Por aquel pueblo donde yo vivo es muy famosa la historia de una familia que vive en una cueva, a las afueras de la aldea. Al parecer solo viven de robos a los viajeros que pasan por allí cerca. Aunque, algunos se aventuran un poco más y rumorean que a muchos, además de robarles, se los devoran.
Poco se sabe sobre la vida de Los Peterson. De lo poco que se conoce, muchos ancianos afirman que el padre, Jack Peterson, huyó del pueblo junto a su esposa debido a los malos tratos hacia él. No se equivocaban. Jack sufrió la discriminación por ser el hijo de un violador. Golpes e insultos eran pan de cada día. Cuando cumplió su mayoría de edad decidió irse junto a su pareja, Vecky, la cual lo seguía a todos lados.
La poca información acerca de la vida dentro de la caverna ha sido investigada por algunos jóvenes periodistas que se han atrevido a merodear esos lugares. Gracias a ellos se ha podido saber lo terrible que ha sido la vida allí dentro: Los primeros años en la cueva, Jack y Vecky no tardaron en tener unos cuantos hijos. Bueno, no fueron "unos cuantos", sino que quince, donde las cinco mayores eran mujeres. Lamentablemente en todo ese tiempo sus hijos comenzaron a crecer y Vecky a envejecer, obviamente. Esto hizo que Jack siguiera procreando, pero con sus hijas. Actualmente el Sr. Peterson ya es padre-abuelo de 8 pequeños. Pero, aparte de esta información, no se conocía casi nada de cómo vivían o qué había dentro de la caverna. Y así tuvo que haber seguido.
Hace poco tiempo un periodista, de apellido Rogers (lo recuerdo muy bien), metió sus narices en todo el asunto. Era un recién graduado de la Universidad, así que tenía ansias de hacer una buena nota. Su misión siempre fue muy clara: Revelar al mundo qué había en la caverna de los Peterson. Obviamente no contaba con el apoyo de nadie, ni siquiera de la policía. ¿Por qué la policía no interfería? Decían que tenían cosas más importan qué hacer, se ocuparían cuando hubiesen pruebas de algún asesinato, no solo rumores. Rogers intentó convencer a gente para hacerse pasar por extranjeros y así adentrarse un poco más al mundo de esa extraña familia. Su suerte no mejoró, nadie lo quería ayudar. Todos sabían que era un peligro estar por allí, así que preferían no acercarse. El joven periodista no se rindió y siguió con su misión. En un principio intentó de buena forma pedirle una entrevista a Jack, el cual inteligentemente no aceptó pero se dejó ver ante Rogers, cosa que no ocurría hace años. Los que hacían el trabajo sucio ahora eran los hijos de Jack, no él. El veinteañero, en el momento de ver al Sr. Peterson, casi colapsa por el susto; el semblante de Jack era intimidador, su ropaje era sucio y con manchas evidentes de sangre. Lo quiso espantar pero, al contrario, lo animó más a seguir con su investigación. Maldición.
Pasaban las semanas y Rogers seguía acosando a los Peterson. El periodista veía cómo muchos aventureros entraban allí y nunca volvían a salir, pero no tenía las pruebas para presentarlas a la policía. Para Rogers era obvio. ¿Cómo se alimentarían? No había otra explicación, los robos a extranjeros no alcanzaría para toda una familia, pero... un cuerpo entero sí. Aunque, ¿tanta era la ambición de Rogers? ¿Arriesgar su vida solo para hacer una buena nota? Ridículamente así fue.
Rogers veía que el tiempo pasaba y aún no tenía nada con el peso necesario para ser escuchado, así que decidió poner manos a la obra y entrar por su propia cuenta a la caverna. Fueron varios días los que tuvo que ingeniar un plan. Puedo deducir que unos cinco días, pues no se vio por las cercanías durante ese tiempo. El periodista fue malditamente astuto, sabía que la noche era perfecta para su cometido. Encontraría a todos dormidos, debido a que se despertaban muy temprano a cazar turistas. Se comunicó con la policía para que, por último, pusiesen un micrófono en su cuerpo y así escuchar lo que pasaba, por si lo intentaban atacar. Estaba preparado para el todo o nada, un poco más relajado por el micrófono pegado a su pecho. Cuando llegó a la caverna, entró lentamente. Rogers no conocía el interior de ésta, así que la delicadeza de sus pasos era clave. Al adentrarse, el olor remeció su cuerpo. Su estómago pedía auxilio. En su vida había estado en un lugar tan pútrido e infecto. Siguió avanzando y se encontró con una tela que tapaba el camino: Era la entrada al hogar de los Peterson. La orquesta de ronquidos lo ayudó bastante, corrió un poco la tela y siguió avanzando sigilosamente. Entró a la primera habitación de la caverna, era una "sala de estar". Las náuseas que le provocaba ese olor indescriptible le estaban empezando a dar arcadas. Llevó una pequeña linterna, de baja iluminación, para inspeccionar el lugar. El suelo estaba lleno de manchas rojas secas, obviamente sangre. Alumbró las paredes y quedó atónito con el decorado óseo que allí adornaba, obviamente sacado de las personas que raptaban. Para seguir avanzando debía pasar por otra tela. Al acercarse los ronquidos se hacían más fuertes. Sus piernas tiritaban, su estómago clamaba piedad y su cuerpo transpiraba muchísimo. Se armó de valor y avanzó. Era otra habitación, quizás más terrible que haberse encontrado con los mismísimos Peterson. Se había arrepentido de llevar linterna. Había una especie de comedor, hecho de manera muy rústica. Encima de la mesa estaba el cuerpo de Vecky, lleno de mascadas, de distinto tamaño. Su cuerpo no expelía un olor putrefacto, pero le causaba grima saber que la esposa de Jack había tenido que ser devorada también. Rogers analizó el cuerpo y quedó atónito... La diferencia de tamaño en las mordidas quería decir que toda la familia eran caníbales, cosa que él ya sospechaba pero nunca creyó verlo en persona, y menos con Vecky. Hacía días que no pasaba un extranjero, así que debió sacrificarse por sus hijos. Alumbró el piso y vio partes de cuerpos desmembrados por todo el piso; huesos, dedos, tobillos, cabezas, orejas, etc. Aún nadie se había dado cuenta de la presencia de Rogers. Miró hacia delante y ya era obvio... en la siguiente sala estaría el "dormitorio". Se dejó llevar por el momento y quiso echar una ojeada. Se acercó y movió un poco la última tela. Alumbró la habitación, con la menor luminosidad posible. Se devolvió al comedor. Solo debía llevar pruebas, para ello llevaba una gran bolsa donde guardaría esas partes del cuerpo que yacían esparcidas por el piso. Rogers estaba contento, sabía que su misión estaba por completarse. Había podido escabullirse como una rata en la caverna, sin ser escuchado. Saldría victorioso y se haría famoso, tal como él quería. Cuando abrió la bolsa aprovechó de hablar por el micrófono, informando lo que había encontrado. Estaba muy emocionado para darse cuenta que su susurro se había escuchado. Un miembro de esta orquesta de ronquidos ya no se escuchaba, y Rogers no lo notaba. Estaba agachado en el piso recogiendo pruebas, cuando siente que le muerden la pantorrilla derecha. "Papi ven, tenemos suerte, la comida vino a nosotros esta vez" – Advertía uno de los pequeños Peterson, mordiendo la pierna de Rogers. Al joven periodista se le heló la sangre. Intentó quitarse de encima al menor a patadas pero no pudo. La desesperación se apoderaba de su cuerpo. "Vengan, hijos míos. Adelantaremos el desayuno de hoy" – Dijo irónicamente Jack, desde el dormitorio. Rogers comenzó a chillar por la desesperación, no quería morir siendo la comida de una familia como los Peterson. Jack se abalanzó encima de él sosteniendo sus piernas y brazos. Sus hijos y nietos se acercaron a Rogers para devorarlo vivo. La policía escuchó todo el sin fin de gritos. Rogers pudo ver como su cuerpo era masticado, devorado y disfrutado por una familia a la cual nunca tuvo que investigar. No alcanzaron a terminar el festín y la policía llegó. Arrestaron a toda la familia Peterson, incluyendo los menores. Rogers había muerto.
Jack fue sentenciado a muerte. Sus hijos tuvieron suerte, ya que se habían criado en un ambiente retorcido, y para ellos era normal todo eso, por ende el juez los perdonó.
Sí, fui sentenciado a muerte... pero, el mundo me hizo así. Yo intenté ser alguien normal y no me lo permitieron, me obligaron a ser peor que mi padre. Quizás un monstruo. Ahora les cuento esta historia a minutos de ser ejecutado... Puto Rogers, a fin de cuentas logró su cometido.
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Historias Cortas de: Terror, Misterio y Suspenso Vol.1
Horror¿Quieres dormir esta noche? Con estas historias no lo podrás hacer. *Segundo Lugar Elune Awards 2016*