29

268 28 6
                                    

Penúltimo Capítulo

Narra Gonzalo

Había pasado una semana desde que me había enterado de quien era mi madre biológica y desde que supe que las cosas no eran como yo las había planteado en mi cabeza toda la vida, hoy vendría a hablar con mi padres, quería hablar con ellos antes de conocer a mis padres biológicos, Flor se había quedado en casa, habíamos pasado toda la semana en su apartamento, habíamos llorado recordando a Leila, habíamos reído recordando a Leila y todo lo hacíamos recordandola. Había sido una semana dura, pero la habíamos superado juntos.

Estába en casa de mis papas, mi mama se veía algo nerviosa y mi papas un poco mas tranquilo.

--Bien –Comencé –Ya deben saber que conocí a mi madre biológica y no lo voy a negar, desde que la vi sentí una conexión con ella y muero de ganas de conocerla más, quiero conocer a mi padre también y a mis 3 hermanas, quiero conocerlas, quiero saber que se siente ser un hermano celoso con ellas… Pero no quiero que ustedes se sientan mal, han estado para mi toda la vida, han estado cuando me caí por primera vez de mi bicicleta, han estado cuando tuve miedo en las noches, han estado en los momentos más difíciles y no quiero que sientan que no los quiero, porque lo amo, son los mejores padres del mundo, me han ayudado en todo, me han complacido en todo y no quiero herirlos con esto.

--Yo… --Mi madre hablo y tomo una respiración profunda –Solo tengo miedo de cuando los veas y estés con ellos los quieras más que a nosotros, son unas personas maravillosas y obviamente te sentirás bien con ellos, y me da temor que los ames a ellos y nos olvides a nosotros.
Mi madre estaba llorando, me pare de donde estaba y me senté al lado de ella para poder abrazarla.

--¿Cómo dices eso? Jamás los olvidaría, ustedes son los mejores, tal vez a ellos los quiera, hasta los pueda llegar a amar como a ustedes, ¿Pero más que a ustedes? No.

Mi mama me abrazo fuerte y yo a ella, la amaba, ella es la que me cuido, la que me reprendió cuando estaba mal, ella me apoyo en momentos difíciles, ella me crío.

--Tienes que conocerlos –Dijo mi padre –Son unas personas maravillosas.

--¿Ustedes estarán bien?

--Por supuesto, siempre hemos querido verte feliz y si conocer a tus padres biológicos te hará feliz, está bien por nosotros, ¿Verdad, Silvia?

--Si, por nosotros está bien –Dijo sonriendo.

Me pare y los abrace a ambos.

--Los amo.

--Nosotros a ti mi vida, pero ve, sé que Patricia se muere por verte.

Les di un beso a ambos y salí de la casa y me dirige al hospital, suponía que ella estaba allí, estaba algo nervioso, de verdad nunca pensé que podría conocer a mis padres biológicos, pero ahora lo haré, bueno, conozco a mi mama, pero no le di tiempo de decir más.

Al llegar al hospital fui directo a la recepción, había algunas enfermeras, algunos doctores, personas preguntando, pero no la vi a ella, me acerque a la recepción y pregunte por ella.

--Buenos Días, disculpe ¿No ha visto a Patricia Gravano?

--Buenos días, Patricia salió ayer de vacaciones.

--Ya veo, ¿Usted no sabe dónde vive?

--Si se, es mi amiga, pero no te puedo dar la información de donde vive una de las enfermeras del hospital.

--Es urgente, la necesito encontrar.

--¿Para que la necesitas? Tal vez la pueda llamar –Dijo descolgando el teléfono.

--Soy su hijo.

La mujer levanto la mirada y se me quedo mirando, volvió a poner el teléfono donde estaba y siguió mirándome.

--¿Gonzalo? –Ella pregunto.

--Sí, soy Gonzalo, pero de verdad necesito saber dónde vive.

--Por supuesto –Tomo un papel y un lápiz, anoto una dirección –Viven en esta dirección.

--Muchísimas gracias.

Salí del hospital y fui directo a la dirección que había en el papel, estaba temblando, puede que en esa casa estén todos, mi madre, mi padre y mis hermanas, sé que una se llama Dora, ¿Cómo se llamaran las otras? Estoy muy nervioso, lo admito, pero es muy emocionante.

Cuando llegue me di cuenta que era una casa muy bonita, no una mansión, pero si era una casa bonita y lujosa.

Camine hasta la puerta y sentía como las piedras me temblaban, tenía el pulso muy acelerado, sentía que el corazón se me saldría, sentía como millones de mariposas en mi estómago. Cuando estuve al frente toque, escuche como alguien decía que iba a abrir y luego de unos segundos, una niña de unos 11 años abrió la puerta, tenía los ojos grandes y muy azules, cabello negro, muy negro y se me quedo mirando con asombro, sabía que ella era una de mis hermanas y sentía ganas de abrazarla, pero no quería asustarla.

--Hola –Dijo ella.

--Hola, ¿está tu mama?

--Sí, si esta, pasa --Se hizo a un lado y me dijo pasar –Ya la busco.

Ella se fue por un pasillo y yo me quede allí, era una sala y habían muchas fotos, pero había una que había captado mi atención, me acerque y la tome, eran mis padres… y yo, los dos me sostenían y sonreían, yo estaba muy pequeño, vi otra y era una niña conmigo, supuse que éramos Dora y yo, ellos me habían tenido un tiempo, pero no podían más, por eso tomaron esa decisión.

--Gonzalo.

Escuche a mi espalda y me di la vuelta, estaba mi mama, le sonreí y ella a mí también y fui a donde estaba ella y la abrace, ella hizo lo mismo, me sentía bien, sentía que ella me amaba.

--Hola mama –Le dije al oído y ella sollozo.

--No sabes cuándo me alegra escucharte decir eso.

--Hola fami…--Mire a la puerta y vi que entraba un hombre de unos 40 años pasados y se quedaba viendo la escena de mi mama y yo, ella se separo de mí y yo me lo quede mirando, tenía rasgos como los míos, sin duda era mi padre --¿Gonzalo? –Mi mama asintió y el vino a mí con algo de inseguridad, pero yo lo abrace y el mí también –No pensé que volvería a ver a mi hijo.

--Pues aquí estoy.

Déjate AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora