CAPITULO – 14PETER
Así que las palabras salieron de su boca sentí un odio profundo hacia aquel hijo de puta, no lo puedo creer todo lo que dijo para ella. A cada insulto que decía era una punzada en mi corazón, cada lagrima que escurría por su rostro aumentaban las ganas que tenia de matarlo, demostraba ser tan fuerte y segura, pero en realidad aún era una niña, con miedos e inseguridades.
La apreté contra mi todo el tiempo, le dije que estaré para todo y que, si me necesitara, bastaba llamarme que iría. Cuando termino de contar todo se acurruco en mi pecho y puso su cara en el hueco de mi cuello, sollozaba y mi camisa esta mojada ya. Minutos después se quedó completamente dormida, su respiración en mi cuello y sus brazos envuelta mío se sentía tan bien, simplemente encajaba a la perfección en mí.
Dos horas después se despertó, yo no conseguí dormir ni un minuto siquiera, me quedé solamente mirándola dormir y sollozar de vez en cuanto. Abrió los ojos lentamente y su mirada se conectó a la mía, sonreí instantáneamente y ella hizo lo mismo.
-Hola... -sonrió refregando los ojos-
-Hola bella durmiente.
-Te robaste el sobrenombre que ti tonto. -me pego y nos reímos, bajo mi mirada se sonrojo y escondió su cara otra vez en mi cuello-
-Sos tan linda cuando te sonrojas. -le susurre y puso su cara aún más en mi cuello-
-No lo soy, deja de decir eso.
-Si lo eres. ¿Podrías mirarme tomatito? -la jodi y me pego otra vez, ahora sacando su cara de mi cuello y mirándome a los ojos-
-No me digas tomatito. -me miro mal pero no consiguió disfrazar una sonrisa que salió de sus labios-
-Bueno tomatito... -mire el techo y me pego otra vez riéndose- Un tomatito bastante agresivo. -me reí y miro abajo, levante su mentón e hice que me mirara a los ojos- No escondas tu sonrisa, y tampoco te enojes, te estoy jodiendo. -asintió y se rio-
-No estoy enojada tonto, es solo que... nunca estuve así con alguien.
-Y tu novio?
-Pablo no es de los chicos románticos, es para una follada y nada más. -me sentí mal cuando bajo su mirada triste-
-Pero terminaron no? -asintió aun con la cabeza baja- No te merece Lali, mereces a alguien que te quiera y te respete. No eso que vivías.
-Nadie va a quererme así, ya lo dijo Pablo y mi madre todo el tiempo.
-Estas engañada, sí alguien puede quererte. Y mucho.
-No te creo.
-Pues... deberías. -susurre y puse mi mano en su mejilla acariciándola, cierre los ojos y le di un beso bien marcado en la frente, sentí que cierro los ojos también. No quiero que haga algo que después se arrepienta, esta sensible y no quiero aprovecharme de eso- ¿Tienes hambre?
-Sí. -susurro y me pare con cuidado y la acomode en el sillón, la mire y sonreí para luego ir a la cocina preparar algo-
Abri lá nevera y los armarios buscando algo para hacer, y decidí por pasta con queso. Es una receta que hago muy bien y seguro le va a gustar.
Prepare todo rápido y serví en la mesa, aliste todo y la llame para que se sente. Miro todo con una sonrisa y se sentó cruzando las piernas. Es una mina linda y delicada, nunca nadie debería hacerle daño.
-Huele bien. -sonrió mirándome- Donde aprendiste a cocinar?
-Con mama -sonreí, es la mejor cocinera del mundo- Me enseñó todo lo que se. Algún día te enseño si quieres.
-Enserio? -asentí y abrió su linda sonrisa- Me gustaría mucho.Comimos entre charlas y risas. Cuando se convive con ella se percibe su otro lado, el sensible, el bueno. Una Lali no conocida por todos, pero la que logró atraparme de una manera increíblemente rápida.
Luego de comer, limpie todo y nos fuimos al salón. Nos sentamos en el sillón y puse una película, estaba medio tímida a mi lado y sentí ganas de abrazarla otra vez. Toque su brazo y me miro a los ojos, estendi mi brazo y sonrío acomodándose para quedar con la cabeza en mi hombro. Acaricie su pelo y así nos quedamos mirando la película.
Dos películas después mire la hora y ya era muy tarde, le dije para irnos pero se negó, no quería estar cerca de su familia ni encontrar a Pablo.
-Ven conmigo. -le propuse y al principio dudo-
-No Peter. Es tu casa. No quiero ser un estorbo.
-No sos un estorbo. Mi mama te adora.
-Pero...
-Nada de peros. Venís conmigo. -por fin después de mucho tiempo insistiendo acepto. Juntamos las cosas y nos fuimos a mi casa, Lali estaba toda tímida y cada vez que me miraba sonreía. Está más feliz, por lo que percibí. Odio verla triste, y aún más que llore, así que a partir de ahora haré lo imposible para no verla así otra vez. Nadie la va a lastimar. Nunca más-