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Acacia. Acacia... ¿Acacia no es real?

– Faith, Faith.

Enfoco mi vista, estoy adormilada, pero mi vista borrosa me permite distinguir la figura del mismo doctor que fue tiempo atrás a mi casa.

– ¿Cómo estás Faith?

Miro el lugar. No sé dónde estoy, todo es demasiado blanco y escucho algún que otro grito de fondo. Noto como algo cae de mi boca, estoy babeando. El mundo se mueve muy rápido, muy borroso, pero yo me muevo tan lenta.

– Veo que has estado tomando las pastillas.

Acacia no es r... ¿Dónde está Acacia?

– ¿Do-don-de —Me cuesta hablar, tengo la boca dormida, pero poco a poco logro articular una frase— esssta A-Acacia?

El doctor suspira.

– Acacia está solo en tu cabeza Faith, es una ilusión. Ya lo hemos hablado.

Abro mucho los ojos, confusa. A pesar de todas las pastillas tengo un momento de lucidez. Estoy en un sanatorio mental, llevo aquí una semana. Acacia no es real.

– Hay que cambiarle esta medicación, parece que está drogada. También hay que aumentarle la dosis de comida, parece peor de lo que llegó —Le dice el doctor a una de mis enfermeras— Y por favor, límpiale la baba.

nota de autora
dios, faith, mi pequeño bebé. las pastillas de la esquizofrenia (y la mayoría que mandan los psiquiatras) suelen dejar adormilados a los pacientes, en este capítulo quiero enseñar lo duro que es para faith estar en un sitio que no es su hogar, desorientada, con una mediación que la hace dependiente a otras personas. ay. ya estamos en la recta final de la obra. tal vez haga una maratón incluso.

faith » lesbianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora