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Nos encontrábamos en la funeraria, no había mucha gente, solo estábamos mis padres, unas enfermeras, Delfina la chica que cuidaba a Leila, unos amigos de los padres de Flor y Leila, la mujer del hospital, Flor se encontraba al lado del ataúd, no la había querido mirar, pero no quería alejarse. Yo estaba caminando y hablando con las personas que se encontraban, y vi a la mujer del hospital, estaba sentada algo alejada del lugar así que decidí acercarme a ella, tenía mucha curiosidad con esa mujer.
--Hola –Le dije y ella me miro y me sonrió.
--Hola Gonzalo.
--¿Puedo sentarme?
--Por supuesto.
Ella me hizo un espacio y me senté a su lado, no dijimos palabra alguna, ella miraba al frente y yo la miraba a ella, tendría unos 40 años, tal vez menos, ella se dio cuenta que la miraba y me miro y me dieron unas inmensas ganas de abrazarla, no entendía el porqué, pero sentía que ella me podría proteger del dolor que sentía, sentía que ella me podría dar algo de calor.
--Lamento mucho lo de Leila, era una niña maravillosa, yo la vi desde la primera vez que entraron con ella, siempre era una niña especial, pero también la vi sufrir mucho, muy pocos duran tanto como lo hizo ella, era fuerte.
--Era una niña especial, la amaba tanto –Sentí como las lágrimas caían por mis mejillas –La sentía como una hermana a la que tenía que cuidar.
Sentí que unos brazos me rodeaban y como una mano bajaba y subía por mi espalda, sabía que era esa mujer, sabía que era ella la que me estaba consolando y era verdad lo que yo estaba pensando, sentía que ella quiera protegerme, y me sentía protegido, le correspondí el abrazo y llore en su hombro, ella estaba allí para mí, ella estaba por mí y quería cuidar de mi, no estaba aquí por Florencia, no estaba aquí para hacer acto de presencia, estaba para apoyarme a mi, no entendía el porque, pero me gustaba sentir eso.
Me separe del abrazo y la mire a los ojos, vi que ella se sentía mal por algo y no sabía que seria, mire a otro lado y vi a mis padres, mi papa tomaba a mi mama del codo y le decía algo, ella solo me miraba con tristeza y luego se fue a otro lugar con mi papa. Mire nuevamente a la señora Patricia y me atreví a hablar.
--¿Quién es usted?
Ella se quedó pensando y miro sus manos, sentía que quería hablar, sabía que quería decirme quien era, pero también se notaba que no estaba segura de hablar, no quería que yo supiera. Iba a hablar pero ella se me adelanto y hablo primero.
--No creo que a tu madre quiera que sepas quien soy.
--No importa en este momento mi madre, yo quiero saber quién es usted y como conoce a mi madre.
Vi que sus ojos se enrojecieron y algunas lágrimas caían por sus mejillas, quería quitarlas pero ella no me dejo y las quito ella.
--No es el momento para hablar sobre eso.
--Tal vez no lo sea, pero, ¿Quién me asegura que la volveré a ver de nuevo?
Ella volvió a mirar al suelo
--No quiero que me odies –Dijo en un susurro.
--¿Por qué la odiaría?
--Cuando sepas quien soy seguro me odiaras.
--Le prometo que no será así.
Ella me miro a los ojos y dio un gran suspiro.
--Antes de decirte quien soy, te tengo que contar una historia.
La mire algo extrañado pero igual asentí.
--Claro.
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Déjate Amar
Teen Fiction"Para Florencia la vida no es sencilla, sus padres murieron en un accidente automovilístico hace 2 años atrás y su hermana pequeña padece una enfermedad terminal. A los 20 años Florencia tuvo que dejar de lado todo para poder trabajar y pagar los al...