Solté el lapiz y te mire a los ojos,
estabamos en clases de historia
tú me sonreiste y desviaste la mitarada,
parecías no recordar nada de la noche anterior,
o al menos eso fingías
se que fingías;
pero nada se puede comparar con lo que vendría.
XXVIII.
Solté el lapiz y te mire a los ojos,
estabamos en clases de historia
tú me sonreiste y desviaste la mitarada,
parecías no recordar nada de la noche anterior,
o al menos eso fingías
se que fingías;
pero nada se puede comparar con lo que vendría.