Capítulo 8

1.5K 72 4
                                    

Llegué a la oficina, asistí a un par de reuniones en las cuales no me pude concentrar. Lo único que ocupada mi cabeza era la hermosa piel bronceada de Kate, su cabello húmedo enrollado entre mis manos mientras su boca estaba sellada a la mía con auténtica pasión. Grabado en mis retinas sus hermosos pechos, estuvieron ahí, tan cerca de mí pero no llegue a tocarlos. Llegado a este punto no sabía si agradecerle a Macarena o despedirla, o mejor aún venderla a un proxeneta. Eso último me hizo reír, era más fácil que ella me vendiera a mí a una horda de caníbales.

Hablando de la reina de Roma, era ella quien aparece en mi puerta con su cara de; "Te cortare las pelotas", la ignore ¿Qué más podía hacer? No tenía armas para defenderme, hablando claramente estuve a punto de acostarme con su sobrina bajo un sol brillante.

– Se lo que haces y créeme conmigo no funcionara. Hacer como si no existiese no hará que desaparezca mágicamente – Comento mientras ordenando algunos documentos en los cajones de mi despacho.

– No desaparecerás, pero al ignorar tu presencia indirectamente pospongo una conversación que no quiero tener contigo, ni ahora, ni en los próximos diez años – Ella quiso ocultar una sonrisa, pero no pudo, amaba mi sentido del humor.

– Como quieras, mi prioridad es advertirle a mi sobrina que se aleje de ti. Es más, si su casa no está lista en las próximas semanas les pidiere que se vengan conmigo al departamento, demasiado grande para mi sola, y así me aseguro que mantendrás tu pene lejos de ella – La volví a ignorar, simplemente no quería discutir el tema o por lo menos no con ella. De momento.

– Haz lo que quieras. Ella es grandecita, sabrá si quiere tener mi pene cerca o no – Sin acotar nada más salí de la oficina buscando el número de Gerard en mis contactos, con él sí que hablaría de lo sucedido.

Mi amigo tomó a fondo blanco el líquido que rellenaba el vaso justo después que terminara mi relato. Nos encontrábamos en su oficina, o su palacio como él lo llamaba. Mi fiel compañero era un casi divorciado que poseía varios clubs nocturnos de moda en todo el centro de la ciudad. En esta ocasión nos encontrábamos en su favorito Asgard. Me veía como si me hubiese salido una tercera cabeza ¿Tan raro es querer follarte a la novia de tu hijo? O mejor dicho ¿Tan terrible es que estuve a punto de a hacerlo?

– ¿Me veras así toda la tarde? Deja de verme así – Le pregunte para luego darle otro trago a mi vaso. Su actitud me estaba empezando a sacar de quicio.

– ¿Cómo quieres que no te vea de esta manera? Robert una cosa era fantasear, pensar en lo quisieras con ella, hasta ese punto todo bien. Rob lo que me estas contando es muy fuerte, sé que parezco mojigato. Hasta el más sátiro tiene sus límites, sin ofender hermano – Respondió aun con los ojos fuera de órbita, él no era un monje de claustro precisamente, pero entendía el punto.

– Soy consciente que estuvo mal, aunque no me arrepiento de nada. Todo lo contario, hasta podría decir que odio a Macarena por interrumpirnos. De igual forma esto no puede volver a ocurrir, joder David es mi hijo no merece ser traicionado de esta manera. Tengo claro que un polvo contra una tumbona solo me dejaría con ganas de más. Esa mujer tiene; "Danger" escrito en sus hermosos pechos – Con total sinceridad pude dejar salir lo que llevaba dentro, por más que quisiéramos no podíamos. Había llegado el momento de poner límites entre los dos, el mediterráneo de ser posible.

– ¿Crees que te retiraras después de haber estado tan cerca de alcanzar tu cometido? – Yo mismo me había hecho esa pregunta, la respuesta era sí, me torturaría la vida pensando en; "Que hubiera sido si...", por el bien de todos, la decisión estaba tomada.

– Te podría sorprender mi resistencia amigo, si no puedo tener a la que deseo la remplazare con todas la que me desean – Conteste con fastidio, seré terrible saciarme de otros cuerpos pensando en ella, pero ¿Qué más podría hacer? Ya se me pasarían las ganas, solo era una puta calentura de la crisis de edad media.

– Si tú lo dices. Siéndote cien por ciento sincero, no te creo – Tenía razón al decir eso, ni yo mismo me lo estaba empezando a creer.

– Tu opinión querido, solo necesito hablar con ella, aclarar las cosas, comenzar desde cero, como debió ser una relación Suegro-Nuera inocente cual recién nacido.

Una carcajada se escapó de la garganta de mi amigo, que seguidamente acompañe con fuerza, me conocía más de lo deseaba. En mis manos estaba encaminar esta extraña relación que había desarrollado con la pequeña Katherina, me había demostrado que, como yo, también me tenía ganas, que obviamente le está diciendo difícil ocultar. Saqué mi móvil y rápidamente le escribí un WhatsApp. Puta foto de perfil, vendría a mis sueños esta noche.

Seduciendo lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora