El Destino De Mal (#2)

Capítulo 55

Ya no hay nada que me detenga, ni la magia, ni los cuchillos, ni siquiera la muerte.

-¡No!- grito, me quito a Máximo de encima simplemte empujándolo y le arrebato la navaja, me dirijo hacia Ricardo, sus manos siguen teniendo sangre de Ben, dejo caer la navaja, no seré como ellos, seré mejor.

Hago un hechizo y Ricardo sale volando, cuando me doy cuenta el soldado ya está huyendo, dejándo a Stefan tumado en el suelo, agonizando. Hago que una pared invisible aparezca en su camino, y disfruto ver como se estrella y cae al suelo.

Después hago que el soldado y Ricardo se eleven y vayan junto a Máximo, todos están en el suelo, indefensos, me concentro y hago que el suelo debajo de ellos se hunda, cada vez más y más angosto, hasta que formo un hoyo de casi 10 metros de altura, y al final están ellos en un espacio en el que apenas alcanzan a respirar. Me rio ante esta visión.

Pero aún me queda alguien, Akaira. Me volteo para verlo y el me observa con asombro en la mirada, pero desaparece en un instante. Me lanza un hechizo insperado, pero lo esquivo, me da lástima que tenga que usar la sorpresa para vencerme. Lanza otro, tras otro, tras otro, se descuida un momento y yo le lanzo un último cuando está desprevenido, cae al suelo y ahí se queda, inmóvil. Dios mío. ¿Qué he hecho?

Me acerco a el y le tomo el pulso, nada, lo he matado. Me repito que tenía que hacerlo, él me hubiera matado a mí, ¿verdad?

Después me acerco junto a Ben, no me ha visto matarlo, está agonizando.

--Mal--susurra, le tomo la mano que no está deteniendo la hermorragia.

--Ben, tranquilo, estoy aquí, jamás te dejaré. Jamás--le digo y alcanzo a ver una sonrisa de sus labios, antes de que se desvanesca, al igual que su pulso,  al igual que su vida.

No, no puede ser, él tiene que vivir, tiene que hacerlo, no puede morir, no por mí. Sostengo su cuerpo, deseando que despierte, que me diga que por que estoy llorando, que se ría, aunque sea por última vez. Lo deseo, más que nada en el mundo.

Entonces Ben se empieza a mover, y doy un salto para atrás. Él cae y poco a poco me acerco.

--Mal--susurra.

--¿Ben?-- preguntom confundida, pero más que nada aliviada. Está vivo. De un salto llego con él y lo abrazo, con toda el amor que tengo, empiezo a llorar de alivio.

--Está bien, Mal, estoy aquí. Pero, ¿qué pasó?-- preguntam evidentemente desorientado.

--Moriste, Ben, Ricardo te apuñaló-- digo en un mar de lágrimas.

--Ése hijo de... ¿dónde está?-- pregunta.

--Ya me encargué-- digo y lo llevo al poso, donde se ríe al verlos. De pronto ve a Akaira, y va hacia él. Ve que está muerto, y me pongo más nerviosa que nunca.

--Tenemos que irnos. Yo despertaré a Alice y a Jane, tú despierta a los guardias con los que vinimos-- digo y me alejo de él, pero me alcanza.

--¿Tú... lo hiciste?-- pregunta.

--No deseo hablar de eso en éste momento-- digo fría y me alejo más rápido, ésta vez no me sigue.

Voy por todos los corredores con cuidado de no perderme, hasta que llego a mi cuarto, agarro la maleta y guardo mis cosas, después me la llevo al cuarto de Alice. Se ve como un ángel cuando duerme, pero la levanto, y cuando está totalmente despierta, le explico lo que pasó y ella también arma su maleta. Juntas, vamos al cuarto de Jane y hago los mismo, cuando estamos listas, nos dirigimos a la entrada y los chicos ya nos esperan.

Todos viajamos en silencio hacia mi reino, dejando atrás todo lo que sucedió. No se puede decir que el viaje sea especialmente agradable, pero tampoco es un día de campo. Cuando llegamos me invade un alivio enorme. Los guardias se retiran, le explico todo bien a Jane y acuesto en una habitación libre a Alice. Al último Ben, está amaneciendo, y él lo ve desde una de las colinas que están detrás del castillo, voy y me siento junto a él. Nos quedamos en silencio un par de minutos, hasta que yo rompo el silencio.

--¿Qué vas a hacer?-- pregunto, tímida.

--Por ahora, disfrutar el amanecer contigo-- dice y me acerca a él.