20

296 29 6
                                    

Cuando Flor dejo de hablar con esa mujer, ella me regalo una sonrisa y yo la devolví, sentí la necesidad de hacerlo y simplemente salió una sonrisa de mi parte a esa mujer que se fue por un pasillo. Cuando Flor se sentó a mi lado la vi más tranquila que antes.

--¿Quién era esa mujer? –Le pregunte sin pensar.

--Es una de las enfermeras de Leila, ella es muy atenta.

--No la había visto.

--Ella estaba de vacaciones, hasta ahora se enteró que Leila estaba aquí.

--¿Cómo se llama?

--La verdad no lo sé, nunca se lo he preguntado –Se rio --¿Por qué tanto interés? –Dijo mirándome con una expresión de duda.

--Me parece conocida pero no sé de dónde.

No dijimos más del tema y nos quedamos callados, esperando a alguien para que nos informaran del estado de Leila, pero nadie decía nada y Flor volvió a ponerse nerviosa, y esta vez mucho peor que las veces anteriores.

--Flor por favor tranquila—Me puse en cuclillas al frente de ella –Me desespera verte así y no poder hacer nada, de verdad necesito que estés tranquila, a Leila no le gusta que tú te pongas en este estado y a mi menos –Quite unas lágrimas que caían por sus mejillas –Por favor, tienes que ser fuerte, ella te necesita fuerte, ella necesita saber que tu estas bien, sabemos lo duro que es esto y tenemos que tener las cosas claras y saber que pueda pasar –Soltó en gran sollozo y escondió su rostro en mi cuello.

--No quiero perderla –Dijo con voz muy débil –No quiero creer que se puede ir de mi lado.

--Lo se preciosa, pero sabemos que eso puede pasar y si pasa no te puedes derrumbar, ella te quiere ver fuerte, ella quiere verte feliz.

--Lo se.

Nos quedamos un largo rato así, ella sollozando y yo abrazándola todo lo que podía, no quería verla así, no lo soportaba.

--¿Cuántos días van hoy?

--¿Cómo? –La mire.

--¿Cuántos días van hoy? –Me pregunto mirándome con una sonrisa.

--No te entiendo.

--Me pediste un plazo de 25 días, ¿Cuántos días van hoy?

Había olvidado por completo eso, con todo lo que paso con Leila no tenia cabeza para eso, me sorprendió que ella recordara eso.

--No lo sé, 11 o 12.

--Excelente trabajo Gonzalo Gravano.

--Flor de verdad no comprendo.

--Gonzalo, lo lograste en menos de lo que creías.

Me miro con una hermosa sonrisa y tarde un momento en reaccionar, en el momento que me di cuenta de lo que me estaba diciendo la mire de una manera muy…muy…muy feliz, ella lo noto y soltó una pequeña risa y tomo mi rostro en sus manos e hizo que la mirara.

--Te amo Gonzalo, fui una completa tonta al querer ocultar lo que sentía, pero de verdad te amo y no me imagino estando con alguien que no seas tú, no podría imaginar a alguien más junto a Leila y a mí.

Las palabras simplemente no salían, estaba mudo, esto era mucha felicidad en un momento, lo único que hice fue abrazarla, ella correspondió el abrazo, yo solo le susurraba todo lo que la amaba, así nos quedamos un rato hasta que sentí una mirada fija en mí, de nuevo esa mujer, nos miraba fijamente, cuando me percate yo la seguí mirando con el ceño fruncido, ella solo se sonrió y se fue caminando por un pasillo.

Narra Florencia

Luego de que yo misma estuviera horas pensando las cosas, me di cuenta que en estos días no podía hacer nada más para ocultar lo que sentía, la verdad es que al principio no lo veía como algo más que amigos, pero estos días en los que Leila ha estado en el hospital, me di cuenta que en sus brazos me siento segura, que sus palabras me dan fuerzas y sin él no sabría cómo seguir sin Leila.

Durante el abrazo pude sentir que un momento Gonzalo se tensó, pero luego se relajó de nuevo, nos separamos y el me miro con una sonrisa hermosa, posiblemente la más hermosa que he visto en él, estuvo a punto de decir algo pero el doctor apareció con una cara no muy buena, Gonzalo y yo nos paramos para estar frente al hombre, que al parecer lo que nos diría no iba a ser muy bueno, tanta felicidad no podía ser cierto.

El doctor nos pidió que los siguiéramos hasta su consultorio, Gonzalo y yo caminamos tomados de la mano hasta el lugar donde nos había dicho el doctor, Gonza daba suaves caricias en mi mano tratando de tranquilizarme, aunque cada segundo que pasaba yo estaba mas preocupada, la ultima vez que nos habían dicho para hablar en el consultorio fue hace mucho, aun mis padres estaban vivos

(…)

Narrador

La pareja se encontraba con su hija mayor en la sala de espera, estaban esperando los resultados de los exámenes de su hija más pequeña, hace varias semanas la pequeña se había sentido mal y decidieron llevarla a ver qué pasaba, los padres estaban algo preocupados de que ya habían pasado más de 3 horas y aún no habían traído a su hija.
Luego de unos minutos el padre vio al médico venir, los tres se levantaron de sus asimientos y se dirigieron al médico que pidió que los acompañara a su consultorio, los padres y su hija caminaron detrás del médico. Cundo entraron el doctor comenzó a decirles lo que había salido en los análisis, los tres quedaron plasmados al escuchar de que se trataba lo que tenía su hija y hermana.

(…)

Gonzalo y yo nos sentamos al frente del doctor el cual comenzó a hablar.

--Quería que vinieran aquí porque lo que les tengo que decir es de suma delicadeza, Leila no ha respondido a ningún tratamiento, hemos cambiado los medicamentos y ella aun no responde, la leucemia ha ido intensificándose y no podemos detenerla, la única forma de que ella empiece a aceptar los tratamientos es con el trasplante y no tenemos donantes compatibles con ella, sabes que he buscado, pero no se encuentran donantes, lamento decirles esto, y más a vos Florencia, pero a Leila no le queda mucho tiempo de vida.

Déjate AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora