Narra Gonzalo
No entendía mucho lo que pasaba, ellas dos se conocían y no querían decir nada, sabia ya el nombre de la mujer “Patricia”, siento que lo escuche en algún lugar, pero por más que trataba no podía recordar de donde, de nuevo iba a preguntar, pero un doctor se acercó.
--Señor Gravano, necesito que venga conmigo.
--¿Pasa algo?
--La señorita Vigna, lo espera.
Mire a las dos mujeres y me fui con el doctor, llegamos a una habitación, la habitación donde siempre llevaban a Leila, y en una silla estaba sentada Flor con una expresión de dolor que me preocupo, me acerque y me pose al frente de ella, Flor me miro y me dio una sonrisa pequeña, pero se notaba el dolor, ella me abrazo y comenzó a llorar, yo solo sobaba su espalda y trataba de tranquilizarla.
--Ya se fue.
Escuche eso y de inmediato supe a qué se refería, sentía que algo por dentro de mí se rompía, sentía como las lágrimas bajaban por mis mejillas y llegaban a cuello, mi pulso se aceleró y abrace a Flor con fuerzas, los dos nos encontrábamos llorando en la habitación en donde Leila siempre era llevada, solo se podían escuchar los sollozos de ambos, siempre trataba de ser fuerte frente a este tipo de situaciones, pero esto era mucho, con esto no podía mostrarme fuerte, simplemente no podía.
Me separe de ella y la mire, ella estaba con el rostro lleno de lágrimas, se notaba el dolor, pero dentro de todo, se le notaba tranquila, sabía que le dolía, la había visto todo este tiempo, pero hoy se le notaba tranquila.
--Ya no va a sufrir más –Dijo suave –Ella ya estará bien, sé que ella será mi ángel, sé que ella está en un lugar mejor –Sollozo y la abrace –La extrañare, más que nada, pero ahora ella esta descansando, ya no tendrá que estar en un hospital, ya no tendrá que soportar más quimioterapias –Tomo aire –Ahora ella es libre de todo eso, ya ella es libre de tener que soportar eso, ella está bien.
--Si, ahora está bien –Dije besando su cabeza y tratando de contener los sollozos.
-- Siempre tuve miedo de este momento, pero sería egoísta de mi parte someterla a más tratamientos, someterla a más dolor, sabía que ella odiaba los tratamientos, le causaba dolor, siempre me pedía que no se los colocaran más, ahora sé que está bien, la mientras moría, se veía tan tranquila.
--No la pude ver –Dije sollozando, me sentía muy mal, quería verla, quería decirle lo mucho que la quería, que de verdad era la niña de mis ojos.
--Me pidió que te dijera que te quería y que te diera las gracias por todo lo que nos diste.
--Yo también la quería mucho –Dije tratando de sonreír, pero seguro me salió más una mueca.
--También me dijo que te dijera algo, pero es algo que también te quiero pedir yo.
--¿Qué?
--Que no me dejes sola, que no me abandones, eres lo único que tengo ahora, eres lo único que amo ahora.
La mire y trate de sonreír, me acerque a ella y la tome de las mejillas y la bese, un beso que decía mucho, un beso en el que se sentían muchas emociones juntas.
--Nunca, nunca te dejare, ni lo pienses.
La abrace fuerte y ella correspondió, tendremos que ser fuertes de ahora en adelante, sin Leila, solo los dos.
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Déjate Amar
Teen Fiction"Para Florencia la vida no es sencilla, sus padres murieron en un accidente automovilístico hace 2 años atrás y su hermana pequeña padece una enfermedad terminal. A los 20 años Florencia tuvo que dejar de lado todo para poder trabajar y pagar los al...