de pie, chocando sus tacones contra él piso, para así aproximarse hasta mi, no sin antes mirar intimidante a mi pelinegro, que bajo enseguida la vista abrazándose a sí mismo.
--- Deja de verlo así.--- Dije con notable enojo. Ella me sonrió dirigiendo sus ojos a mi.
--- Te ves bastante recuperado... A pesar de que Megara ha dicho que te había dejado moribundo.
--- Me he alimentado.
--- Raymond?
--- Gerard.--- Oi sus dientes chocar, pasando de largo de mi y tomar a mi mundano con saña, descubriéndole la playera que traía encima, y jalándola de sobremanera para dejar a la vista su mordisco.
--- Pero que  mierda!?... Le has convertido!!!--- Me sentí hecho furia, yendo hasta donde estaba, quitando sus manos de él, y pasando su cuerpo tras mío, de manera protectora.
Sentí las manos de Gerard sostenerme firmemente de la camisa notando como se estremecía a cada extraña aura detonada por la pura sangre de mi progenitora.
Ella frunció el ceño a punto de gritar y entonces.... Lo noto.
--- Sigue vivo.--- Apreté mis labios en una fina línea desviando la mirada, mientras mis manos, se volvían puños.
--- Eso es lo que quiero hablar con ustedes. Estoy seguro de que le he convertido, pero... Mírenlo...--- Me hice a un lado, dejándolo a la vista de todos para que notasen lo que yo, no sin separarme por completo.
--- Eso es imposible!... Seguramente no le traspasaste tu veneno, Frank...
--- Por supuesto que lo hice!!!. No entiendo que está pasando.
--- Fascinante.--- Entonces tanto mi madre como yo callamos nuestras voces, mirando interrogantes a mi padre.
El sonrió caminando hasta nosotros y colocándose frente a Gerard; le tendió la mano que este a duras penas tomo y lo inspeccionó muy vagamente, cayendo en cuenta que lo que observaba más bien era su rostro.
--- Como se llamaba tu madre?--- Dijo mi progenitor.
Mi pelinegro balbuceó mirándome nervioso a lo que solo pude pasar una mano por su espalda para así transmitirle tranquilidad.
--- Donna. Donna Lee...--- Entonces empezamos a comprender un poco todo lo que estaba ocurriendo.
--- Que!?--- Mi madre jalo a mi padre hacia ella mirándole en busca de alguna explicación.--- Tu!, tú sabías esto, no es así!!
--- Frankie... Qué ocurre?....--- Las manos temblorosas de pelinegro me tomaron del brazo haciendo que le mirase con ternura.
Sin importar las personas lo jale hacia mi abrazándolo con cariño y repartiendo besos en su frente y coronilla.
--- Tranquilo, Gee... Todo estará bien.--- Suspire regresando la vista a mis padres que veían a Gerard, uno con admiración y melancolía y otro con rencor y cólera.
--- Y ahora que?--- Pregunte en resignación. Si alguien sabía más acerca de la condición de mi mundano, ese era mi padre.

Donna Lee, era la mujer mundana de la que alguna vez el se enamoro, de la cual fue separado.
Donna Lee, era una híbrida.
De abuela mundana y abuelo pura sangre, con padres humanos, pero una genética que traspasó su generación, y ahora estaba en Gerard.

Mordisco. >>Frerard<<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora