Agradecimiento

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Según la mitología romana, Lara era una ninfa náyade. Las náyades eran las ninfas de los cuerpos de agua dulce, eran las personificaciones divinas de los ríos y algunos espíritus muy antiguos que habitaban las aguas estancadas de pantanos, estanques y lagunas. Lara conocida tanto por su solemne belleza como por su locuacidad -causa que la condeno a ser castigada- fue condenada a que la encerrasen en los infiernos, en el camino la violan aprovechando su incapacidad de pedir auxilio. Por su larga estancia en el inframundo Lara se convirtió involuntariamente en una ninfa ctónica.

En la mitología griega las melias corresponden a una clase de hermandades cuya naturaleza es presentarse en conjunto, y son invocadas en plural, aunque los mitos genealógicos, especialmente la Teogonía de Hesíodo, suelen darles nombres individuales, como Melia, es definida como hija de Océano.

Cirene era una ninfa Tesalia que llevaba una vida salvaje en los bosques del Pindo, protegiendo los rebaños paternos contra las fieras.

Los nombres de los personajes fueron inspirados en lo ya anterior dicho. Quise buscar ciertos nombres que se asemejaran a sus características o realidad, tratando de acoplarse a lo que ya tenía, claro, sin alterar la historia. Lara y Melia  son el ejemplo de, quizás ahora algunos pocos casos, discriminación. Cruda y pésima realidad que existe en esta sociedad. También incluyendo a Cirene que recibió más o menos el mismo trato que ellas. Situación que me inspiro a escribir esta corta pero instigadora historia de Lara. Así que gracias por llegar hasta aquí, inmensas gracias por llegar hasta el final porque me motivas a seguir escribiendo. Todo se lo debo acada lector, por eso esto es para ti. Para ti todas mis gratitudes.                       
 

     

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