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Paro de respirar y miro a Acacia, está en el marco de la ventana a punto de subir pero no me mira, mira a Brittany que a su vez me mira a mi. Está totalmente confundida.

– Ya hablaremos —Susurra con furia Acacia, para luego esfumarse.

Parpadeo, pensando que aparecerá en frente mía para darme un cachetón por tener a Brittany aquí, pero no vuelve a aparecer. Solo hay una voz, parecida a la suya que me grita en la cabeza: Sácala, saca a esa zorra guapa de tu casa. Olvídala. Joder mátala ahí mismo Faith.

Sigo buscando de dónde viene la voz, me olvido de la presencia de mi espalda y doy vueltas buscando a Acacia, pero sigue sin estar aquí.

– Faith, ¿qué pasa? —¿Por qué Brittany está tan tranquila, después de que Acacia la insultase? O, ¿por qué su voz es tan dulce, como si esto pasase todos los días?

– Era mala idea, lo sabía. Lo siento Britt, de verdad que lo hago. Ella es simplemente una maldita perra maleducada.

Su rostro se pone pálido y me mira sonriendo forzadamente.

– ¿Quién es maleducada, cielo?

– ¡La chica que te acaba de insultar! Brittany, pareces tonta, ¿no la acabas de ver en el marco de la ventana? Acacia es una maldita maleducada.

– Acacia. —Dice, perpleja, como intentando asimilar lo que acaba de escuchar. Como recordando algo.

– Ajá. Acacia.

Asiento con la cabeza y me vuelvo a meter en la cama, el frío me inunda mientras noto como si alguien me acariciase la cabeza, miro pero no veo a nadie, supongo que el hambre me está afectando. Acacia dijo que esto pasaría. Brittany se levanta para ir al baño y me doy cuenta de que es una excusa cuando la escucho hablar con mi madre. Hablan y hablan hasta que me llaman para la cena.

No cenes. Ni se te ocurra.

Vuelvo a buscar la procedencia de la voz y sigo sin encontrarla. No quiero comer, no quiero tirar por la borda el trabajo de Acacia, por lo que voy hasta el salón rodeada de mantas y le digo a mi madre;

– No tengo hambre —Primera mentira del día, mi estomago ruge.

– Siéntate en la mesa y comete aunque sea un filete, Britt se quedará a cenar —Dice, alegre— Y quítate esa manta, que me está dando mareo solo de verte tan tapada.

– Tengo frío.

Por detrás la mano de Brittany toca mi frente para asegurarse de que no tengo fiebre y después se sienta a mi lado. Mis padres y Brittany hablan como viejos amigos mientras revuelvo mi plato sin probar bocado.

– Cariño, Britt me habló sobre Acacia, ¿por qué no me habías dicho que era tu amiga?

Tengo ganas de decirle que no es mi amiga, que alguien como Acacia solo existe para ser una perra sin amigos pero me controlo. Debo de agradecer que me ayuda.

– Supuse que lo sabías desde que fuimos a casa de sus padres y ella me gritó.

Mis padres se miran nerviosos y un silencio se instala en la mesa. Al rato mi madre suspira y me responde.

– Oh, fue ella.

Maravillosamente la cena termina sin ningún bocado de mi parte y miradas entre mis padres y Britt, la cual se despide con un: Mañana nos veremos. Al subir a mi cuarto con la excusa del frío veo a Acacia sobre mi cama, sonriéndome lascivamente.

– Vamos a hablar sobre lo gorda que eres, sobre la zorra de tu amiga y las
mentiras qué diremos a partir de ahora, y me harás caso: porque ya estás metida en esto hasta el fondo.

faith » lesbianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora