Capítulo 8: Una tarde de "estudios"

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Y así llegó el fin de semana, caluroso, pero tranquilo. Me encontraba en mi habitación sobre mí cama limpiando mis ojos para luego ponerme los lentes y ver mejor, miré a mi lado y como supuse Aiden ya no estaba; suele madrugar los fines de semana para hacer deportes o vaya yo a saber que.

Me levanté de mi cómodo colchón y entre al baño disponiéndome a hacer mi aseo personal. En ese transcurso, comencé a recordar sucesos de la semana, como cuando mis amigos se enteraron de que Kendal me iba a ayudar con los estudios. No entiendo porque le meten tanto drama a una simple cosa como esa.

Terminé mi baño y después de cambiarme bajé en dirección a la cocina. En donde un agradable aroma se esparcía por todo el lugar, entrando en este supe que mi madre estaba preparando el desayuno, con una de sus resplandecientes sonrisas. Al sentir mi mirada sobre ella, me miró y no dudo en esbozar una sonrisa en sus labios.

—Buenos días cariño —dijo ella, acercándose a mi para darme un beso en la mejilla.

—Buenos días ma —cogí una de las uvas que estaban cerca—. Eso huele bien.

Mi madre hizo una pose divertida mientras se señalaba con la cuchara.

—¿De dónde crees que sacaste el don de cocinar? —Dijo riéndose.

No dude en reírme igualmente, su pose era lo que más gracia me causaba.

—Buen punto —no dejé de reír—. Papá es terrible en la cocina, si lo dejamos sólo terminara peor que Aiden.

Mamá viró los ojos mientras se acercaba a mi con una sonrisa mucho más amplia.

—Las mujeres de mi familia Noah —decía con un toque de diversión—. Todas hemos terminado casandonos con chicos malos, pero bien malos en la cocina.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, puesto que sentí como esas palabras venían con doble significado.

—Ya no me da risa mamá —suspiré—. Pronto viene un amigo así que desayunaré rápido.

Mi madre comenzó a reír fuertemente, asustandome un poco.

—¡No tienes que ponerte así! —Seguía riendo como si no hubiese un mañana—. No sé en qué estés pensando jovencito... pero bueno.

Giré la mirada sintiéndome avergonzado por encontrarle doble sentido a estas cosas. ¿Qué Diablos pasa conmigo? Supongo que todos estos líos ya me dañaron la mente.

—Correcto, ya está listo —comenzó a servir—. ¿Y quién es ese amigo que vendrá?

—Kendal —respondí sin darle mucha importancia—. Me ayudara a estudiar, ya que me descuide en el colegio...

Mi madre puso los platos en la mesa y se sentó a para comer conmigo.

—¿Cómo? Noah, no puedes bajar tus notas. Sabes que eso perjudica tu ingreso a las competencias de cocina —alegó severamente—. ¿Qué te pone tan descuidado?

Tomé el tenedor y comencé a mover las uvas de un lado a otro mientras pensaba. Es porque quería encontrar una nueva receta para el concurso...

—Me desvelé unos días buscando una nueva receta —confesé—. Estaba muy cansado y me dormía en clases y no entregaba algunos trabajos.

Mi madre negó levemente con la cabeza en señal de desaprobación. Comió un poco, y luego me señaló con el tenedor.

—Noah, no te sobreesfuerces. La inspiración llegará cuando tenga que llegar —comentó mientras se metía unas uvas a la boca.

—Eso ya lo sé... —Decidí comer al fin. Estaba delicioso... esas uvas le daban un toque genial.

—Mamá... ¿Usaste aceite de oliva? —pregunté mirando la deliciosa salsa que tenía el omeled.

¡Maldito vecino! (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora