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Una guerra no se prepara en dos días ni en unos meses, una guerra puede ser organizada incluso durante décadas y así los Otauros harían la suya, el bando enemigo es bastante listo, astuto, mientras mas en calma estan sus aguas es cuando más peligrosos son, para que todo saliera perfecto y pudieran conquistar aquel planeta debían planear una estrategia demasiado buena para vencerlos. El líder de Somnio se encontraba en paz interna ya que Aldora le cuidaba las espaldas, podría ser insoportablemente bella, pero sabía que era una arma de doble filo y con un solo toque podría asesinar al oponente más fuerte.

Aldora cumplía su deber, cuidar y proteger a su líder pero la lejanía que sentía por parte de Damian la tenia sin aliento, el estaba alejado de ella y solo lo veía de vez en cuando, ya que el comandaba ahora su escuadrón, en poco tiempo había aprendido lo necesario Cómo para ser un buen guerrero de cabesilla, ya no era tan débil ni miedoso, había descubierto una llama en el que antes no conocía, ese furor de querer conocer todo, de desmenuzar las cosas en su alrededor, estar separado de Aldora y no estar bajo su cautela y cuidado lo había convertido en otra persona, estar alejado de ella rompía aquel lazo que los unía.

Cada 9 meses en Somnio se festejaba el ritual de la luna, era un ritual de fertilidad bajo aquella luna enana que aquel día se tornaba de un tono amarillo, en este día bueno, en esta noche, los habitantes del lugar estaban en su faceta más fértil haciendo que el furor del  apariamiento en estos crecieran en una forma conciderada. Esthela y Damian se habían hechos muy buenos amigos, a pesar de sus diferencias ya Damian no era "Lo inútil" que solía ser.

- ¿Damian que haras más tarde?-

-Bueno, estoy en mi ciclo así que pretendo ir a mi base a entrenar y bueno tal vez salga a comer algo-

-Eres tan aburrido, bueno ¿Qué tal si salimos? Hoy es el festival de la luna enana y hay muchas fiestas, nunca has ido a una y ya estás bastante mayorcito como para ir ¿Qué dices?-

-Suena tentador, pero no creo que sea del agrado de Aldora-

-Por favor, ella seguro irá con el líder eh escuchado que ella está ligada con él, así que no creo que le importe mucho ¿Piensas vivir siempre bajo sus ordenes? Debes disfrutar tu belleza-

-Bueno si las cosas están asi, si ire, pero debes venir a recogerme-

-Bien, pasare por ti a las 21 horas-

Damian a las 20 horas ya estaba listo,  posaba un pantalón en la tela más fina de somnio, lino, de un color blanco al igual que su parte superior, las mangas llegaban a sus muñecas y estaba descubierto hasta la mitad del pecho, Esthela llego vestida de la misma tela y color lo único que su vestimenta tan solo cubría sus senos, abdomen e intimidad,  llevaba el cabello hecho chinos suelto y con aquella  sonrisa maníaca que siempre poseía su rostro, ambos partieron. Aldora escoltaba al líder hasta una de las tantas fiestas. Pasaron unas largas horas, el líder disfrutaba de todas las mujeres a su merced mientras Aldora se sofocaba en una esquina, ya había entrado en su primer celo y era extraño acostumbrarse.

Fue a una de las barras a tomar algunos tragos, era un sitio amplio pero repleto de personas  juntas y pegadas, bailando, cantando y follando era sofocante estar allí traía la piel pegajosa del sudor, el cabello suelto y despeinado, tomaba copa tras copa, se sentía en las nubes, temblorosa y sensible a todo rose.

Desde lejos pudo apreciar a Damian caminando entres tantas personas, esta se sorprendió con levedad no esperaba ver a una persona como Damian metida en un lugar así. Lo siguió hasta llegar a el, lo vio s una habitacion la puerta roja habia quedado entre cerrada y abierta, esta sólo observó a través de la perilla y lo vio allí con una mujer, esta encima de él en cuclillas dando pequeños saltos mientras esté manoseaba los glúteos de ella y leves sonidos salían de sus labios.

Aldora sintió como un ácido subía por su garganta y como aquel dolor se empezaba apoderar de su pecho, su lazo habia roto, las lágrimas corrían de sus ojos de forma involuntaria, sintió unos deseos incontrolables de entrar alli, apuñalar a esa mujer y córtarle el pene a Damian, pero resistió aquellos antojos impuros solo salió corriendo de allí, solo pensó en buscar a su jefe. Llegó al lugar donde estaba el mayor, una mujer le hacía una oral, este percibió  la presencia de Aldora la cual se veía pálida y su rostro estaba lleno de lagrimas secas.

- ¿Qué pasa guerrera?-

Pregunto  mientras hizo señales para que la mujer que sobraba allí se marchara.

-Quiero retirarme señor-

Aquel lugar era un infierno, el olor a fluido genitales, sudor y alcohol era insoportable, una urgía gigante por así decirlo. El líder la vio con angustia, nunca había visto un gesto de dolor en el rostro de aquella mujer, se levantó del gran lecho deshecho y se dirigió a esta acunandola en un gentil  abrazo, dejando descansar su cabeza en le pecho.

-Una persona tan fuerte no debería llorar, sus seguidores se sentirían débiles al no ver la fortaleza hen su diosa, yo me sentiría mal, ya que todas mis esperanzas están puestas en ti y no me gustaría que las arrugaras con aquellas lágrimas que No merecen estar en tu rostro-

Mencionó todo aquello mientras observaba su rostro y acariciaba sus mejillas, solo era otro vil intento de manipular su mente cono desde siempre hacia, hablándole así Está se sentiría obligada hacer fuerte, desde un inicio este sabía que Damian asistiría alli, que iría con Esthela, que se la follaria por el celo y asi fue, seguro en este momento Aldora  estaba a su merced sexual ya que estaba dedpechada. Esos labios rojos natural lo hicieron perder la cordura al embriagarse con aquella dulce inocencia  que había en su rostro, se acercó a esta para robarle un beso, uno bestial lleno de extasis Aldora  sintió como le flaquearon las piernas al sentir el miembro mosculoso llamado lengua introducirse en su boca, ambas lenguas hacían un baile lento y pausado, se debatían entre la cama y el sexo, el mayor la acercó  a el, haciéndola estremecer por sentir su cuerpo desnudo, exploraba el delgado cuerpo de esta con sus ásperas manos haciendo que temblara por cada rose.

Lanzó de forma brusca su cuerpo a la cama y se posó encima de ella besando sus labios, descendió con lentitud por su cuello hasta llegar a su clavicula, la devoró  con lentitud dejando varias marcas a su alrededor, deslizó su mano por su cuerpo,  desmenuzandolo en cada centímetro que avanzaba, hasta llegar a su intimidad, estaba mojada, caliente y suave, la removió con avaricia, empezando a acariciar su húmeda vagina virginal, unos jadeos se escaparon de sus labios, mientras está arqueada de la espalda mordía su labio inferior, movía sus caderas pidiendo por más. Aquellas sensaciones eran exquisitas sólo eran un rose a lo divino, Aldora por primera vez se sintió mucho más allá de las galaxias, el líder era todo lo que prometía ser, un hombre de carácter fuerte, de buen corazón y largos dedos. Pero aquello se detuvo cuando unos estruendosos ruidos  se escuchaban, los gritos de los Somnianos, todo indicaba a que la guerra había iniciado.

Alfa y OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora