Pan de Dios

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—Estoy harta. Estoy cansada de Jazmín, cansada de Matteo, de todo.

—Ámbi, inhala amor, exhala paz.

La rubia no deja de caminar en círculos fuera de sí en el centro de su cuarto mientras Luna la observa recostada sobre su cama.

—A veces siento que voy a explotar. —confiesa deteniendo su paso, cubriéndose el rostro con sus manos.

Luna duda antes de hablar pero algo le impide no hacerlo.

—Aunque no lo creas, me pasa igual.

— ¿A vos? —Ámbar levanta su mirada y apunta a la morocha— ¿Lunita alias la persona más feliz del mundo? —pregunta incrédula.

—Exacto, suelo estar de buen humor, sí, pero también tengo mis problemas.

— ¿Cómo cuáles? Sabes que podes confiar en mí. —cuestiona intrigada sentándose a su lado.

—Le tengo miedo a los globos azules, me angustia que nunca voy a poder saber que se siente ser una flor, le tengo fobia a las mariposas y—frunce el ceño antes de continuar—no sé decir no.

Ámbar se castiga mentalmente por haber preguntado y vacila entre reírsele en la cara o insultarla, la segunda opción sonando muy tentadora. Después de meditarlo por unos segundos, decide ser generosa y a su vez no arruinar el plan, todo sea por deshacerse de la mexicana de una vez por todas.

— ¿No sabes decir no? No me pareció eso cuando fríamente rompiste el corazón de Simón, Lunita. —dice en un tono acusante la rubia.

—Créeme, eso me tomo valor pero aún así nunca dije la palabra «no» exactamente, él no me pidió algo puntual, solo dijo porque venía, nada más que eso.

—Entonces, a mi entender, si Simón viniera acá en este instante y te pidiera hacer algo ¿vos no te podrías negar?

—Exacto —Luna cierra con fuerza sus ojos—. Por eso mismo me estreso, no me gusta lastimar los sentimientos de los demás y odiaría volver a hacerlo, la culpa me consume.

—Pero si el otro día nos estábamos burlando de Simón y de lo patético que es. Hasta hicimos un juego de tragos mirando las cámaras del Roller y tomábamos cada vez que lloraba por vos.

— ¿Podrías no contradecirme, chulita? Te lo agradecería mucho. Mamá y papá aún piensan que soy un pan de dios así que hagamos de cuenta que así es la cosa.

Ámbar la mira divertida, sintiendo que está descubriendo una diferente faceta de la morocha. En lugar de quejarse por el apodo, decide poner a prueba este nuevo lado de Lunita.

—Okay.

Luna suspira aliviada. —Perdón por lo de chulita, es que este tema es—

— ¿Tenes planes para esta noche?

—Uhm, no. —responde desconcertada.

—Pues ahora los tenes, a las diez estate lista frente a la mansión con algo atrevido. La voy a mandar a Jazmín a que te ayude con eso—se dirige a la puerta—. Ahora me tengo que ir a coordinar todo, nos vemos esta noche. —Sin decir más, se retira de la habitación dejando a Luna más confundida que nunca.

En un Spa en Buenos Aires.

—Ajá, el plan cambio.

— ¿Así que puedo volver con ustedes? —pregunta emocionada.

—Si todo sale como planeo, considérate bienvenida. Nadie te vio en el bar, ¿no?

—Eso ni se pregunta, sabes que soy eficiente.

—Dios, como extrañaba a mi mano derecha.

—Lo sé, yo igual amiga. Ese orfanato infernal fue peor que la cárcel, vi cosas ahí que me recordaron a pelis de terror.

—Ya hace una semana saliste, supéralo.

—Ya lo hice— susurra con la voz quebrada a través de la línea.

—Como sea, Delfi. Esta noche es esencial para que todo salga a la perfección, más te vale que así sea.

—Conta conmigo.

Ámbar concluye la llamaba y coloca su teléfono a un borde del jacuzzi para seguir con su tan necesitado baño relajante.

Amando a un Vagabundo ➳ crack fic ✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora