Nueva integrante.

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- Estoy ansiosa porque conozcas a tus hermanos. - La mujer de gafas se acercó a la menor para acariciar sus cabellos negros con mimo, realmente era una pequeña muy hermosa.

- Como verán, Mikasa es una niña muy inteligente, es algo tímida, así que si al inicio no habla mucho es normal, también tiende a ser sería en algunas cosas, pero es obediente, no les dará problemas ¿Verdad? - La superiora miró a Mikasa y le regaló una sonrisa aprobatoria para que supiera que estaba en su derecho y obligación de contestarle.

- Sí, señora. - Se sentía algo asustada, estaba temblando, ya no quería dejar a sus amigas, ya no quería dejar a las hermanas ni a la superiora, pero ahora las cosas eran distintas, y con miedo ocultó su rostro tras sus manitas.

- Mikasa, agradece como es debido antes de partir. - Está vez la mujer utilizó un tono mucho más serio que demostraba autoridad, haciendo sentir a la niña como una irrespetuosa.

- Lamento mucho mi falta de respeto, señor y señora, gracias por recogerme para formar parte de su bonita familia. - Luego de aquellas palabras, Hanji estaba al borde del llanto, era la primera y última niña que adoptaría, no supo cómo logró convencer a su esposo de aquello, sólo sabía que quería abrazar a la chiquilla y escucharla llamarla 'mamá'

- Bien, es hora de que dejes este lugar, Mikasa, escribe cuando desees, y la ropa que tienes la donaremos a otras pequeñas que la necesitan. - Se puso de rodillas frente a la diminuta criatura de ojos grandes e iris grises y la abrazó. Fue una muestra de cariño recibida de la mejor manera y correspondida. - Adiós, pequeña, cuídate. - Luego de eso se alejó para guiarnos hasta la salida, sin olvidar decirle a la chiquilla que se encargaría de despedirla de sus compañeras.

Con nostalgia la azabache subió al auto que pertenecía a sus nuevos padres, quienes sonreían de felicidad pura, finalmente una niña en la familia.

- Bueno pequeña, cuéntanos de ti. - Pidió amablemente Erwin, mientras abrochaba el cinturón de seguridad de la menor para evitar futuros accidentes. - No seas tímida, mami y yo te tenemos una sorpresa.

- Gracias otra vez por su amabilidad, señor. - Ya no quería sonar maleducada, no quería que la madre superiora quedara como una mentirosa al decir que era una muy buena niña.

- Supongo que debemos presentaron primero, Erwin. - Comentó la chica de gafas que parecía tener algo tras la espalda luego de estar unos segundos tras el auto. - Es un gusto, mi vida, mi nombre es Hanji y él es Erwin, espero que esto te guste.- Luego de esa rápida presentación, la cual Mikasa aún asimilaba, Hanji les permitió ver tanto a su esposo como a la niña que tenía tras la espalda. Un oso de peluche más grande, por ahora, que la niña quién de manera pacífica y con los ojos iluminados por tanta ternura lo recibió.

- ¡M-muchas gracias... señora Hanji, señor Erwin. - En cuanto lo tuvo en sus brazos lo apretó contra su pecho con toda la fuerza que tenía, que por supuesto era poca.

- Linda, no tienes que llamarnos señor y señora... - El hombre rubio no tuvo oportunidad de terminar su comentario puesto que su esposa le llamó la atención al susurrar con seriedad su nombre. Tenían que darle tiempo a la niña.

Le permitieron encontrarse callada durante el camino, pues estaba entretenida con el peluche y además de eso no lograba tomar confianza con rapidez. El único momento en el que su atención no fue clavada en el oso parecía algo triste, pues miraba como el orfanato quedó atrás junto a todas sus amigas y su rutina de vida diaria, pese a que eso último no lo sabía.

Después de un viaje largo y cansado, la niña se encontraba dormida sobre su asiento con el peluche al lado, lógicamente este ya no era víctima de sus abrazos, besos y constantes repeticiones del 'pinochito' para escogerle un nombre a su nuevo amigo. Que linda que era.

Pretty Little Girl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora