Una Perturbadora Ternura

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    Es jueves, y podría ser un día cualquiera, pero aprovecharé de contarles todo lo que ha pasado en este mes infernal, así, quizá, podrán entender la gravedad del asunto. ¿Entender qué? El por qué estoy aquí escondido, en mi propio hogar... a la espera de cualquier cosa que pueda pasar.

    En mi núcleo familiar éramos cinco: Mi esposa (Rebecca), mis dos hijas (las pequeñas Kim y Amber) y nuestro fiel can, Bill. Yo era profesor en la única universidad de la ciudad, que dicho sea de paso es bastante pequeña. Rebecca toda su vida fue muy inteligente, pero su sueño siempre fue ser dueña de hogar. Las pequeñas Kim y Amber tenían solo diez y seis años, respectivamente. En cuanto a Bill, no podemos decir que era nuestro perro guardián, pues era bastante pequeño y cariñoso.

    Mis hijas nunca tuvieron problemas mentales ni nada por el estilo. En el colegio les iba excelente y nunca habían tenido problema alguno... hasta este año. Kim, la mayor, hace poco empezó a presentar cambios bruscos en su genio; había ocasiones donde pasaba de estar muy feliz, a un estado de agresividad extraña. Pero, no nos preocupamos mucho, como cualquier padre. Pensamos que quizás pasaba por algún proceso en su niñez, el cual provocaba esos cambios de ánimo. Lamentablemente, hace un tiempo nos informaron que no podía seguir en el colegio, así que Rebecca la cuidaba en casa.

    Hace un mes, las vacaciones comenzaron, eso significaba que Kim tendría que pasar más tiempo con Amber, algo que me tenía un poco desconfiado. Pero, en todo este tiempo no había pasado nada extraño, según Rebecca. ¿Por qué nos íbamos a preocupar?

    La primera semana estuvo todo bien, inclusive creíamos que Kim nunca tuvo nada extraño, solo incomodidad con su ambiente escolar; no podíamos haber estado más equivocados. La segunda semana, un miércoles si mal no recuerdo, nos despertó el grito de la pequeña Amber. Rebecca fue la primera en presenciar lo que había en la sala: Bill yacía muerto en medio de la sala de estar, con una abertura en todo su estómago, hecha obviamente por un cuchillo. En la pared, junto al perro, se podía leer, escrito con sangre, "De menor a mayor". No entendimos nada en el momento, seguíamos en shock. Le preguntamos a Amber qué había pasado, pero no sabía nada. Kim se demoró en llegar a la sala, pues estaba durmiendo aún. Seguíamos estupefactos con Rebecca, Kim decía que no tenía idea del asunto. Los días siguientes nos dedicamos a mejorar la seguridad de la casa, quizás era un aviso de un ladrón o algo por el estilo. Inclusive compré una pistola, aunque nada tenía mucho sentido.

    La tercera semana, Amber se nos acercó diciendo que no quería jugar más con Kim. Le tenía miedo. Con Rebecca seguíamos desconcertados... vez que veíamos a Kim, ella jugaba muy felizmente, sin actuar de manera extraña.

    Pero, esta semana lo peor comenzó. El día lunes, aproximadamente las 3:00 AM, escuchamos ruido en la sala. Fui a la habitación de mis hijas, pero no estaban. Corrí de inmediato a buscar mi pistola, mas no estaba. Nadie sabía dónde la guardaba, excepto Rebecca y yo. Bajé rápidamente con un fierro. Pero, antes de poder reaccionar, presencié lo más espantoso de mi vida: Estaba Amber amarrada de pies y brazos, sentada en una silla en medio de la sala, en su cuello tenía a ras de piel un cuchillo, el cual portaba Kim. A penas di un paso en la habitación, Kim la degolló. No pude reaccionar. Rebecca bajó de prisa. Comenzó a llorar y gritar muy fuerte. "De menor a mayor. Si intentan acercarse a mí, mi misión será cumplida más rápidamente... De menor a mayor", susurró con un tono de voz tiernamente perturbador. Se frotaba sus manos ensangrentadas por su rostro. Una expresión de felicidad como el de cualquier niña. Me di cuenta que ella tenía mi pistola. Intenté conversar con ella pero no pude, al acercarme le disparó en una pierna a Rebecca. "No quieras apresurar todo, aún quedan unos días. Pero recuerda: De menor a mayor", me hablaba tan calmadamente que me desesperaba. Nos obligó a dormir.

    Era martes. Le rogué para llamar a una ambulancia, la pierna de Rebecca empeoraba producto del disparo. Nos había aislado. No teníamos celular ni escapatoria. Se acercó a nosotros con el cuerpo de Amber. "Aliméntense", acompañado de una risa infantil. Nos miramos con Rebecca y no lo podíamos creer. Ya no le quedaban lágrimas. Kim no jugaba, no nos dio comida en todo el día. Intentamos planear algo para escapar, pero Kim nos podría asesinar con cualquier paso en falso. El miércoles, ayer, Rebecca y yo teníamos mucha hambre. Llamamos a Kim para negociar con ella, pues necesitábamos algo de beber. "Orina y carne humana es su única comida, aprovechen el manjar que les ofrezco", nos dijo. Rebecca no aguantó más e intento enfrentarla. Kim no dudo un segundo; le disparó justo en la cabeza. "No importa, hoy le tocaba a ella. De menor a mayor", decía tan fríamente. Le pregunté por qué hacia todo esto, pero solo se reía tiernamente. Ya no quería nada.

    Hoy, ya no aguantaba más el hambre... tuve que beber mi orina para alimentarme. Seguía pensando qué hacer. Pasaron las horas. Kim se me acercó. "¿Quieres jugar a las escondidas? Te daré solo tres minutos para esconderte. Si no te encuentro en siete minutos tú ganas, me suicidaré. Pero si te atrapo, ya sabes. De menor a mayor.". Y así fue, salió un momento para que pudiese esconderme. Intenté buscar un cuchillo, pero los había botado todos. Se me pasaban los segundos y no sabía qué hacer. La puerta de salida estaba llena de candados. Solo me tocaba ganarle en su juego. Me escondí en su habitación.

    Y aquí estoy, contando los minutos. Cada segundo en mi cabeza. Mi corazón late a mil por hora. Ya solo queda un minuto. Está revisando la habitación de al lado, quizás pueda vivir. Solo cuarenta segundos más, jamás me encontrará. Esperen, creo que me escuchó. Siento pasos acercándose hacia mí. No quiero terminar acá. Por favor, malditos segundos, pasen rápido. No, no, está muy cerca. "De menor a mayor", acaba de decir victoriosamente. Adiós, querida Kim. 

Historias Cortas de: Terror, Misterio y Suspenso Vol.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora