Cupid Jeon [VMin] {Corrigiendo}

Capítulo Nueve

Aquello era algo que seguía sin poder quitarme de la cabeza. Me hundí más en el sillón y suspiré:

- ¿Te pasa algo, cielo? –dijo mi padre apartando la vista de la televisión.

- No lo sé.

- ¿No sabes lo que te pasa? –sonrió divertido.

- Papá –me incorporé rápidamente subiendo las piernas al sillón y cruzándolas-. Te voy a hacer una pregunta importante, ¿de acuerdo?

- ¿Y ahora qué es?

- ¿Cómo supiste que estabas enamorado de papá? –su expresión cambió a una de asombro para luego soltar una risita.

- ¿Tienes novio? ¿Te gusta alguien? –preguntó curioso.

- ¡No! –me sonrojé.

- Si no es eso quiere decir que se trata de Andreas –yo me quedé mudo.

- ¿C-ómo lo sabes?

- Era muy evidente cariño. Tu padre y yo sabíamos que algún día iban a acabar así.

- Tramposos –hice un puchero.

- No hay nada de trampa, pura intuición –se encogió de hombros y yo suspiré-. Cariño, lo que les ha pasado a ustedes es que desde el inicio os habéis etiquetado como amigos sin ver más allá ni barajar la posibilidad de que pudiera ocurrir algo más.

- Nunca había pensado en Andy como algo más, pero ahora no sé.

- Ahora te has parado a verlo con otros ojos.

- No sé lo que siento.

- Al principio puede ser confuso hasta que aclares tus sentimientos.

- ¿Tú como lo supiste?

- No fue fácil para mí tampoco, pero creo que me di cuenta porque no sentía lo mismo cuando estaba con Yoongi que cuando conocí a Taehyung. Eran sentimientos distintos. Yo apreciaba a Yoongi, era mi amigo y sabía que me tenía para lo que él quisiera. Buenos o malos momentos. Pero con tu padre era diferente.

- ¿A qué te refieres con diferente?

- Pues es como si hubiera encontrado la pieza que me faltaba. Aunque no lo sabía en ese entonces, luego me di cuenta de que en realidad había estado buscando algo en mi vida que solo él podía darme. Algo que me hacía sentir completo.

- Hola, me llamo Andreas, ¿y tú? –dijo el pequeño rubio con una gran sonrisa en la cara.

- Yo me llamo, Jungkook –dijo tímido, pero contento de haber conocido a alguien en su primer día.

- Hablas muy gracioso y tu nombre es un poco raro, pero me gusta.

- Todavía no domino muy bien el inglés –susurró triste.

- Yo te ayudaré –asintió dispuesto, tendiéndole la mano.

- ¿De verdad? –se le iluminaron los ojos.

- Sí, pero antes, ¿quieres ser mi amigo?

- ¡Sí! –contestó ahora más contento y cogiéndole la mano.