12
Acacia está acostada en mi cama, observando todos y cada uno de mis movimientos, ahora, teniéndola así parece sacada de una revista de las que solía leer Brittany en la cafetería del instituto. Está desnuda, con millones de chupetones que se extienden desde sus senos hasta su pálido cuello, tiene los labios entreabiertos y sangre en las uñas. Maravillosa.
– Faith.
– Dime. —Susurro, muy bajito. Con miedo de que las voces me escuchen.
– ¿Sabes cuánto tiempo llevamos siendo amigas?
– No, ¿tres meses? ¿cuatro?
Acacia se levanta y se sienta en mi regazo, sus manos vagando por mis costillas.
– Llevamos juntas desde muy pequeñas, no puedo recordar mi infancia sin tenerte a ti a mi lado. —Asiento con la cabeza, simplemente concentrada en sus huesos y en el martilleo de mi corazón— Igualmente como nunca les he caído bien a tus padres nos reencontramos hace ya un año. Y ahora mírate, una chica preciosa, gracias a mí.
Preciosa, preciosa, preciosa, preciosa. Susurran las voces pero son calladas por mi madre, la cual entra en la habitación y hace que Acacia entierre sus manos en mis caderas, dejando fluir la sangre. Las voces comienzan a gritarme y siento como si me faltara el aire, Acacia desaparece y ahora lo único que puedo ver es a mi madre, con ojeras y una pastilla en las manos.
– Toma. —Me la tiende junto a un vaso de agua, pero no lo cojo. Acacia odia que tome las pastillas y todo lo que odia Acacia es aborrecido por el jurado de voces. Y si me la tomo todo será peor, mucho peor.— Faith, por favor.
Suspiro y con mis manos temblorosas cojo la pastilla y esta vez me la tomo. Dejo que se deshaga en mi lengua y siento el sabor amargo por toda mi cavidad. La pastilla alargada que debía tomar todos los días hacía que el jurado (y por lo tanto, Acacia) desaparecieran un rato, además de que me hacía torpe y débil, me dejaba atontada de nariz hacia arriba y hacía que mis extremidades se relajaran y hormiguearan. Mi madre da palmaditas en el hueco de la cama que se encuentra a su derecha y voy hasta allí, sentándome a su lado, ella agarra mi mano y la acaricia. De un tiempo para atrás la veo más mayor, más cansada.
– ¿Un mal día? —Pregunto mientras apoyo mi cabeza en su hombro.
– Uno largo. —Me dijo— El problema no es que haya sido largo ¿sabes? El problema es que todos son así, siempre.
– Perdón.
– ¿Te encuentras mejor?
– No lo sé, no me gustan las pastillas.
Se siente como si me estuviera escondiendo muchos secretos y es cuando mi cabeza comienza a pesar de la medicación cuando recuerdo la extraña conversación que tuvo hace semanas por el teléfono por cable.
– Mamá, ¿a dónde me van a llevar? —Ella traga duro y siento como sus manos tiemblan entre las mías.
– Es lo mejor, Faith. —Mi madre comienza a llorar— Tu padre y yo estamo tomando la mejor decisión, de verdad. Brittany y todos te iremos a ver, no estarás sola.
Me aparto de ella asustada, busco con la mirada a Acacia, porque ella sabe soltar toda la ira que llevo impregnada porque ella siempre sabe qué debo hacer, pero no está. Se ha ido. Hija de puta.
– Mamá, ¿a dónde voy? —Doy vueltas por la habitación— ¡Responde! ¿¡A dónde coño me llevas!? ¡Ya te cansaste de mí y me vas a abandonar! ¿¡Eh!?
– No, Faith, las cosas no funcionan así. Veo el sufrimiento en tu cara y quiero arrancártelo, pero no puedo, no puedo hacer nada en contra de Acacia si no colaboras. Esta no es mi hija Faith, esto no está mejorando.
Caigo de rodillas en el suelo y la miro, miro sus lágrimas y analizo sus palabras. ¿Por qué todos hablan de mí como si estuviera enferma? ¿Por qué tantos problemas con Acacia? Acacia lo único que ha querido es mi bien. Acacia me ha convertido en alguien precioso, alguien fuerte; ¿no?
– ¿Cuándo me voy? —Susurro, más relajada debido a la pastilla.
– Tienes un mes cariño, verás que vuelves a ser la Faith de hace un año.
– El problema es, mamá, que yo no quiero volver a ser la Faith de antes; ¿no has pensado en eso?
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faith » lesbian
Historia Corta- Venga Faith, vomita todo lo que has comido hoy. - Acacia, mi madre dice que esto está mal. - Venga cariño, lo que está mal es tu peso.