El timbre finalmente sonó dando por concluida la última clase. Agarré mi mochila y colgándola en mi hombro me dispuse a salir del salón, llegando a las afueras del instinto una fuerte brisa azotó mi cara desordenando los cabellos que se colaban en mi frente, debido a su intensidad mis gafas se salieron un poco de su sitio así que me las arreglé con el dedo índice. Espere a que se tranquilizara un poco ya que si no me iba a ser un fastidio el ver, los vientos de agosto en Londres eran tempestuosos y levantaban el mugre sin piedad de quién estuviese en frente.
Por fin llegaba el viernes, necesitaba tener un día libre de tanto estudio, porque la verdad no era mi estilo, sin embargo no soy tan malo para que no me gustase estudiar, pues siempre he tenido un promedio estable. Hasta me han pedido tutoría a lo que me niego rotundamente por peresa.
Cuando noté que el viento se calmaba seguí con mi camino manteniéndome apacible a todo lo que me rodeaba. Lo digo porque soy un poco temperamental, pero no es nada molesto hasta que me sacan de quicio. Y hablando de sacar quicio...
Un pie se me atravesó en el camino, pero gracias a mis reflejos logré verlo antes de que me propinara una fea caída. Volteé la vista para ver a la persona dueña de aquella extremidad, aunque no tenía que ser adivino para saber de quién se trataba, pero claro que no, si lo llevo marcado en la frente como señal de que jamás debo olvidar su nombre; ni nada de lo que me ha hecho todos estos dos años.
—Aiden... —Pronuncié con asco, recibiendo una sonrisa petulante de su parte.
—Curie, tu madre me ha pedido que pasara por ti. Parece que va a llover muy fuerte hoy, se ha preocupado y por eso me mandó.
Solté un gruñido irritado. No se le podía ocurrir mejor persona para venirme a recoger que el imbécil de Aiden, además, él estudia aquí también no entiendo como es que le dijo.
—¿Cómo es que...?
—Me llamó —me interrumpió, sacando su celular como muestra de sus palabras. Suspiré, no podía empezar mi libertad viendole la cara a este idiota. Y precisamente hoy mi mejor amigo Leonard se enfermó. Él era el único que podía sacarme de estos encuentros, ya que los demás siempre salían antes porque estabamos en clases diferentes.
—Mira, yo puedo irme solo, le diré a mamá que tuviste algo importante que hacer y no sabrá que me dejaste —le señalé acusador—. No te tienes que preocupar por el favor. Adios.
Decidí seguir caminando sin esperar respuesta, después de todo si yo sufría a él no le importaba, sabía perfectamente que hacía este favor sólo por mi madre y la suya. Sucede que el día de su mudanza nuestros padres se hicieron muy buenos amigos todos. Entonces nosotros quedamos en no involucrarlos a ellos en nuestras disputas. Aunque haya sido él el que las comenzara.
Como era de esperarse él no dijo nada, nisiquiera me siguió lo cual me hizo sonreír con amargura; soportaba muchas cosas de él pero ya estaba cansado de lo mismo, todos los días me hacía algo. Por en ello estoy dispuesto a detenerlo, a vengarme, empezaré mi plan para hacerlo caer.
La brisa comenzó a ponerse cada vez más fuerte haciendo gruñir las copas de los árboles, a los cuales se le salían las hojas que se entrecalaban con el aire provocando un pequeño remolino, molestando mi visión. Comencé a maldecir por lo bajo y a caminar más rápido, pues unos truenos me alarmaron corroborando en lo que había dicho el maldito pelirrojo. Se avecinaba una tormenta.
—¡Diablos! —Maldijé cuando las hojas de un árbol que tenía cerca se comenzaron a encolar en mis anteojos. Rápidamente me los quite para que luego me entrara mugre en los ojos, eso y que no podía ver bien me hicieron golpearme con el tronco del árbol que había soltado las hojas al principio.
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¡Maldito vecino! (Yaoi)
RomantikNoah parecía tener una vida normal como cualquier joven de 16 años. sin embargo, hay alguien que no le deja vivir en paz, harto Noah decide vengarse a como dé lugar, pero... ¿Sus planes van a salir como quiere? A él no le importa, está dispuesto a v...