CAPITULO – 11PETER
Dos semanas se pasaron desde ese día. Dos semanas que puedo decir que fueron maravillosas, estuvimos juntos todos los días, fuimos al parque, esta vez solos, comimos y miramos varias películas. Seguíamos siendo solo amigos y por ahora me gustaba así, nada más que besos en la mejilla y abrazos apretados siempre que podía.
Hace dos días con mi hermana descubrimos que mama está enferma y nos había escondido todo el tiempo. Me enoje un montón con ella por no habernos dicho que salí casi media hora antes para ir al colegio, necesitaba verla, escucharla o que simplemente me abrace diciendo que todo estará bien.
Llegue y no la vi en ningún lugar, la busque por todos lados y cuando estaba por desistir la vi, con su sonrisa hermosa y sus ojos brillantes, estaba rodeada por sus amigos y lo que menos quería era hacer eso, pero no tengo otra opción, la necesito más que nada ahora.
-Lali? -todos me miraron enarcando una ceja, como si fuera absurdo que le halara-
-Qué pasa? -dijo ella indiferente-
-Podemos hablar?
-No puedo ahora.
-Es importante. -dije apretando los ojos, no podía llorar enfrente a ellos-
-Perdón chico - ¿me dijo chico? – Ahora no puedo. -me miro una vez más y se giró para ir junto a sus amigos, no pude aguantar más y unas lágrimas salieron de mis ojos, estaba destruido y la única persona que quería que me ayudara tenia vergüenza de mi-
Con esta enfermedad mi mama corre un gran riesgo, solo necesitaba un abrazo y que me diga que todo estará bien. Quería no der ese yo que le da vergüenza, pero ahora veo que lo que es ella con sus amigos, percibo que no es así que quiero ser, no me gustaría tratar así las personas.
Y si no me quiere por lo que soy, no voy a cambiar para estar junto a ella.
LALI
No sé por qué lo trate así, pero la manera en la que mis amigos lo miraban era terrible, como si fuera una cosa de otro mundo que me viniera a hablar, así que mejor sería que no le hablara ahora y dejara para después.
Me mato la manera que me miro, pero sería peor recibir miles de insultos de mis amigos y creer que no es nada para mí cuando yo no hiciera nada.
Me fui con los chicos a una cafetería cerca del colegio, nos sentamos en la mesa del medio y antes del mesero llegar empezamos a hablar.
-Que hacia aquel chico hablándote? -me pregunto Agus mirándome extrañada-
-Sí, ¿cómo cree que puede llegar y querer hablarte así? -retruco Paula-
-No se chicos, capaz quería hablarme algo enserio, que se yo.
-Algo enserio? -dijo Pablo y todos se rieron- No puede querer hablar algo enserio con vos, ¿quién se cree?
-Déjenlo y ya está, no armen bardos. No importa mas.
-Armar bardos? Que, ¿lo defendéis ahora?
-No estoy defendiendo a nadie, solo digo que no es necesario seguir hablando de un tema que ya paso, dejen y ya está. -me miraron extrañados y enarcando una ceja, pero lo dejaron así, nos quedamos como una hora más ahí y todo fue bastante incomodo, pero lo importante ahora es como voy hablar con Peter y explicar lo que paso-
Le dije a los chicos que iba caminando, realmente quería estar sola en este momento. Hace tiempo que mis amigos ya no son los mismo para mí, que ya no me interesa estar con ellos todo el tiempo, y me gusta más estar sola que algún allí.
Llegue a casa y como siempre no había nadie, ni mi hermano estaba y me quede un poco mal.
'' Lo peor de todo, es cuando estás sola, si no con miles de personas a tu alrededor y aun así conseguís sentirte más sola que nunca. ''
Así me siento cuando no estoy con Peter.
Me cambié para una ropa más confortable y me senté en el sillón para ver una película. Miré alrededor y vi mi casa, vi lo grande que era y lo sola que me sentía. Vi que mismo llena de personas aún me sentiría sola, que en este lugar solo mi hermano me hace sentir completa y con ganas de vivir, pero que cada vez mas sucumbe a todo lo que mis padres piden y que de a poco lo están matando sin saberlo.
En esta tarde extrañe mis charlas con Peter, extrañe mirarle a los ojos y que me abrace cuando me siento mal. Aun no nos habíamos animado a algo más, no sé si él tiene algún recelo a hacer algo, pero me está gustando el ritmo que estamos yendo, me gusta que sea así de tranquilito y tierno.
Sonreí al imaginar nosotros acá, abrazados y mirando una película mientras que mis padres no están, me hacía tan bien estar con él, sentir su olor, sus labios en mi mejilla o en mi cabeza tranquilizándome. El me hace bien. Más que cualquier otra persona lo ha hecho y más que mis padres lo han hecho en toda su vida.