fin

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Acacia no es real. Tengo esquizofrenia y bulimia. El jurado de voces está solo en mi cabeza.

– ¿Cómo te encuentras hoy, Faith?

Estoy mirando por la ventana, mis manos nerviosas tocan un hilo de mi camiseta. Recuerdo llevar un mes encerrada aquí, aunque sé que llevo mucho más, solo que la antigua medicación no me deja recordarlo.

– Mejor.

La respuesta en realidad es peor, pero nunca puedes decirle la verdad al médico. Te subirá la dosis, te mandará más talleres en grupo y te restringirá más tiempo sin ver a tu familia para no alterarte. Yo llevo desde que llegué sin ver a la mía. Mamá llama, pero a veces lo que más necesito es un abrazo.

– Hoy ha venido alguien a verte.

Asombrada miro a mi doctor.

– ¿Mi madre? —El niega, y le cede su asiento a alguien que no esperaba ver en mucho tiempo: Brittany.

No la habría reconocido de no ser por esa mirada tan característica que tiene de bondad. Su largo pelo rubio ahora está corto y de color rosita. Tiene ojeras bajo sus ojos. Parece tan cansada.

– Te he echado de menos —Dice, y veo que llora— Perdón por co-

– Tranquila, no me acuerdo. Así que supongo que ya no pasa nada.

Hay un silencio muy incomodo en la habitación, tampoco podemos hacer mucho con varios enfermeros mirándonos. Veo como sus manos temblorosas sacan una foto arrugada y rota de su bolso.

– Sabes, estoy acostumbrada a eso de que olvides cosas de mi —Tiene una sonrisa tristona en la cara y me tiende la foto. En ella estoy yo con doce años, sonriente, hay otra niña dándome la mano y a su lado está Acacia. Pero no es mi Acacia, es una Acacia joven, extremadamente delgada y con el pelo rapado. Luce enferma. Britt no para de llorar— Estas somos tu, yo y Acacia, hace muchos veranos. Éramos un trío inseparable, aunque tú y Acacia tenían algo que yo siempre envidié.

Mi mente colapsa, Acacia... Acacia no es real. Tengo esquizofrenia y bulimia. El jurado de voces está solo en mi cabeza.

– Acacia estaba enferma y murió. Fue un suceso traumático para las dos, pero más para ti. Una esquizofrenia se diagnostica muchísimo después, pero la tuya se desencadenó antes. Empezaste a ver a Acacia, pero no te estaba haciendo bien, pronto nos dimos cuenta y empezaste la medicación. Las pastillas te dejaron tan abobada durante tantos años que simplemente nos olvidaste. Pero de repente tú madre pensó que no las necesitarías más. Bajaste la dosis. Y recaíste. Y yo volví, porque no podía permitir que otra gran parte de mi vida muriera.

Niego con la cabeza. Acacia no es real. Tengo esquizofrenia y bulimia. El jurado de voces está solo en mi cabeza. Pero entonces un caleidoscopio de imágenes saturan mi mente, y parece que puedo recordar. Mi Acacia no existe, pero una vez existió. Abrazo a Britt, la abrazo mientras lloramos y temblamos.

– Tienes que ponerte bien Faith, tienes que dejar a Acacia ir. Promételo. Te necesito.

– Lo haré Britt, lo haré.

faith » lesbianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora