Luna hace ya unas semanas que residía en Buenos Aires, Argentina luego de que sus padres fueron ofrecidos un empleo allí. Bueno, en realidad tenían que aceptar el laburo sí o sí o los echaban pero quién se fija.
Todas las noches Luna hablaba con Simón, su mejor amigo, de quien ella estaba obviamente profundamente enamorada porque la amistad entre el hombre y la mujer no existe. Anhelaba día y noche poder reencontrarse con su bff, digo, enamorado, pero este aún se encontraba en México— o esto es lo que ella creía —.
Llorando en un rincón del Jam and Roller, se encontraba la antes mencionada comiendo su tercer litro de helado. Esto es lo que hacia desde su llegada a Buenos Aires, además de tirarse al noviecito de Ámbar, y de alguna forma aún no tenia sobrepeso, sería por las calorías que quemaba garchando con el ricachón que sé yo.
—NO QUIERO VIVIR SI NO ES AL LADO DE SIMÓN— se lamentaba Luna mientras se acercaba unas tijeras a la muñeca.
—Chica delivery, baja un cambio. Si queres garchamos un rato así te olvidas de tus tendencias suicidas.
—Gracias, chico fresa. Siempre que te necesito estas ahí para ayudarme.
—Simplemente no me gustaría que murieras, hace poco que te conozco pero sos buena en la cama.
—Ay, siempre decís las cosas más dulces. Lo hacemos en el cuarto de limpieza?
—Claro que sí, ¿cómo podría negarme?
Después del tierno momento que compartieron, Luna y Matteo se fueron a garchar.
Mientras tanto en México...
—Esta decidido, me voy a Argentina a seguir a Luna. Mi obsesión con ella no tiene límites, chavos.
—Pero, ¿de qué vas a vivir? ¿dónde te vas a quedar?
—Aún no lo sé, existe la posibilidad que tenga que ser un vagabundo.
Esa misma noche Simón partió en un vuelo con destino a Buenos Aires, en el cual se desvelo a causa de la emoción que sentia al saber que se reéncontraria con Luna, su media naranja. Se la paso toda la madrugada escribiendo en su diario todos los planes que quería hacer con su amada al aterrizar, de verdad estaba muy inspirado. Uno de esos planes incluía actos ilegales pero a el no le importaba, después de todo Luna sacaba su lado salvaje.
—Todo lo que quieras lo podrás alcanzar--canto, mientras admiraba un retrato del amor de su vida, el cual había rescatado de un bote de basura de la mansión en la que la familia Valente residia anteriormente. Simón acariciaba la foto con cuidado y la observaba con una sonrisa diabolica en su rostro, así supo que lo que sentia era amor verdadero y que nunca llegaría a amar a alguien como amaba a Luna.
Luna, por su lado, también se desvelo teniendo relaciones sexuales con Matteo hasta el amanecer.
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Amando a un Vagabundo ➳ crack fic ✿
Humor❝ -Esta decidido, me voy a Argentina a seguir a Luna. Mi obsesión con ella no tiene límites, chavos. -Pero, ¿de qué vas a vivir? ¿dónde te vas a quedar? -Aún no lo sé, existe la posibilidad que tenga que ser un vagabundo...