CAPÍTULO 3

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Mi alarma sonó, sacándome de los sueños que estaba teniendo, necesitaba un descanso, pero menos lo tendría ahora. Ya que había al fin me habían aceptado en la anhelada empresa de marketing digital que siempre había querido entrar.

El trabajo no era aburrido, todo se había vuelto monótono, ya era común tener que escribir maravillas en Internet de un producto que nunca había probado. Pero tenía motivos para asistir.

Park Jimin.

Dios, ¿En qué estaba pensando?, ¿Por qué el gerente se fijaría en alguien como yo?

Los pensamientos inundaban mi mente, así que me propuse levantarme y vestir bien, para Jimin.

Mierda —miré la hora en mi reloj y ya eran las 8:23 pm, tendría menos del tiempo que necesitaba y eso me comenzó a desesperar.

Me levanté de golpe y me dirigí rápidamente al baño, para tomar una ducha.

Me desnudé frente al espejo que se encontraba en la pared y sonreí al ver mi abdomen plano, había empezado a comer sano, tanta lechuga y ensaladas ya estaban comenzando a dar frutos.

Seguido miré mi miembro y también sonreí al ver lo largo que era, esa área lucía muy bien depilada. No puedo creer que aún hay gente conservadora que se deja los vellos por vergüenza, para el acto sexual uno debe verse bien, además, no es agradable lamer un pene y que los pelitos interrumpan, iught.

Nunca entendí la función de ellos, así que siempre me los retiraba delicadamente, procurando no contraer ninguna infección.

Mi físico estaba bien, pero no me agradaba mi rostro, mis ojos tenían un aspecto felino que no me gustaba, por lo tanto delineaba mis ojos para que tuvieran un mejor aspecto.

Me metí a la ducha y el rose del agua caliente en mi piel me hizo sentir relajado, comencé a esparcirla por mi piel y seguido me duché con normalidad.

Estaba maquillándome delicadamente, hasta que mi teléfono comenzó a sonar y contesté.

¿Sí? —contesté, mi voz sonaba un poco cansada.

¿Es este el teléfono de Min Yoongi? —preguntó una voz masculina.

Oh, sí ¿Qué necesitas?

—Yoongi, soy Jungkook, asistente de Park Jimin.

—Buenos días, Jungkook ¿A qué se debe tu llamada? —contesté, cordialmente.

Jimin está completamente molesto en su oficina, ¿Por qué aún no llegas? ¡Tu turno comenzó hace 20 minutos!

—¡SANTA VIRGEN DE LA PAPAYA! ¡Voy en camino!

Jungkook rió y colgó el teléfono, mientras yo apresuraba el paso y me dirigía hacia el edificio.

Buenos días, señor Park, disculpe el atraso —hice una reverencia mientras me adentraba a la oficina de mi jefe, este se encontraba sentado en su escritorio, dándome la espalda.

Su espalda era ancha y podía notar lo formados que estaban sus músculos gracias a su camisa.

Jimin era perfecto para mi gusto, pero el jamás se fijaría en su nuevo empleado.

De verdad estoy arrepentido, esto no volverá a pasar, señor Park —insistí.

No recibía respuesta de Jimin, por lo tanto me preocupé.

¿Señor Park? ¿Se encuentra usted bien?

Jimin se volteó de golpe, se acercó hacia mi, desafiante. Sus ojos penetraban con seriedad mi mirada y sentía que mi mundo se volteaba al tenerlo tan cerca de mí.

Estaba esperándote, Yoongi.

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