Capítulo 25

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Todo lo que vino después fue muy raro. David regreso cuando el concierto este ya estaba en su parte final rompiendo así la burbuja que Robert y yo habíamos creado entre interpretación e interpretación. Lo sí note y me preocupo fue su repentina euforia, quise saber dónde había estado todo el concierto y respondió con evasivas. Comenzó a e besarme de forma excesiva para estar en un sitio público lo cual produje en el ambiente un halo de incomodidad entre los presentes, Robert nos veía entre introspectivo y sombrío y la noche a penas y estaba despegando.

Para enrarecer más la velada Day desapareció de momento a otro dejándonos a Robert David y a mí solos, dando espacio a que mi mente volara a sobre analizar todo aquello que había sucedido durante el concierto. Entre mis pensamientos y las repentinas demostraciones de afecto de David me estaban agotando mental y emocionalmente, quería salir corriendo de ahí.

-Cariño estoy un poco cansada. Vayámonos a casa – Le dije David al llegar de la pista de bailar, era evidente que el alcohol le estaba empezando a pasar factura y yo no me sentía lo suficientemente bien para lidiar con ello.

-Nena la noche recién comienza, quedémonos otro rato – Sin esperar que le respondiera se abalanzo a mis labios. Quise esquivarlo, pero fue demasiado tarde. Comenzó a besarme desesperado y sentí como metía una de sus manos por debajo de mi vestido, era la gota que derramo el vaso. Como pude me separé para él para hacerlo entrar en razón.

-David, por si no te has dado cuenta estamos en un lugar público. Todos nos ven, compórtate – Me aleje de él, pero al intentar poner más espacio entre nosotros me tomo de la muñeca fruentemente con el fin de pegarme a él, empezaba a hacer daño.

- ¿Qué demonios te pasa Kate? Desde cuanto te molesta que te bese o te toque en público – Pregunto viendo por sobre mi hombro. Robert estaba a menos de tres metros de nosotros fingiendo el no ser consciente de la situación.

-No, lo que me molesta que no me beses como una persona normal. Deja de tratarme como una puta ala que le pagas por un rapidin en el baño. Soy tu novia, merezco respeto – Escupí con rabia, ya no se trataba si Robert veía o no, era su novia, pero hasta con ese título merecía respeto como mujer.

-Eres mi mujer, te puedo hacer lo que quiera, cuando quiera y donde quiera – Respondió acercándose más a mí. La muñeca me dolía y su miraba estaba empezando a asustarme, nunca había visto una reacción tan violenta en él.

-David me estás haciendo daño. Suéltame por favor... – Le pedí tranquilamente. No quería hacer las cosas más difíciles. Ni que Robert se diera cuenta que algo no andaba bien entre su hijo y yo.

Mis plegarias no fueron escuchadas ya que antes de que David volviera emitir cualquier demanda hacia a mí, Robert ya se encontraba entre nosotros.

-David, suéltala... – Le pido su padre. Mi novio solo lo reto con la mirada, no quería ceder y yo estaba al borde del llanto.

-Papá este no es tu asunto, es entre mi mujer y yo – Le respondió con una furia desmedida, a punto de perder el control y estaba empezando a temer lo peor.

-Puede que no se mi problema, pero no permitiré que hagas un escándalo aquí. Este lugar está lleno de periodista y paparazis y se la gracia que te hace salir en primera plana en los programas de chismes – Le dijo entre dientes. David no cedió, en ningún momento me soltó. Todo lo contrario, comenzó a caminar hacia la salida retorciendo mi mano más fuerte sobre mi muñeca y empujándome entre la gente.

A medida que nos encaminábamos a la salida busque a Robert entre mar de gente que se había convertido el local. Dentro de mí me gritaba por ayuda no quería estar a solas con David en un momento como este. Cuando por fin localice a Robert a un par de pasos de mostros le suplique con la mirada <<No me dejes sola>>. Evidentemente llamamos la atención de todo aquel que estaba a nuestro alrededor y sino reconocían mañana seriamos la exclusiva en todos los programas de cotilleo, una vez más.

Robert nos alcanzó justo en la salida. Esto no pintaba bien, u si me preguntaban con cuál de los dos prefería irme a casa, la respuesta era obvia, Robert.

-Estás loco si crees que dejare que te lleves Katherina en el estado tan deplorable en el que te encuentras hijo – Lo detuvo Robert al salir de local. <<Sálvame>> Fue mi pensamiento cuando por fin estuvo frente a nosotros.

- ¿Te la quieres llevar tu?... Claro que te la quieres llevar.... A nuestra casa lo dudo – Le respondió a su padre, el cual al igual que yo quedo petrificado con aquella contestación, pero Robert no se dejó amedrentar y reacciono al instante.

-Deja de decir cosas sin sentido hijo. Estas alterado, déjala irse a casa. Tú y yo nos podemos quedar a tomarnos algo – En los labios de David se enmarco una sonrisa que me dio escalofríos, aquí pasaba algo más, su mirada se intercalaba entre su padre y yo. Respiro profundo, cerró los ojos y me vio nuevamente como David, mi David.

-Iremos a casa viejo ¿Nos acompañas o te quedas con Day? – Pregunto cómo si los últimos diez minutos no hubiesen existido, al parecer aquel ente maligno que se había apoderado de el por fin abandonaba su cuerpo para ser esa persona a la que estábamos habituada, dulce y ocurrente.

-Me voy con ustedes. Ya el auto está por llegar – Dijo Robert alejándose un poco de nosotros mientras sacaba su móvil del bolsillo de la chaqueta y le marcaba a alguien. Posiblemente a Day.

-Kate... Amor, no pretendía asustarte – Dijo con cara de perrito arrepentido, pero me mantuve alerta. Tenía miedo de que cambiara de actitud nuevamente.

-David es la primera vez que veo compártete así, nunca me habías hecho daño – Dije mientras acariciaba mi muñeca enrojecida. Él al ver lo que hacia la tomo, maldijo entre dientes.

-Prometo que esta será la última vez...

Quise creerle, pero esto lo único que hacía era empezar...

Seduciendo lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora