Capitulo 58 (final)

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Narra Ben

Me miro al espejo, debería ser muy feliz, ¿no es cierto? El día de mi coronación, uno de los acontecimientos más importantes de mi vida. Pero Mal no está aquí para vivirlo conmigo. Entonces me prometo algo, cuando sea rey, las cosas cambiarán. Todos sabrán la verdad acerca de los cuentos, de mi padre, y del hada madrina. Lo haré, pero quiero hacerlo con ella a mi lado, no soy lo suficientemente fuerte para hacerlo solo. Entonces el mayordomo aparece en la puerta.

--Es hora, mi prínicipe, ha llegado el momento de su coronación.

Se da la vuelta y lo sigo, un carruaje me espera en la puerta, de aquí partiremos a la Iglesia. Suspiro y salgo, me siento en el carruaje y espero a que avanzemos. Y me doy cuenta de que hay una pequeña caja al otro lado del asiento, lo agarro rápidamente y lo abro. Adentro tiene un pequeño brownie y una nota.

Para cuando necesites fuerzas. Te veré pronto.
Mal.

Mi corazón empieza a latir desesperadamente. Por fin la veré y esta vez no la soltaré, no dejaré que se vaya. Empezamos el recorrido a la Iglesia y me devoro el brownie. Realmente necesito fuerzas en este momento. Empezamos a recorrer las calles, hay gente a nuestro alrededor que se acercan al carruaje para saludarme y verme. Les sonrío y me prometo a mi mismo ser el gran rey que merecen. Y la veo su cabello morado, en un callejón. Me mira y sonríe, parace orgullosa, así que le sonrío de vuelta, avanzamos y la pierdo de vista, pero ahora sé que hoy es el día. Por fin.

***

Cuando por fin llegamos, mis padrea me reciben cariñosamente, y cada abrazo que me dan duele. Jugando a ser los padres perfectos que todos creen.

Mi padre me agarra de los hombros y me mira directamente a los ojos. Su mirada se torna diferente, sus manos me aprietan más fuerte los hombros, hasta el punto en el que sé que me dejarán moretones. Se parece mucho a alguien, a una mujer que alguna vez se enamoró de él, de el hombre equivocado.

--No lo arruines.

Me suelta y se va con mi madre, quien no dice ni una palabra. Camino por la alfombra pero sé que Mal está entre la multitud, o al menos lo espero, espero que me esté viendo.

Llego a con el Hada Madrina y me arrodillo.

--¿Juras solemnemente gobernar el pueblo de Auradon, con justicia y piedad durante todo tu reinado?

Sin duda haré más que eso. Haré una Revolución.

--Lo juro.

--Entonces con mucho honor, y alegría, te declaro nuestro rey.

***

La fiesta ha resultado algo decepcionante. Esperaba que Mal entrara y fuera directo hacia mi, parece muy peliculesco, pero ya casi termina y eso aún no ha pasado. Un mesero se me acerca y me da un refresco, estoy por decirle que no lo pedí cuando veo su cara. Jay. Me sonríe burlonamente.

--Felicidades. ¿Cansado después de todo? La noche aún no termina, rey Ben. Alguien lo está esperando-- me dice y desaparece entre los invitados. Me planteo seguirlo pero veo un cabello morado saliéndo por las puertas principales. Mal.

La sigo sin pensarlo, mis padres están muy ocupados manteniendo las apariencias con sus amigas como para prestarme atención. Mal sigue caminando por varios minutos, lleva un hermoso vestido blanco que resalta en la oscuridad y contrasta con su cabello, finalmente se detiene en una pequeña colina, donde nos solíamos juntar, se ve perfectamente la Isla ahora abandonada. Se queda parada de espaldas a mí y yo me quedo en blanco, ¿que hago? Pero ella habla primero.

--Hola, rey Ben-- me dice y no puedo descifrar su tono de voz. Pero aún así me acerco.

--Mal-- susurro y le tomo la mano. Ella se tensa unos segundos, luego se relaja y se voltea. Me sonríe.

Se ve más en paz, no dudosa y atemorizada como antes, como si se hubiera quitado un gran peso de los hombros. Me pregunto que habrá hecho este mes.

--Ben-- dice mientras se acerca y me besa. Y puedo jurar que en este momento soy el hombre más feliz.

Narrador omnisciente

Mal y Ben se quedan viendo el amanecer. Están sentados en la colina, por fin en paz, por fin juntos. Después de todo, por fin tendrían su parte de "felices por siempre". Ben se sentía listo para enfrentarse a su reino ser el rey que merecía su pueblo. Mal se sentía por fin en paz después de todo lo que había descubierto, sobre su origen y su futuro, sobre ella misma.

Al menos por ahora, pensó Mal, mi destino será mío, solamente mío.

El Destino De Mal (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora