La fiesta estaba resultando todo un éxito, Ámbar había reservado uno de los boliches más populares de la ciudad, contratado al DJ del momento, todos los invitados habían ido amenazados por los amigos mafiosos de la rubia y se podría decir que todo el que fuera alguien se encontraba allí.
Claro, siempre hay excepciones a la regla.
—Pedro, por última vez no puedo colarte, el guardia es más grandulón que mi pa, wey—grita Simón en el teléfono para ser escuchado sobre el sonido de los parlantes.
Al estar tan concentrado escuchando las quejas de su insistente amigo, y algo que suena como gemidos en el fondo, no ve que hay un chico en su camino y termina chocándolo.
—La concha, me hiciste tirar el fernet, pelotudo.
— Perdón hermano... Espera, ¿nos conocemos?
—No creo—el cordobés lo inspecciona con la mirada—. Ah, ya sé, vos sos Simón, el que se fue del Roller llorando.
—El mismo que viste y calza—sonríe con la boca cerrada.
Gastón se sirve otro trago y lo toma en silencio por un par de minutos mientras la sonrisa de Simón sigue intacta.
— Por lo que escuche esa vez, tenemos mucho en común.
— ¿A vos también te traiciono tu media naranja?
—Sí, y nada más ni nada menos que con tu razón de ser.
—No me digas que tú también caíste bajo los encantos del ricachón.
—En efecto. —Ambos toman un gran trago.
—No lo esperaba de ti, te me haces un muchacho bastante decente. —admite con una sonrisa chueca el mexicano.
—No me han dicho decente en mucho tiempo, de verdad lo aprecio.
—Yo diría que más que decente, eres todo un Don Juan.
(...)
—Chico fresa, di algo hace diez minutos que me estás mirando con cara de embobado.
—Matteo, cerra la boca que te van a entrar moscas. Créeme, he estado ahí—ríe Jazmín feliz de la vida y se pierde entre la multitud.
—Es tan rara la pobre pero qué se le va a hacer, es buena gente—el italiano hace un sonido de aprobación y se le acerca.
—Siempre estás fuerte, chica delivery pero hoy te re partis—le susurra al oído finalmente, al mismo tiempo que le rodea la cintura con su brazo. Luna sólo suspira a gusto.
—Pero, tenemos que hablar.
La mexicana abre los ojos como platos, la última vez que le dijeron eso fue antes de anunciarle al cumplir quince que ya estaba muy vieja para bailar el caño—Oh no, dijiste las palabras.
—Jajaj ¿a qué te refieres con eso?
—Vamos, Matteo, ya sabes. Cuando alguien dice a otra persona que tienen que hablar eso sólo puede significar que hay problemas. No vas a romper conmigo, ¿o sí? —pregunta temerosa.
—En realidad, quizás vos seas la que quiera cortar conmigo después de esto—y así, sin más, se la lleva antes de que pueda contestar.
En un callejón de un barrio prestigioso
— ¿Te gusta mi casa? —pregunta Gastón después de tirar el condón a la volqueta y saltar sobre el sommier que le regalo Matteo cuando sí se importaba por él.
— ¿Vives aquí? No maches, sí que sabes cómo vivir la vida—dice contemplando las paredes pintadas de verde agua, un pequeño ropero, una estufa a gas y frascos que al parecer tienen un ¿gel? adentro, no se animo a preguntar exactamente qué era.
—Quizás no seamos el uno para el otro pero podríamos tener un futuro juntos—dice Gastón después de fumarse un porro.
—Esto es como en mi sueño, esa frase la escuche en un sueño, wey ¿a poco no es eso extraño?
— ¿Acaso no es todo extraño? Pensalo, boludo, pensalo bien.
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Amando a un Vagabundo ➳ crack fic ✿
Humor❝ -Esta decidido, me voy a Argentina a seguir a Luna. Mi obsesión con ella no tiene límites, chavos. -Pero, ¿de qué vas a vivir? ¿dónde te vas a quedar? -Aún no lo sé, existe la posibilidad que tenga que ser un vagabundo...