Capítulo - 28LALI
Le conté lo que más temía en la vida, lo nadie aparte mi familia y Pablo sabían. Saque mis monstruos y miedos afuera, expuse lo que me asusta a él y no huyo, al contrario, se quedó allí, sosteniéndome y haciéndome sentir amada y segura. Le conté una parte, el inicio de mi historia. El comienzo doloroso y oscuro que tuve, pero que ahora, con el, quiero que se quede en el pasado de una vez.
-Mi amor... -me susurró mientras levantaba mi mentón haciendo que le mire a los ojos, cargados de culpa y amor- Ahora estoy acá, con vos y para lo que necesites. -asentí aún con lágrimas en los ojos y me acurruqué en su pecho- Aún hay más no?
-Si -logre decirle con un gran nudo en la garganta, pero ahora no puedo decirle más- Yo...
-No, no es necesario. Ahora quiero mimarte, protegerte y hacerte feliz. Cuando estés lista puedes decirme lo que quieras. Pero no ahora. Si? -asentí mirándolo a los ojos y le di un beso en los labios, luego me acosté con el en la cama, dormí cómodamente en su pecho toda la tarde, su mano acariciando mi pelo y diciéndome hermosas palabras hasta que me dormí completamente, fue tierno y cuidadoso conmigo. Cosa que nadie aún había sido.Ahora me queda la última parte, para mí la más difícil. Mostrar mis cicatrices, mostras la oscuridad demonstrado en mi piel, mis defectos que asustan a todos. Y que rezo para que no le hagan huir y apartarse de mi. Espero que esté aquí para mi, y me sostenga toda las veces que queira caerme.
Me dormí toda la tarde, en sus brazos y sintiéndome más amada que nunca. Cuando me desperté lo mire y aún estaba dormido, su carita reflejaba confusión y aprehensión, le di un beso en el cuello y luego otro en los labios y se despertó lentamente, mirándome a los ojos sonrío y me abrazo fundiendo su cara en mi pelo.
-Me encanta tu olor, ya te lo dije?
-Como unas.... doscientas veces, puede ser? -se rió y me dejo un beso en la cabeza para luego apartarse y mirarme a los ojos-
-También me encanta mirarte a los ojos.
-Eso te lo dije yo.
-Si, pero a mi también me gusta perderme en estos ojos castaños y profundos. Me hacen sentir en casa. -le sonreí y me acerca a darle un beso, pase mi dedo gordo por su labio y suspire-
-Vos me haces sentir en casa. En tus brazos, a tu lado. Todo de vos.
-Que linda que sos. -me dio un pico y luego se paro tendiéndome la mano para ayudarme a pararme-
-Donde vamos?
-Estoy hambriento. Que quieres comer?
-Hmm.... pizza te va?
-Me re va. -se rió y mientras me senté en el sillón, él pidió la pizza- Mi amor..
-Si?
-De que sabor quieres?
-Quiero una dulce! -le grite y sonrío ampliamente, teníamos los mismos gustos siempre-
-Bien...si, una de chocolate y otra de dulce de leche...bueno....vale, chau. -corto y se sentó a mi lado en el sillón, recostó su cabeza en mis piernas y me quede acariciando su pelo, castaño y lacio- Amo cuando haces eso...
-A mi me encanta hacerte eso. Me da paz estar así con vos.
-Si no dejas de hacerlo me duermo. -se quejó riéndose y se sentó otra vez,, mirándome a los ojos acaricio me mejilla y me dio un casto beso en los labios- Te amo tomatito. -dijo y sonreí, me acerqué tomando su mano y poniéndola en mi corazón, latiendo a mil, acelerándose bajo su toque-
-Te amo! -le susurré cerca de sus labios y lo bese, agarrándole de la nuca y profundizando el beso cada vez más, sabía que tenía que interrumpir eso pero no podía, no ahora. Se puso arriba mío, sin aplastarme y me dio besos en el cuello, luego en la frente y fue bajando, cuando sentí que me iba a quitar la remera sonó el timbre, ambos teníamos la respiración entrecortada y sonreímos al toque, se rasco la nuca y antes de pararse para atender la puerta me dio un beso en la frente-
-Gracias. -le oigo decir y la puerta se cierra, luego se senta a mi lado con las dos pizzas dulces y una Coca Cola, sonrío y le doy un beso para luego saborear mi perdición, cada mordida era un gemido de placer, hace mucho no como eso-Nos comimos la mitad de cada una y el resto lo guardamos en la nevera, tengo certeza que en la noche recorreré a la comida así que no me preocupo tengo lo bastante para mí con lo que sobro. Volvimos al sillón y me acomodé en su pecho para luego aprovecharnos el final de la noche viendo una película.