Prólogo

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Hace algunos años se desató la guerra entre las grandes potencias para controlar un recurso que cada vez se iba extinguiendo: el agua. Las explosiones, matanzas e incluso suicidios colectivos iban terminando con la vida de cada región. La vida cada vez era más deplorable hasta que sucedieron un par de explosiones... nadie sabe quién lanzó las bombas y cabe decir que ahora no tiene demasiada importancia.

Después de aquellas explosiones el mundo cambió de forma literal; el impacto de aquellas bombas fue de tal magnitud que, al caer en el fondo oceánico, penetraron profundamente la corteza. El agua del océano, aprovechando este estratosférico agujero, descendió hasta mezclarse con todo lo que la Tierra escondía bajo sus entrañas; el nivel del mar decreció a velocidades impensadas. La actividad normal de las placas se vio afectada, al aparecer esta grieta kilométrica, vivenció algo que jamás habrían creído los científicos: enormes cantidades de magma borbotearon con increíble fuerza, rompiendo en cadena el resto de la corteza y acelerando la dinámica normal. En consecuencia, los continentes se desplazaron violentamente, entre cientos de terremotos y erupciones volcánicas, cambiando la estructura de todo lo conocido.

Se formaron tres continentes. En uno de ellos se acumuló todo lo gris y aquello que alguna vez fue construido por el hombre, fue llamado Cities y al ser todo lo que representaba contaminación fue abandonado en su mayoría, aquellos que se quedaron fueron consumidos por la locura, se volvieron salvajes; los dos que restaban formados por biosistemas donde el agua dulce emergió por todos lados, lo que antes eran desiertos rápidamente se volvieron selvas, ya no había porque pelear... pero la gente seguía muriendo curiosamente de deshidratación.

Se descubrió que el agua tenía una toxina, un virus que lentamente iba secando el cuerpo hasta la muerte, pero esta toxina no afectaba a los animales como si algo en su cuerpo limpiara el agua haciendo posible que su leche fuera pura para los humanos. Las poblaciones sobrevivientes se redujeron a pequeñas tribus que resguardaban sus territorios de forma recelosa adaptándose así a los ecosistemas donde se asentaban.

Pero ese no fue el mayor cambio a nuestro mundo, las bombas que lanzaron cayeron en el mar secándolo casi de inmediato y mutando a las todo aquello, planta o animal que vivía ahí. Miles, millones de kilómetros de desierto se formaron llenos de terribles criaturas que resguardan la respuesta a la toxina del agua dulce. Una parte del agua de los mares quedó suspendida en forma de grandes manchas rojas en el cielo que se desplazaban lentamente, el color de estas grandes nubes se debía a que eran tan tóxicas que cada que descargaban su lluvia sobre algún territorio quedaron devastados matando casi al instante a cualquier tipo de vida. Las tribus huían de las nubes más pequeñas que se desplazaban a mayor velocidad incrementando así el riesgo.

Una de las tribus del desierto descubrió que la toxina era inhibida al mezclarse con una de las hojas de "Atio", planta llamada así por el nombre que adoptó "Aqua Curatio" Esta planta se encuentra en lo que antes era llamado Mar, se dice que hay aproximadamente 6 plantas por habitante en la superficie conocida... son escasas, hay quienes dice que existen muchísimas plantas en lo profundo del desierto pero nadie nunca ha sobrevivido para contar a qué tipo de bestias se enfrentan y a la sequía o locura que alberga ese inmenso mar seco.

Los lugares más peligrosos para vivir son la selva y el desierto sin embargo las tribus se han adaptado a esos climas y sus peligros, la gente del desierto ha tenido que camuflarse para evitar a las bestias que ahí habitan, tampoco se encuentran muy adentrados en el desierto pues a pesar de tener mayor posibilidad de poseer Atio no cuentan con agua que puedan tratar o alimento en general, contrario a las tribus de la selva que tienen abundante agua y animales para alimentarse pero viven siempre con el riesgo de la toxina pues los niveles en el aire son tantos que deben vivir cubiertos completamente para así evitar la muerte. Más agua, más comida; menos vida... menos agua, menos comida; más vida.

Cada tribu ha mandado a sus guerreros más fuertes en busca de Atio, por lo que no es raro ver peleas a muerte en el desierto por una pequeña planta o gente intercambiando animales o litros de leche en el mercado negro del desierto por tan solo un par de hojas, que bien equivaldrían a limpiar de la toxina 20 litros de agua. 

Aqua CuratioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora