Capítulo 8

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-Deja de moverte tanto, eres muy inquieta- dije a esa bolsa que se movía sin parar -Ya no  falta mucho para llegar, así que callada y tranquila- 

El camino de regreso al departamento había sido tranquilo a excepción de el problemita que estaba dentro de la bolsa. Subí las escaleras, porque si no me iba a entrenar esta semana, al menos debía de hacer algún esfuerzo físico -como subir 11 pisos- 

Toque la puerta, una, dos, tres veces y nadie atendía, supongo que debe ser porque sigue dormida, así que con el juego de llaves que no le devolvi antes de irme; entre con la bolsa tras de mí y subí las escaleras en camino a su habitación. 

Cuando iba entrando, la cama estaba vacía, y justo cuando estaba por salir de aquel cuarto, la puerta del baño se abrió, dejándome ver a una Taylor completamente desnuda, que en cuanto me vio, dio un grito claramente audible, yo solo atiné a quedarme parada, mirando como intentaba tapar su cuerpo, con sus manos, era totalmente inútil, yo podía ver su piel perfecta, tan blanca, tan suave a la vista, ella tenía una perfecta silueta y una desesperación clara en el rostro hasta que la vi desaparecer por la misma puerta por la que salió, fue entonces cuando pude parpadear 

-¡¡Dios mio, Taylor!!- pude decir por fin -Lo lamento- 

-Karlie...- iba a correrme de su casa, estoy segura

-¿Si?, Taylor-

-¿Podrías pasarme una toalla?- 

-Por supuesto...- Camine a la cama, tomé la toalla entre mis manos y volví a la puerta, la toque y entonces su mano tomó mi brazo, su piel estaba fresca y entonces tomo la toalla de mi mano, yo me sentía fría sin su tacto. Después de un par de minutos salió con la toalla enrollada en su cuerpo, se podía ver que traía su sostén puesto y eso me estaba ruborizando y calentando mi cuerpo de una manera poco saludable.

-Gracias, Karlie. ¿Crees que tengas alguna pijama en tu casa para que me ponga?-

-Por supuesto, Taylor- 

-Bien, entonces gírate para que me ponga mi ropa- dijo riendo -¿O vas a volver a verme hasta que desaparezca de tu vista?- reí nerviosa 

-Claro, perdóname- dije volteandome 

Después de un par de minutos ella misma tocó mi hombro para que me volteara 

-¿Qué traes en tu hombro?- preguntó curiosa y señaló la bolsa que no dejaba de moverse 

-Es por lo que fui esta tarde, espero haber atinado a base de características y coordenadas- dije riendo y quitando la bolsa de mi hombro, dejando ver a una gata joven, rayada y gris

-No puede ser. Karlie... tu, tu la encontraste y la trajiste. Meredith- La gata maulló y Taylor la tomó entre sus brazos para darle mimos sin parar  

-Por poco creí que no sería ella, pero que bueno que lo fue- 

-Sin duda es lo que necesitaba para estar completa, gracias Karlie- dije y dejo a la gata en el piso, la cual fue a explorar el departamento y estirar las patas después del largo camino hasta aquí.

Yo me perdí en los movimientos de la gata al desaparecer de la sala, que nunca note cuando Taylor corrió hasta mí para colgarse de brazos y piernas a mí, como pude la sostuve de sus piernas y enterré mi cara en su cuello, olía tan bien y se sentía maravilloso poder estar tan cerca de ella

-Gracias, Karlie- susurro contra mi oído, mi piel se erizo 

-No agradezcas nada, Taylor, es lo mínimo que podía hacer por ti- dije feliz 

Ella bajó de mis brazos, sin embargo no dejo de abrazarme, ahora ella tenía su cara en mi cuello, y sentía como su respiración caliente chocaba contra este, estaba poniéndome nerviosa, pero ella al fin cedió y se alejó por completo de mi.

Bad Blood 1.0 (Kaylor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora