Capítulo 19: "Con la soledad"

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Ryuunosuke pasó aquella noche intentando dormir en el sofá de la sala principal, pero por más que lo intentaba, no lograba conciliar el sueño, y se mantuvo despierto durante largas horas... sin hacer nada más. Ni la idea de programar, ni los juegos lo calmaban. No había nada que pudiese despejar su mente, de los incómodos y diversos pensamientos que le invadían sin descanso.

En ese momento, lo único que deseaba era que regresaran las clases... a pesar de lo mucho que las detestaba. Estaba cansado de pensar en su situación, no deseaba más problemas. La sola idea de imaginar cómo estaba Rita, o qué haría ahora respecto a su familia... o qué podría estar haciendo Colin y cuáles fueron sus planes... le atormentaba tanto, que a ratos sólo pensaba en desaparecer.

Comenzó a rebobinar, a cuestionar cada una de sus acciones... y mientras más lo analizaba, más comprendía que cada una de las decisiones que había tomado durante el último tiempo, una tras otra, eran erróneas. Cada paso que había dado, sólo resultaba en tragedia... ¿cómo caminar entonces? ¿Acaso podía evitar el tropiezo? ¿Por qué si siempre estuvo dispuesto a levantarse, ahora le costaba tanto?

No estaba acostumbrado a tanto fracaso. Las cosas siempre le habían resultado bien... quizás ese era el problema. Jamás imaginó que ahora sería diferente. Había subestimado todas las variables. Creyó que podría solo, sin contar con nadie, sin necesitar a Rita, pero se equivocó. Ahora lo sabía... por su arrogancia, por culpa de su terquedad, había terminado en la más miserable de sus posibilidades.

Luego de lograr dormir unas dos horas durante la madrugada, un sorpresivo y mañanero sol, le despertó en forma involuntaria cuando sus rayos de luz golpearon su rostro. Eran alrededor de las ocho de la mañana... hora perfecta, pensó cuando vio la hora en su celular. Ya era momento de marcharse.

Se levantó del sillón, notando un permanente silencio alrededor, y cogió sus cosas para abandonar el departamento haciendo el mínimo ruido posible, puesto que despedirse de su padre, no era una opción para él.

Bajó por el ascensor, abandonó aquel edificio, y caminó por el asfalto, un largo rato, mientras observaba en su celular las coordenadas que buscaba. Maid-chan, rápidamente preparó para él, todo un recorrido conveniente para llegar al lugar en que actualmente residía su madre. Si tomaba un bus, podría llegar hasta donde ella se encontraba en unos cuarenta minutos, por lo que se dirigió hasta el paradero y lo esperó el tiempo que fuera suficiente.

Una vez arriba, comenzó a contemplar la ciudad. Se le hacía extraño estar allí nuevamente, luego de unos dos años y medio. Las cosas no habían cambiado demasiado, pero su sensación sí. Sentía una angustia injustificada, que incluso lo llevó por breves segundos, a desear ser una vez más aquel chico feliz e inexperto que confiaba en las amistades y tenía tantos sueños...

De pronto, recibió una notificación de Maid-chan que le hizo regresar a Tierra.

— Ryuunosuke-sama, ya casi llegamos. Debe bajarse en la siguiente parada.

— S-sí — respondió el chico volviendo en sí.

Ignorando la expresión de preocupación en el rostro de Maid-chan al ver a Ryuunosuke tan cabizbajo, éste se levantó de su asiento, y tocó el timbre para bajarse del autobús. Una vez abajo, sintió súbitamente su corazón acelerarse de la nada, y un intenso calor en el cuerpo, que le llevó a sentir sus manos casi sudorosas. Estaba curiosamente nervioso, eso lo pudo percibir. Respiró hondo, y caminó en la dirección que Maid-chan le indicaba. Pero entonces... algo ocurrió.

Cuando estaba tan solo a una cuadra de su casa, pudo distinguir sin esfuerzo, la figura de su madre caminando con un hombre. Sin duda era ella. Pero por algún motivo, corrió hasta ocultarse detrás de un kiosco que había cerca.

— ¿Qué pasa con usted? — preguntó Maid-chan, ya no pudiendo evitar intervenir en el asunto.

Pero el chico no le respondió, su mente estaba fija en lo que sus ojos observaban... Y cómo no estarlo, cuando su madre llevaba en sus brazos a un bebé de unos dos años de edad. Fácilmente logró distinguir que se trataba de una niña, por el cintillo que llevaba en su cabello, y su prenda de vestir color rosa... ¿Sería hija suya aquella criatura? ¿Acaso esa pequeña niña era su hermana?

Los contempló durante un momento, completamente paralizado. Su madre sonreía, se veía feliz, interactuaba con aquel hombre que le resultaba conocido, e intercambiaban miradas. También, se veían sumamente cariñosos con la niña... Sí, estaba claro. Esa niña era su media hermana. Su madre había logrado la forma de hacer su propia vida, su familia aparte e independiente. Y él, él seguía solo... más solo que nadie.

Dio leves pasos hacia atrás, quizás intentando escapar de aquel campo visual... y de pronto, notó la mirada de su madre puesta sobre él. El kiosco ya no lo protegía, pero desde aquella distancia, no estaba seguro de si ella lo reconocería...

— ¡Ryuunosuke! — exclamó ella de pronto, para sorpresa del chico.

En ese momento, y sin siguiera pensarlo premeditadamente, se largó a correr.

Corrió como nunca antes, hasta que su aliento se acabara, sus piernas no dieran más y terminara tropezando contra el asfalto. Lamentablemente, su mal estado físico, sólo lo distanció unas cuantas cuadras desde su punto de partida. Intentó ponerse de pie enseguida, para intentar continuar corriendo, pero no podía... simplemente, su cuerpo no se lo permitía.

Entonces, allí, desde el suelo... sin nada más qué hacer, comenzó a maldecirlos a todos. A Phil, a Colin, a George... a Rita, a sus padres, al novio de su madre, a la chica que ayer se había parecido en el departamento de su padre... y hasta a la bebé. No, sobre todo a la bebé... Pero, ¿por qué?

Él había decidido distanciarse, y entonces, ¿por qué se sentía tan triste? Le gustaba estar solo, buscaba por todos los medios la distancia, ¿por qué entonces le generaba tanta angustia saber que se encontraba tan indefenso y marginado? ¿Por qué le afectaba tanto el vínculo que sus padres habían roto con él? ¿Por qué le costaba tanto asumir que estuvieran haciendo su vida manteniéndolo en el olvido?... Porque en realidad, siempre detestó sentirse solo. Estar solo, no era más que una forma de protegerse de la verdadera soledad, de aquella que se genera cuando dependes de alguien más: del abandono, de la incomprensión, de la indiferencia, de la traición... Temía sentirse lastimado.

Después de todo, era un humano más, como todos. No era el independiente desalmado que en algún momento intentó convencerse de ser. Necesitaba de la gente, de familia, de afecto... necesitaba de Rita... Cuánto hubiese deseado un abrazo de ella en ese momento.

Londres (Rita x Ryuunosuke fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora