CAPITULO – 10LALI
Fue una tarde inolvidable.
Peter paso por nosotros a las tres en punto, me reí ante su puntualidad, llego con su carita de nene y s sonrisa con huellos iluminando el lugar. Cuando conoció a Alex no fue como todos que lo conocieron algún día, los otros siempre lo miraban raro o ni llegaban cerca de él, para mí es un chico normal, pero con una dificultad en expresarse. Ya debería haber aprendido que Peter es distinto, que no es como todo los otros que conocí, que tengo a mi lado. Es tierno, atento, siempre pendiente de lo que queríamos.
Alex lo adoro, con sus apenas siete años aprovecho todo lo que pudo en el parque con Peter, tenía una sonrisa que no la veía hace mucho tiempo. Nos divertimos un montón, fuimos a todos los juegos que Alex podía, y Peter le compro todo lo que quiso, por más que le dije que no siempre que me sonreía o me miraba haciendo un puchero acababa diciendo que sí.
Volvimos a las siete de la noche. Miré hacia la parte trasera del coche y Alex estaba dormido ya, había jugado como nunca y me sentí muy feliz, muy completa con su sonrisita. Luego mira a mi lado, Peter estaba concentrado en la carretera y tenía el ceño fruncido, lo que le hacía ver aún más tierno, lo mire sonriendo y por un segundo giro su caro conectando sus ojos con los míos, aparto rápidamente y con una sonrisa con el canto derecho de su boca siguió mirando afrente hasta que llegamos a casa.
Aparco el coche y bajo rápidamente de él, lo miré confundida cuando me abrió la puerta y me tendió la mano para ayudarme a salir, luego la cierro e hizo lo mismo con la de Alex, solo que a él lo saco en brazos, lo mire enarcando una ceja y se fue riendo hasta la puerta principal de mi casa.
-Vas a dejarme ayudarte con él o prefieres cargarlo sola? -me miraba con diversión y su sonrisa de acostado-
-Gracias por la ayuda. -le sonreí y asintió mirándome a los ojos, después de unos segundos aparte la mirada y abrí la puerta para infelizmente darme de cara con la única persona que podría hacer mi día un desastre-
-Mariana dónde estabas? ¿Porque este chico esta con su hermano en brazos, adonde lo llevaron? ¿Lo lastimaste? ¿Para qué haces esto, no te basta con ser quien y como sos y ahora quieres hacer lo mismo con Alex? -dijo todo muy rápido y sentí la ira creciendo en mí, no sabía porque me hablaba así y aún más delante de Peter, pero él no tenía la culpa de nada, solo quiso ayudarme como siempre-
-Peter... -me miro con el ceño fruncido, seguro no estaba acostumbrado con una escena así y debía de ser sorprendido por la manera en que me trato mi mama- ¿Puedes dejar a Alex en su cuarto, es el segundo a la derecha en el segundo piso? -asintió mirando mal a mi mama, pero ella tenía la mirada puesta en mi- Gracias. -le susurre mientras subía las escaleras con Alex en brazos-
- ¡¿Puedes responderme de una puta vez?! -me grito mirándome como si fuera una basura, pero con ella me sentía así, nunca me quiso y sé que nunca va aceptarme como hija porque no soy su barbiecita perfecta-
-Salí con él, quería despejarme y sé que él también lo necesita. Lo tienes todo el tiempo encerrado en su cuarto, necesita ser una crianza, necesita salir y jugar como cualquier chico de su edad.
-Pero no es normal, entiende eso de una puta vez Mariana. Nunca fue ni va a ser un chico normal, tiene una deficiencia que lo impide ser serlo.
-Lo tratas como in invalidado. No sabes lo feliz que estuvo hoy, se rio y le encanto estar con nosotros. A partir de ahora voy a salir con él, voy ayudarlo a ser feliz y no me importa lo que pienses. ¡No voy a dejar que acabes con su vida como lo hiciste con la mía! -le grité y salí dando un portazo, acabe olvidándome de Peter y me fui directo a la plaza cerca de mi casa, ahora necesito pensar y estar lo más apartada posible de esta mujer que se hace llamar mi madre- ¿Por qué todo me pasa a mí? -me pregunte al borde del llanto y siento que alguien se aproxima-
- ¿La? -Peter. Me olvide que lo deje solo en casa, me miraba con una preocupación tremenda y sentí unas ganas enormes de abrazarlo-
PETER
-Perdón por dejarte solo allá -me decía llorando y yo intentaba secarle las lágrimas pero eran muchas-
-No tienes que pedirme perdón, vi lo que paso y...
-Sácame de acá Peter. -dijo sorprendiéndome un poco-
-Adonde quieres ir?
-No lo sé, solo quiero que me saques de acá, llévame adonde quieras por favor. -dijo en un susurro, no gusta verla llorar, es como el primer día que la vi. La abrace y ayude a levantarse para llevarla a mi lugar, y en hora que quiera pudiera ser el suyo también-
La lleve a una cabaña a unos cuarenta minutos de donde estábamos, es bastante alejada y nadie aparte yo, bueno ahora nosotros la conoce. Estaba realmente mal y cuando la miraba me sentía mal yo, en todo el camino fue mirando la ventana y sus lágrimas caían sin parar, odie verla así y no poder hacer nada para que no sienta ese dolor.
Cuando llegamos le tendí la mano para ayudarla a salir, sus piernas estaban frágiles y no pudo caminar mucho, así que la tome en brazos y la lleve adentro. Acá tiene de todo y esta abastecida con diversas comidas, hace un tiempo no vengo y solo está un poquito sucia, pero siempre hay una manera de arreglarlo.
-Lali... -susurre mientras la depositaba en el sillón y me acostaba abrazándola- Quieres hablar de lo que paso pequeña? -acaricie su pelo y se acomodó fundiéndose en mi cuerpo-
-No quiero hablar de eso ahora...
-Bien, no hablaremos de eso ahora. Pero cuando quieras hablar, estaré acá, ¿vale? -asintió y escondió su cara en mi cuello- Quieres algo?
-Solo quiero que me abraces... fuerte. -susurro y no tarde en hacer lo que me pidió, me gusta que de a poco estoy derrumbando esos muros que tiene y cada vez me sorprendo mas, es distinta a las otras, tan ella que me vuelve loco cuando está cerca mío-
-Todo estará bien, te lo prometo chiquita... -le susurre mientras acariciaba su pelo y su carita, cerraba los ojos lentamente y me apretaba más, sonreí y me acomode un poco para dormirme junto a ella-
No sé cuánto tiempo paso, pero cuando me despierte aun estábamos en la misma posición, ella aferrada a mí y yo abrazándola, seguía dormida y me dio mucha ternura mirarla, tenía una carita de paz, sus ojitos cerrados, su nariz y su boca entreabierta... antes que me atreva a hacer algo que no le ira gustar, aparte los pensamientos de lo que me gustaría hacer de mi cabeza y solamente la mire, todo el tiempo así dormida, parecía un ángel, pero sin alas.
Poco a poco fue despertándose y abriendo los ojos lentamente, cuando nuestras miradas se cruzaron y ella percibió lo aferrada que estaba a mí se sonrojo, me reí y le di un beso en la frente, luego me para dejándola acostada en sillón y fui por algo de comer, debe de estar hambrienta.
Luego le pediré una explicación, no me gusto para nada la manera que su madre la trato.
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