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Los tres días de celo que tuvo Deller los paso sin salir de la habitación de Aldora esta no soportaba la simple idea de que el pelirrojo caminase por ahí sólo entre tantos animales, caninos y felinos, tan solo llegar a imaginar que absorberian su aroma le hacía estallar de la ira. Deller volvía a su trabajo habitual al lado de su amada reina, había disfrutado la estancia con Aldora a pesar de que no pudo mantener relaciones sexuales con esta disfruto de sus besos y sus toques inapropiados, se sentía un quinceañero con su primer amor.

Aldora salía del cuarto de entrenamiento, estaba molida del cansancio tenía el día completo metida allí, desde la entrada del alba hasta la puesta de las hermosas dos lunas que se podían apreciar en el cielo. Caminaba con tranquilidad hacia su habitación mientras hacia tronar sus articulaciones.

-Deller ¿Cómo te va?- Pregunto esta al toparse con este- ¿Has adelantado trabajo?-

-Si todo está bien- Respondió con nerviosismo- Voy hacia donde la reina. Le debo dar estos papeles- Le mostró la recua de hojas en sus manos-

-Estas nervioso Deller- Afirmó al sentir el olor de sus feromonas- ¿Qué pasa Deller?- Lo observó con interés- Esa reina tuya nunca me ha agradado sinceramente-

-¡No pasa nada Aldora! No faltes a mi reina te pido de favor. A veces toma malas decisiones ¡Pero es por el bien de todo!- Exclamó continuando su paso- Sólo estoy algo cansado. Nos vemos luego-

Aldora lo observó marcharse con una pequeña sonrisa ¿Qué le pasaba ahora? Sino hubiese estado tan cansada ya estuviera atrás de este y hubiese llenado a aquel pelirrojo de besos, casi no se podía creer lo cursi que podía llegar hacer estando cerca de este. Pero fuera de ello ¿De que iba ese comportamiento tras decir lo de su reina? Algo estaba pasando. Bostezo con cansancio y tomó una larga ducha. Se acostó en su cama y sintió el vacío a su lado, se sorprendía así misma por no haber perdido el control al estar cerca de aquel Omega en celo. Definitivamente se había convertido en toda una Alfa.

Damian se ahogada en aquella agua cristalina que solo podía reflejarse la oscuridad en ella, Aldora salto al lago para ayudarlo pero no podía alcanzarlo, tomaba su mano pero esta se escabullia entre las suyas hasta quedarse vacia. La agonía en su rostro la torturaba. Damian había cerrado los ojos. Aldora observó a la superficie y vio a la Reina de las Bestias junto a su fiel Deller  observarle con aquella sonrisa habitual y con el nerviosismo en el rostro del otro.

Aldora despertó alterada, con un sudor frío en su columna vertebral y los latidos de su corazón a toda milla, algo estaba pasando y era malo ¿Qué ocurría? Su instinto Alfa la hizo levantarse de la cama sin querer, camino por los solitarios pasillos los cuales sólo estaban acompañados del resplandor de una bombilla, un escenario de película de misterio. Corrió con preocupación sin saber que la había alterado tanto y solo tenia algo o mejor dicho alguien en mente "Damian". Empezaba a confiar de sus sueños ya que alguna de las cosas que veía en estos se habían cumplido. Llegó al almacén de armas y municiones ¿Qué hacia allí?

Suspiro con tranquilidad y cerró los ojos visualizando su sobresalto como algo involuntario, se recostó de una de las paredes y miró el lugar y fue entonces cuando un olor a óxido inundó sus fosas nasales, podía peder la memoria pero el olor de la sangre de Damian era algo que llevaba consigo. Busco entre los altos estantes y organizadores hasta encontrarlo. Estaba metida la mitad de su cuerpo en una caja de cartón, tenia la ropa destrozada y el rostro molido a golpes, estaba débil y lleno de moretones. Era patético, triste y asqueroso. Aquel hedor a semen provocó que su estómago diera un volcón. Se mordió el labio inferior y al acercarse a donde este veía como sangraba, como se retorcía en su propia miseria.

-Damian- Pronunció su nombre en un tono lívido mientras tomaba el cuerpo de este entre sus brazos- ¡Damian!- Grito quitando los mechones chocolates que este tenía en el rostro- Responde por favor. Aunque sea una señal, una pequeña-

Vio el cuerpo de este estremecerse en su tacto, abrió los ojos y aquel color ámbar que antes poseían estaban rotos y sin luz, sus labios secos y pálidos.

-Al..Aldora- La voz le salio temblorosa, débil- Tengo miedo Aldora- Se abrazo a esta con dolor y pesar- ¿Por qué has durado tanto en encontrarme?- Su voz era la de un niño pequeño y asustado- Eres una mentirosa. Di...dijiste que siempre me cuidarias- Se abrazo a esta rompiendo en llanto-

Aldora contuvo las lágrimas no soportaba aquella imagen ¡No aguantaba el nudo en su garganta! El que se había atrevido a tocar a su Omega, a su Damian. Lo pagaría con creces. El celo de Deller la distrajo, para que Damian estuviera fuera de su vigilancia y así atacarlo, todo tenía sentido. Cargo al moribundo entre brazos y lo llevó a su habitación, para limpiarle toda aquella asquerocidad que le habían dejado impregnada ¿Por qué abusaron de el? ¿Por qué permitió  que dañaran al más débil? ¿Por qué a su Damian?

Aldora no fue capaz de separarse de su pequeño en ningún momento. Este se durmió abrazado a ella muerto de pánico. De vez en cuando se despertaba nervioso y sudoroso por los recuerdos que invadían su mente. Aquellos tres grandes caninos y felinos, lo desgarraron, golpearon y humillaron hasta el aburrimiento. Sentía que no valía la pena, que era débil, que no merecía haber sido egendrado por un líder.

La rubia paso la noche en vela, planeando y pensando en cada detalle de aquel lugar ¿Deller estaba detrás de esto? Seguro y ella  se había convertido en un bufón, u juego para Deller, una burla de la Reina y una deshonra para Magnus. Pero ahora ya no dejaría que nadie jugara con ella y que la manipularan. De ahora en adelante las cosas serían como ella iba a dictar. De ahora y adelante ella sería un Alfa.

Alfa y OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora