Capítulo 3

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Arnol sería un buen compañero para esta aventura de eso estaba seguro, era gracioso, ni en mis más locos sueños podría imaginar estar montada en un tigre mientras me daba vueltas por el cuarto

-Arnol -dijo Ambar cuando entró

Me baje de Arnol, en lo que el fue hasta Ambar, luego inclino la cabeza en señal de reverencia

-Veo que ya conoces a Arnol Celeste, el te ha extrañado mucho

-Me di cuenta, es un fiel amigo, de esos existe muy pocos en mi mundo -dije mientras acariciaba su cabeza

-Ambar... Tienes algo detrás

-¡Ho! Si... Disculpa, Celeste ella es Susan una Anjana una especie de hada del bosque

-Que bonita

-¡Gracias celeste! es todo un gusto conocerte y por fin tenerte aquí ¡Estoy tan feliz de eso! -dijo la hadita mientras volaba frente a mi

Era tan bonita, con su cabello amarillo, su piel blanquita y con sus grandes ojos azules, tenía una mirada que mataba de dulzura, quería abrazarla fuerte pero yo creo que si le daba la mano la mataba o algo así, era tan chiquita que me daba cosita

-Susan es mi hada, aveces las hadas se apegan a otros seres y Susan se apego a mi por eso siempre puedes verla conmigo o cerca de donde estoy

-Es demasiado linda

-Bueno Celeste, una de nuestras ayudantes de hechicería que se quedo te traerá tu ropa, ¿te parece?

-¿Ayudante de hechicería?

-Si, hace años que volví el Castillo algo como una escuela pero hoy es fin de semana por eso no hay nadie, verás, no me gustaba estar sola así que invite gente de todos los reinos, así todos aprenden de todos desde muy jóvenes y se les ayuda con sus poderes

-Vaya... Eso es impresionante, Ambar... Por cierto, yo... ¿Tengo poderes o algo así?

-Luego hablaremos de eso por ahora debes cambiarte, te quiero volveré pronto

Susan y Ambar salieron, deje que Arnol se quedará conmigo, no me molestaba que estuviera allí, más bien mientras más estaba con el, me sentía más protegida, el era como un recordatorio para mi de que no estaba en casa y ni siquiera estaba cerca

Tock tock, escuche la puerta

-Pase -grite

Era una muchacha de cabello negro largo y liso, era morena y bastante linda

-Hola, permiso... Soy Miranda un placer conocerla su majestad

-Miranda... No me digas así, mi nombre es Celeste así que sólo llámame Celeste, el es

-Arnol, lo se, conozco la historia
-¿Historia?

-Si, la historia de la hija perdida, Arnol era el tigre guardián de la niña y su mejor amigo, mis papás me contaron todo, me alegra que estes aquí, la reina Ambar es tan buena y ella tambien merece ser feliz, apenas tiene veintiuno debería vivir toda una aventura de amor o algo así y en vez de eso está de reina y profesora, no es justo, pero ahora estás tu Celeste y ella te ha esperado por años

-Gracias por contarme todo eso Miranda

-Toma te traje este vestido, es Celeste como tu nombre, te quedará muy bien, oye pero debe ser aterrador ser presentada ante los mayores de cada reino, te imaginas caerle mal a alguno y que quieran revelarse, o que quieran matar o algo peor

-Yo... No había... Pensado en eso

Se que Miranda no lo había echo apropósito pero me había puesto lo suficientemente nerviosa como para hacerme temblar las manos, era cierto, no me presentaría ante cualquier gente, lo haría ante seres que sólo veía en películas, seres que yo no entendía, y que posiblemente eran peligrosos, esto estaba mal y el miedo me estaba matando, me quede paralizada, me estaba arrepintiendo de todo, de venir, de estar aquí, de todo

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