Después de tomarnos las malteadas, Gonzalo pago como lo había prometido y luego nos montamos al auto para ir directo al Hospital, pero en el camino de nuevo Gonzalo puso música, tenía que admitir que este chico tenía buen gusto musical, o por lo menos era igual al mío, me gustaban mucho esas canciones, yo no las cantaba ya que la verdad no me gustaba mi voz y me daba un poco de pena, en cambio Gonzalo cantaba alto y tenía una voz hermosa, solo me quedaba mirándolo y riendo, este chico tenía un algo que lo hacía especial y eso era muy agradable, luego de estar casi todo el día molesta con él porque no sabía hacer nada, me di cuenta que la verdad es un chico muy carismático y divertido.
Al llegar al hospital le di las gracias por traerme, pero antes de que me pudiera bajar el me detuvo.
-Te puedo llevar a tu casa.
-No, no te molestes, de verdad me iré en un taxi.
-No, yo te llevo, es mejor que tu hermana esta cómoda aquí que en un taxi.
-Gonzalo..
-¡Vamos! No es ninguna molestia para mí.
-Siento que estoy abusando de ti, de verdad no es necesario.
-No seas tonta, yo las llevo, déjame estacionar el auto.
-Sos muy necio.
-Lo se.
Gonzalo estaciono el auto y yo me baje, el me siguió por todo el trayecto hasta llegar a la recepción, pregunte por el doctor Nayar y ella me dijo que esperara un momento, me fui a sentar con Gonzalo a la sala de espera para esperar al doctor, estaba un poco nerviosa, no sé por qué, pero solo espero que todo esté bien.
-Florencia-Alce mi cabeza y mire al doctor parado al frente mío.
-Doctor-Me pare- ¿Cómo esta Leila?
-Excelente, ha hablado con todos y se ha divertido con todos los que pasan por su habitación-Eso me tranquilizó y me hizo sonreír- Puedes pasar a vestirla, ya sabes su habitación.
-Ok doctor, muchas gracias.
-Recuerda lo que te dije ayer, trata de hacer que no se sienta así.
El doctor se despidió de mí y yo me fui a la habitación en la que estaba Leila, le dije a Gonzalo que esperara que ya veníamos, el solo me regalo una sonrisa. Al llegar a la habitación encontré a Leila hablando animadamente con una de las enfermeras, una mujer de unos 40 a 50 años, siempre que Leila venia ella la iba a visitar, no sabía su nombre pero era una mujer muy encantadora, me recordaba a mi mamá.
-¡Flor!- Leila me miro con un rostro de felicidad y yo la fui a abrazar.
-Mi princesa te extrañe mucho.
-Solo fue un día tonta-Me dijo riendo.
-Pero igual, en la mañana se sentía muy sola la casa, nunca más te dejara aquí.
-Está bien, está bien.
-Bueno, yo me retiro –Dijo la enfermera sonriendo.
-Adiós –dijimos Leila y yo a la vez.
Me dirige al closet y hay estaba la ropa de Leila, ella tiene su ropa aquí porque pasa mucho tiempo en el hospital, el doctor hizo todo para poder dejar que hicieran eso, todos en el hospital le tenían mucho cariño, ella desde que fue diagnosticada viene aquí y muchos dicen que es un milagro que siga viva, lleva 4 años con la enfermedad y aun no tiene ningún tipo de trasplante y no muchas personas viven tanto con leucemia, le hemos hecho varios tratamientos y gracias a Dios, mi princesa sigue conmigo.
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Déjate Amar
Teen Fiction"Para Florencia la vida no es sencilla, sus padres murieron en un accidente automovilístico hace 2 años atrás y su hermana pequeña padece una enfermedad terminal. A los 20 años Florencia tuvo que dejar de lado todo para poder trabajar y pagar los al...