La Última Cena

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    Hace más o menos un año había llegado a esta ciudad. Buscando suerte como cualquier otro. Lamentablemente mi escasa experiencia laboral hizo que no tuviese un buen empleo, pero me conformaba con mi oficio actual: ser un amable cartero. Todos los días por la mañana salía a repartir todo tipo de paquetes y cartas, tenía una ruta bien definida para aprovechar mi tiempo. Era un clásico recibir mi desayuno de parte de la señora Smith, una anciana muy simpática con la cual conversaba durante unos minutos todos los días. Extraño aquellos momentos.

    Pero, recuerdo esa semana muy especialmente. Esa semana que todo en mi mente cambió. Nunca fui creyente de un ser divino ni nada por el estilo, pero algo inundó mi cerebro por completo. Un algo personificado en mujer; una diosa para mí. Una obsesión extrañamente hermosa: La joven Vecky, una estudiante alemana de intercambio. Se hospedaba en una pieza que arrendaba la señora Smith. Siguiente a esa semana, hacía mis entregas más rápido para quedarme por más tiempo conversando con Vecky y la anciana (la cual había pasado a segundo plano). Me empecé a enamorar perdidamente de ella. La amaba más que a mi propia vida.
Pasaba el tiempo y mi obsesión por ella se hacía más grande: Por las noches husmeaba en su basura para coleccionar objetos que habían pertenecido a ella. Así fue como pude armar un pequeño culto hacia Vecky: Una estatua de ella hecha a base de todo lo que encontraba en su bote de desperdicios. Antes de dormir, rezaba y bailaba alrededor de aquella escultura, completamente desnudo. Pero... Solo me faltaba algo. Tener su corazón.  

    Sabía que los días viernes ella llegaba tarde. La anciana Smith se dormía temprano, pero se despertaba con muchísima facilidad. La conocía bastante bien, así que ese viernes entré por la puerta trasera a su casa, y sigilosamente me infiltré en la habitación de Vecky. Estaba en el paraíso mismo. Me quité la ropa y me vestí con sus bragas y sujetadores. Empecé a brincar en círculos por la habitación. Estaba en éxtasis total; oriné todo para que tuviese parte de mí. Pero, ya era la hora. Vecky entró a la casa y algo salió mal. Normalmente se va de inmediato a su habitación, pero esta vez había mandado al vejestorio Smith a buscar algo. Maldita anciana. Cuando entró, me vio y quedó en shock. Aproveché para poner mi mano en su boca, y la otra en su cuello para asfixiarla contra la pared... una lástima por la señora Smith, era adorable. Vecky notó que algo extraño pasaba. Subió y encontró el cuerpo muerto en el suelo. Comenzó a gritar muy fuerte, sabía que los policías llegarían en cualquier momento. Bajé rápidamente y cerré todas las posibles vías de escape. Cuando volví a subir estaba llorando. Le comenté que yo la amaba y tenía que llevarla dentro de mí. Me acerqué lentamente hacia ella. No reaccionaba, solo sollozaba y miraba el cuerpo en el piso. "Seremos uno, estarás por siempre dentro de mí. Esto lo hago por nuestro bien amor", dije tranquilamente. Azoté su bello cráneo contra la pared. Cayó de inmediato. Comencé a despedazar su cuerpo... Sabía que estaba bien todo esto. Mi cuerpo se llenaba de su celestial sangre, sentí una excitación única. Penetré su cuerpo inerte, fue show magnífico. Por fin saqué su corazón, el resto del cuerpo me lo llevaría a casa para tenerlo de altar. Me senté en la mesa y puse el corazón en un plato. Serví una copa con su sangre para amenizar mi bocado. Suenas la sirenas, voces afuera piden que salga. No hice caso. Derribaron la puerta y me vieron sorprendidos. Estaban impactados. "Siéntense, hay comida para todos", sentencié.

Historias Cortas de: Terror, Misterio y Suspenso Vol.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora