Cap. 3

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Los ruidos de la selva la acechaban de tal manera que sus pasos se aceleraban más y poco a poco su rostro se volvía rojo por la humedad, el sudor y la adrenalina que emanaba de sus poros. No entendía nada y se lamentaba una y otra vez por lo que había pasado hace tres días en su tribu.

Una vez más se había detenido, el hambre que había acumulado comenzaba a hacerle estragos en su salud, no llevaba nada que pudiera servirle más que su espada, pero en los últimos dos días no había encontrado un animal del que pudiera alimentarse, de menos esa espada había sido su acompañante y la ayudó demasiado el día anterior cuando un "Codrill" la había tomado desprevenida. Los días se había vuelto cada vez más difíciles, sin alimento y sobre todo sin agua pura, sabía perfectamente que no encontraría eso con facilidad y menos sin un Atio, pero por lo que se contaba en su tribu al menos la comida abundaría; busco un refugio ocultando su olor con algo de lodo sobre sus brazos y cara, el mismo procedimiento que le había enseñado su tutor Alan.

De pronto una chica se acercó hasta ella, intentó alejarse, pero no podía moverse para defenderse poco a poco la respiración se le aceleraba, intento mirar su rostro, pero era muy borroso casi como si no tuviera, la chica seguía avanzando hacia ella, sin poder hacer nada la miro con más detenimiento, aun sin su rostro la chica era muy hermosa llevaba una especie de enredadera atadas en sus brazos, logró distinguir una herida en su abdomen. Intentó ponerse de pie sin conseguirlo y fue justo cuando noto que aquella chica parecía mirarla, era una mirada triste, profunda como si temiera no por su vida sino por la de Danna entonces intentando alcanzarla extendió su mano, cuando estuvo a punto de tocarla despertó.

Danna había quedado inconsciente en algún momento alucinando por las toxinas del agua en el aire, tambaleándose logró levantarse con las pocas fuerzas que tenía, pero cayó al suelo nuevamente. La vida se iba de su cuerpo, tal y como a mucha gente de su pueblo y fue entonces cuando se preguntó si había valido la pena escapar de aquella masacre o solo había servido para prolongar su sufrimiento.

Comenzó a moverse de manera torpe, ya no distinguía bien las siluetas de los árboles lo que hacía que se chocará constantemente con ellos, mucho menos podría distinguir a un animal, no quedaba nada por hacer, cayó dándose por vencida no podía seguir, lágrimas se mezclaban con su sudor mientras miraba el cielo azul oscuro que la rodeaba.

Cerró los ojos esperando a la vieja y fría muerte, escuchó un ruido y supo que había muerto, sin embargo, el ruido creció más y más justo como su respiración. Abrió de golpe los ojos solo para encontrarse el aliento de un Codrill sobre ella.

La bestia la observó triunfante, la había estado siguiendo después de terminar su trabajo en aquella aldea, era un ser gigante grisáceo con dientes afilados amarillentos, llenos de baba y se alcanzaba a observar pequeños trozos de algún animal entre ellos, su cabeza medía casi el doble del tamaño de Danna y su cuerpo corpulento y lleno de escamas lo hacía ver como un personaje regordete, esta especie era muy feroz y podía sostenerse sobre sus patas traseras dándole una imagen algo humanoide, no eran los mejores rastreadores pero una vez que fijaban un objetivo como terminar con toda una aldea, era casi seguro que estos lograran su cometido. Danna quedó inmóvil pensando que era lo mejor, darle fin a esa agonía. El Codrill la observó esta vez con curiosidad parecía aburrirse por el hecho de que no diera un poco de lucha, le gruño, pero ella no se movió, solo lo miraba suplicando que terminará su trabajo.

El Codrill gruño una de nuevo, se levantó sobre sus patas traseras apuntando su gran hocico al pequeño cuerpo de Danna, esta cerró sus ojos de nuevo; sabía lo que venía no era la primera vez que veía a esas bestias hacer esa misma pose pues la más reciente que había visto fue exactamente la última vez que vio a Alan.

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