Ese día le diste un enorme abrazo a Cirene
y le agradeciste por todo lo que hizo por nosotras,
no cabe duda que ella es grandiosa
me provocaste hacerle mismo a ella también;
luego nos dirigimos hacía la escuela;
pero había algo extraño en ti,
juraría que te estabas despidiendo
como si nunca la volvieras a ver.