Capítulo 4: Compañero

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[Kendal en galería]

El tiempo se detuvo en ese preciso instante en el que vi sus ojos, pero creo que sólo fui yo el que tuvo esa impresión porque cuando quise reaccionar Aiden ya me había ganado.

—No te voy a sostener para siempre —dijo cruzando los brazos.

Mi cuerpo y mente regresaron al presente apenas lo escuché decir eso, me había ido por un pequeñisimo instante del mundo y la verdad no tenía idea de porque.

—¿Por qué me ayudaste? —Pregunté ceñudo, sin mirarle al rostro.

Soltó un duro suspiro mientras ingresaba a la casa y cerraba la puerta.

—Tenemos un trato ¿no? Pues ya lo estoy cumpliendo —se dirigió a las escaleras—. Me iré a duchar, a Lidia le encanta el espagueti. Por... Por favor...

Aún no podía creerme que Aiden estuviese así conmigo. Y lo de antes me había hecho creer que las palabras que dijo en el restaurante no eran verdaderas, sin embargo, cuando dijo que sólo estaba cumpliendo su parte algo dentro de mi se desilucinó.

¿Qué es lo que está pasando conmigo? Se supone que lo detesto... ¿Por qué me interesa tanto lo que piense de mi?

Sacudí mi cabeza tratando de apartar todo esos pensamientos tontos de ella, para finalmente ponerme a preparar la cena. Le mostraré a esa chica que el mejor hombre que puede tener en su vida seré yo, claro, porqué haré mi mejor esfuerzo.

Sé que tenemos una tregua por ahora gracias al favor que le estoy haciendo, pero cuando ese mes acabe todo será como antes y seguirá haciendo de mi vida una miseria, así que no debo dejar de lado mi plan del principio ¡claro que no! Un mes es lo que necesito para quitarle a esa chica. Sé que no estaré haciendo bien ya que por Lidia no siento nada y sólo la ilusionaría, pero no es nada que no pueda superar después.

Pasé quince minutos en la cocina y faltaba poco para que todo estuviera listo. Me había puesto el delantal de mi madre para no ensuciar mi ropa y sus cosas de cocina. Ahora que lo pensaba mejor tenía que comparar mis propias cosas de cocina porque usar las de mamá me hacían ver muy ridículo ¿O eso creo?

Escuché como bajaban las escaleras así que me volteé a ver a Aiden que seguro ya estaba listo.

—¿Ya está lista la cena? Lidia no tarda en llegar.

Casi se me cae el baso que tenía en la mano (donde anteriormente bebía agua). Pues cuando mis ojos se posaron en él algo en mi reaccionó. Se habia puesto muy bien para una cena en casa... demasiado bien...

Calmate Noah.

—Eh... —Tragué saliva. Justo lo que me faltaba ¡quedarme mudo!

—¿Pasa algo? —Me miró extrañado.

Negué frenéticamente con la cabeza.

—N-Nada... nada, si ya todo está listo —me quite los guantes y los puse donde iban—. Yo creo que sólo falta que lo sirvas y listo.

Se quedó mirándome fijamente, provocando incomodidad en mi ser. ¿Acaso tenía algo en la cara?

—Te queda bien ese delantal —dijo serio. Tan serio que no pude decir si se estaba burlando.

—N-No digas tonterías —giré mi cabeza, sentía que mis mejillas estaban rojas de la vergüenza.

—Noah... —Y el timbre sonó.

Suspiré con alivio pues sentida que de verdad me iba a dar un ataque si seguía estando a solas con él y mas si actúa de esa manera. Me quité el delantal y lo dejé en su lugar para disponerme a subir a mi habitación. No tenía ganas de ver esta estúpida cena.

¡Maldito vecino! (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora