Armas.

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Las pisadas desaparecen,
y las huellas cual decreto,
han dejado de importar
plasmadas en el pavimento.

Me encojo cuando río
y las marcas me saludan.
¿Crees que no las he visto?
me miran desnuda.

Mi cuerpo tan falto de amor,
plácido de sombras,
me pide perdón en días impares
en noches de luz.

Aunque las huellas sigan
y mis marcas nos vigilen
mi cuerpo se aleja de tus juicios,
de tus misiles.

Carta a la autoestima.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora