En su piel y sus palmas.

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La sorprendió la dicha por la tarde,
cuando se aprontaba a cerrar las cortinas.
Se fugaba soledad y aparecía presencia.
Se miraba tan entera, tan genuina.

Bailó con sutileza, cantó con fantasía
y jugó con fortaleza en plácida escena.
Se movieron tan serenas desatadas,
en libertad, vibrantes de alegría.

Pensó:"Cuando eres feliz te invade, resuena
no quedan espacios por cubrir.
Te ataca el suave filo de la veracidad...
Y el éxtasis, cual brebaje, te embriaga, te llena".

Porque pudo sentir el aire calmado
y entre las brisas charlar con su alma.
Porque el pesar yacía en su lecho acostado
y corría la vida en su piel y sus palmas.

Carta a la autoestima.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora