A tres semanas de nuestra huida
tú me abrazabas con cautela,
y yo miraba hacía las calles
y seguía sin saber nada sobre mis padres
de seguro estarían felices de no tenerme,
me dolía en el alma;
quisiera que todo fuera diferente pero te quiero a ti,
y ellos a mí no.
XLIV.
A tres semanas de nuestra huida
tú me abrazabas con cautela,
y yo miraba hacía las calles
y seguía sin saber nada sobre mis padres
de seguro estarían felices de no tenerme,
me dolía en el alma;
quisiera que todo fuera diferente pero te quiero a ti,
y ellos a mí no.