CAPITULO – 2
PETERLuego de ese episodio en la clase me fui a casa. Estaba cansado y solo quería dormir, entre y mi madre estaba en la cocina preparando la comida, mi padre aún no llegaba y mis hermanos estaban cada uno en su habitación.
-Ma' llegue! -le grite subiendo las escaleras hacia mi habitación-
-Bien. Cámbiate y ven a comer. -me dijo y entre en el baño, necesitaba relajarme-Comimos todos juntos como siempre, mi familia lo era todo para mí. Eugenia mi hermana es un año menor que yo, y por eso no está conmigo todo el tempo en el colegio, al contrario mío tenía muchos amigos, todos que la conocían la amaban, tenía unángel especial.
Después de comer me fui a mi cuarto a acostarme un poco, puse mis auriculares y me perdí en la música, es una de las cosas que más me encantan en el mundo.
Media hora después me aburrí de quedarme solo y decidí salir a caminar, mejor despejarme la mente de esa chica un tiempo.Le dije a mi madre que me iba a caminar un poco y salí de casa, puse mis auriculares en el último volumen y me perdí en mis pensamientos. Pensaba en ella. Aquella morocha que me volvía loco y que no sé cómo sacarla de mi cabeza.
Cierre mis ojos para concentrarme en la música, Naive de The Kooks sonaba en mis oídos. Quería pensar en la música, solo en la música. Mala idea, idiota.
Choque contra alguien haciendo que se cayera al suelo. ¡Mierda! Me di la vuelta para disculparme y me quedé embobado una vez más.
Entre tantas personas que podían haberme chocado justo esa tenía que ser.
Lali.
Nos miramos a los ojos unos segundos y los dos estábamos absortos el uno en el otro. Le di mi mano para ayudarla a parar y la tomo, una descarga eléctrica corrió por mi cuerpo ante su toque, la ayude a levantarse y nuestras manos seguían juntas.
No sé qué me pasó, pero tenía la curiosidad de tocarla, ansiaba que me deseara tanto como la deseaba y acaricie su mano con mi pulgar, un gesto sencillo y lento. Agacho la mira hacia nuestras manos y se quedó mirándolas, no sé si lo que vi fue una sonrisa, pero cuando me miro otra vez se desmancho, sacó su mano de la mía rápidamente y me dio la espalda para volver a caminar.La mire alejarse. La forma en la que movía sus caderas al caminar, como su pelo se levantaba en el viento, sus labios, sus ojos, parecía no haber una imperfección.
Antes de sumir en la esquina se giró y me miró. Yo aún estaba parado en el mismo lugar y en la misma posición, me miró unos segundos y sonrío, la sonrisa más hermosa que había visto nunca, y se fue.
¿Ahora cómo sacar esa chica de mente?
LALI
Venía caminando por la calle y absorta en mis pensamientos, había discutido con mi madre hoy y solo quería salir a pensar un poco.
Sentí que alguien me choco y me caí al suelo. Era un chico. Cuando se giró, seguro para disculparse, vi que era el, el chico del lunar, se quedó mirándome mientras yo seguía en suelo, se percató y me ayudó a levantarme dándome la mano. Su mano era cálida y un escalofrío corrió por mi cuerpo, ya de pie aún nos mirábamos y seguíamos de la mano, sus ojos tenían algo que podía quedarme mirándolos una vida.
Cuando sentí que me acariciaba la mano agaché la mirada, su toque parecía fuego, me quemaba donde me tocaba, se sentía bien y sonreí. Cuando levante la mirada otra vez lo pille mirándome y pare de sonreír, tenía una mirada curiosa y divertida, saque mi mano de la suya rápidamente y me di la vuelta para seguir mi camino, no sé lo que tiene este chico para tenerme tan hipnotizada.
Miré hacia atrás una vez más antes de cruzar la esquina y sonreí, seguía parado en el mismo lugar mirándome, tenía ganas de volver, pero no lo hice, seguí mi camino y me absorbí otra vez en mis pensamientos.Me quede en una plaza cerca de casa hasta el anochecer, no quería volverme, pero tenía que hacerlo. Cuando llegue no había nadie y ni un billete avisando por qué habían salido. Es horrible el sentirse sola no estando sola.
Me fui a mi cuarto y me bañe, me quede por lo menos un cuarto de hora acostada en la bañera. Salí y me puse mi pijama de lunares negros, me sentía bastante cómoda con ellos, no me tapaba casi nada, pero como estaba sola no me importaba.
Me puse a ver una película y me hice unos pochoclos, sería una noche larga, pero por lo menos no había nadie gritándome o diciéndome que era una inútil.
No sé en qué momento, pero me quede dormida, me desperté con unos gritos y no quise abrir los ojos, sabía que mi paz se había terminado y ahora empezaría nuestro momento familia de los Esposito.
-Mariana que haces así de vestida y acostada en el sillón? -me gritaba mi madre- No tienes modales vos? Ándate a tu cuarto y ponte una ropa decente, mira si tenemos una visita, alguien importante y vos estas así. No sé qué tienes en la cabeza vos. Ándate ya y.... quédate en tu cuarto mejor. -me levanté y subí las escaleras hasta mi cuarto, las lágrimas salpicaban mis ojos, pero me negaba a llorar, no quería soltar una lagrima más por ellos-