— ¡La falda es demasiado corta! — Peleaba mientras sentía como su sangre comenzaba a hervir.
— Deja escándalo, es la altura y forma correcta, además, está a nada de terminar la escuela, ella sabe cuidarse sola. — Contrarió Hanji a su esposo, quien repetía una y otra vez que la falda que utilizaba su bebé era demasiado corta, que exponía demasiada piel y que más de una persona la miraría de manera incorrecta.
— Estoy bien así, papá, es sólo el uniforme de la escuela. — Comentó luego de suspirar, Mikasa, una chica de cabello casi completamente azabache, piel clara, una que otra peca muy pequeña sobre sus mejillas, labios color cereza y ojos grises grandes y expresivos, una que otra perforación y mucho que decir. Era una chica hermosa sin duda, de diecisiete años de vida recién cumplidos meses atrás.
— Mi niña, prometeme que no tendrás novio por ahora. — Pidió el rubio de ojos azules mientras abrazaba a la menor, quien solo mostró una expresión de incomodidad que hizo reír a su madre.
— Déjala en paz, Erwin, ya es hora de que se vaya. — Comentó Hanji para luego entregarle a la chica una bolsa de papel que contenía un empaque plástico con su almuerzo en el interior.
— Mamá... ¿Vi-San llegará pronto? — Preguntó algo nerviosa, mientras recibía aquello que su madre tenía entre las manos para luego guardarlSí en su mochila.
— Sí, así es, puedo decirle que te recoja en la escuela esta tarde. — Respondió la mujer de gafas algo confundida, esperando que la menor aceptará aunque lógicamente no sería así.
— No. — Se negó rotundamente, suspiró para controlar el mal humor que llegó de golpe y decidió que era hora de partir. — Adiós, volveré en unas horas.
— Claro, ten un buen día, cariño. — Se despidió su padre con una expresión de preocupación, sabía que pedirle a su hija menor que perdonara al mayor por lo sucedido no era algo fácil de lograr y mucho menos algo que Levi mereciera.
Mikasa llegó a la estación del metro y subió levemente su bufanda para cubrirse del frío, esa bufanda siempre la protegía de esa clase de clima, no le gustaba el frío para nada, era molesto, le traía malos recuerdos.
— ¿MIKASA? ¿ERES TÚ? — Esa voz no era reconocida por la azabache, que dirigió su mirada a una chica un poco más altas que ella. Tenía una coleta media de color castaño, la piel clara y ojos marrones, traía un pan medio comido entre las manos y un par de migajas en los labios.
— Supongo ¿Quién eres tú? — Preguntó algo confundida mientras miraba atentamente el rostro de la más alta, por unos centímetros. Sentía que la había visto en alguna parte, pero ningún recuerdo llegaba a su cabeza.
— ¿En serio me olvidaste? ¿A mí? — Lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos y la más baja se empezó a desesperar, no conocía en definitiva a la muchacha que lloraba desconsoladamente sobre ella, pues se abalanzó momentos atrás como una completa desquiciada sobre su cuerpo.
— Oye... en verdad... — Ni siquiera pudo terminar de quejarse porque otra voz se unió al más extraño momento que se vivía en la parada del metro a las seis de la mañana.
— ¡CHICA PATATA! — Gritó una rubia mientras la emoción que había impactado contra su cuerpo se hacía cada segundo más grande.
— ¡ANNIE! ¡TAMBIÉN ESTÁS AQUÍ! — La castaña soltó a Mikasa y corrió al encuentro con la rubia que la recibió con los brazos abiertos estando apenas a medio metro de distancia.
— ¿Patata? — En su mente algo se movía, algo le decía que conocía a esa chica y su corazón palpitaba con fuerza.
— Annie, Mikasa no me recuerda, es mala amiga. — Exclamó fingiendo molestia estando entre los brazos de la rubia.
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Pretty Little Girl
FanficMikasa es la pequeña adoración de una familia, conformada por Hanji, Erwin y sus hijos por adopción. Pese a que tienden a tener una gran cantidad de trabajo siempre sacan el tiempo necesario para sus hijos. Son siete hermanos para una sola niña, la...