CAPÍTULO 26

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¿Yoongi? ¿q-qué dices?

No respondió, le miró de la forma más inocente y eso hizo que Jimin se sintiera de lo peor, ya que Yoongi quizás había olvidado todo lo que había echo anteriormente, sentía culpa, como si estuviera tocando con los dedos sucios una gran pieza de arte ubicada en el mayor museo artístico de Seúl. Su corazón afligía que estaba obligando al mayor, y lo menos que quería era hacer que se sintiera incómodo, forzado. Quizás Yoongi sólo estaba confundido, aunque el corazón del menor pedía a gritos la presencia de Yoongi, quería sentir su amor y su ternura, besarle todas las mañanas y perder la voz por tantas palabras y canciones dedicadas.

Pero quizás necesitaban un poco más de tiempo, debían conocerse más...

Pues las relaciones exitosas llevaban años de haber creado lazos victoriosos que conllevaban a una amistad profunda, llena de compresión y gustos similares.

Pues no pedía que Yoongi fuese igual a él, nada de eso. Porque eran muy diferentes, a Yoongi le gustaban los días fríos y la lluvia, en cambio a Jimin no le desagradaban las bajas temperaturas, si no que sus días favoritos eran donde la primavera se hacía presente y los árboles se decoraban delicadamente con pequeñas flores sobresaliendo de la punta de sus ramas. Los días calurosos donde podía ir a la playa a mojar sus pies descalzos o bucear.

Pero creía que era bueno buscar en alguien lo que a él le faltaba, para que fuese un apoyo en su vida, porque teniendo a una persona con los mismos gustos sería todo aburrido y fácil, no habrían peleas e indiferencias, y sí: son necesarias. Ya que así pueden buscar una solución conveniente para los dos, conversar las cosas como personas y terminar en una delicada sesión de besos sobre el sofá.

Su mamá siempre le enseñó que debía escoger bien, amar con todo su corazón y siempre dar una buena imagen, ser detallista. Pero no se refería a comprar grandes regalos como un viaje hacia la luna, o grabar su nombre en el cielo. Si no que un lindo poema junto a una salida al parque, contemplar la perfecta naturaleza juntos, caminar por la orilla de la playa cuando el sol está por esconderse o simplemente un beso corto en las mañanas antes de ir a trabajar.

Confundido le miró, pues quizás había escuchado mal, o quizás había interpretado de forma errónea las palabras de Yoongi. Lo rodeó con sus brazos y sonrió acariciando su cabello, se sentía mal, como si estuviese privando al mayor de su libertad, como si le obligara a pedirle ser algo más formal. Aunque su corazón rogara y pidiera a gritos que la presencia del mayor fue abundante y llenase su órgano vital de buenos sentimientos.

Besó una de sus sienes y sonrió, quería darle más tiempo, conocerlo más, aunque verle como su chico era una de sus más grandes metas en la vida.

Ah, Yoonie —suspiró— debo irme...

—¿Volverás?

No sé, yo...

El rostro del mayor palideció, y comenzó a buscar desesperadamente en su mente qué había echo mal, si su forma de actuar había sido errónea, entró en desesperación. Sus manos comenzaron a temblar, mientras que miraba a Jimin alejarse, dejándole ahí sin respuesta concreta, era lo peor.

Tonto —se volteó con una risa malévola y besó sus mejillas— es obvio que volveré, mañana, por supuesto.

Le volvió el alma al cuerpo.

—¿Crees que dejaría solo a mi chico? —rió— descansa sí, nos vemos...

Besó una de sus manos las cuales en su dorso tenían nuevas agujas clavadas, no tantas como anteriormente, pero sí seguían ahí atormentado al mayor y haciéndole llorar internamente cuando sentía que el líquido corría por sus venas, y para qué hablar del dolor que sentía cuando se las cambiaban. Sentía un dolor similar como el de golpearse el dedo pequeño del pie con la esquina del salón, o pisar un clavo. Tan así.

Asintió y sonrió, para ver cómo Jimin se alejaba de él y se retiraba, miró la habitación, y reflexionó sobre Jimin, sobre lo bien que le hacía sentir, le quería, mucho.

Miró las ventanas y sintió la lluvia caer, acompañada de truenos y relámpagos. Inmediatamente pensó en Jimin, por lo que tenía entendido andaba a pie, sin carro. Caminaba a verle a pesar de vivir lejísimos del lugar, pues Jimin estaba hospedándose en el departamento de Jungkook y no tenía idea del porqué. Así que tenía un nuevo motivo de plática con el menor para el próximo día.

Pensó en los suaves y carnosos que eran sus labios, sólo un roce con ellos le hacía sentir un terrible revoloteo en la pancita, algo así como ¿mariposas?, un sentimiento similar como la primera vez que sus dedos rozaron las teclas del piano, como la primera vez que recibió a su primer gatito, como la primera vez que el público aplaudió hacia lo que había compuesto. Era genial, simplemente genial.









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Está horrible pero estoy demasiado desanimada, perdón.

No quería dejarlas sin actualización, quizás otro día me salga mejor, ¿sí?

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